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Y todo empieza por...

Una chica, un chico y un coche ❤️

No entendía porque estaba metida en un psiquiátrico a las diez de la noche un domingo. Caminando por los oscuros pasillos como si no fuese ilegal, como si no debiera preocuparme el hecho de que Ether había conseguido la llave del lugar misteriosamente.

Todo empezó cuando yo estaba en casa, a las nueve -hora de dormir incluso para la persona más triste del mundo- y ella llegó lanzando piedras a la ventana porque si tocaba el timbre mamá se daría cuenta. Me chantajeo para que la acompañara, poniendo de excusa que algo malo le pasaría si estaba sola.

Ether dió cinco pasos de elefante y cruzó en un pasillo, tropezando ridículamente con una mesa llena de instrumentos que alguien había dejado pérdida. Se tiró al suelo a recoger todo, chocando los instrumentos entre ellos y haciendo un escándalo mucho mayor cuando todo se le cayó de los brazos.

Aparté la mirada a cualquier objeto o puerta alrededor, llena de vergüenza agena. Se levantó, sonrojada por la vergüenza y el enojo, y siguió adelante como si nada.

Jesucristo, estaba encerrada en el edificio más silencioso del mundo, con la chica más ruidosa del mundo.

-Ether, no encontraras la oficina del doctor Marsh así. Sólo haces el ridículo ante las cámaras.

Señalé una cámara de seguridad, y ella maldijo, pegándose a la pared.

Esa cámara estaba dañada, como todo en aquel pueblo, en realidad. Las construcciones eran tan viejas que casi nada servía, a excepción de algunos ascensores.

Me estaba cansando de verla hacer estupideces.

-Entonces dime donde está -exigió, sin separarse de la pared.

No, gracias, prefiero verte hacer el ridículo por un rato más, quise decirle, pero mantuve la boca cerrada.

-Es sólo una oficina llena de informes de lunáticos y gente enferma, no hay nada que buscar allí. ¿Qué es lo que quieres? ¿Encontrar el informe de Keim? Porque no me extrañaría verlo.

-Ya te lo dije; lo sabrás cuando lleguemos.

Suspiré con cansancio, y me adelanté a ella con mi linterna. En realidad, si tenía algo de curiosidad por lo que quería mostrarme, pero no quería meternos en problemas.

No había seguridad, sencillamente porque aquél edificio había sido abandonado hace muchos años, y el sujeto que lo compró para hacer un psiquiátrico era demasiado tacaño para contratar seguridad decente. No era el edificio más grande del pueblo, tampoco, ni el más frecuentado, quizás porque los habitantes de allí tenían dar a conocer que estaban mal de la cabeza.

Mientras me acercaba a la oficina del doctor Marsh, me extrañó ver que la puerta estuviese abierta, mostrando un cuadrado de luz en el suelo.

Ether se adelantó rápidamente y se asomó dentro, haciéndome una señal que indicaba que estaba vacío.

Fui con ella, muerta de curiosidad.

-Ether -dije, volviéndome-, ¿sabes el frio que hace para que enciendas ese ventilador?

-Vamos, nena, tengo calor.

El ventilador me apuntaba en la cara, y el frio era insoportable. Me cubrí mejor con mi sudadera y la miré registrando entre los papeles.

-¿Quieres darte prisa? Si mamá despierta y se da cuenta que no estoy va a matarnos, y no quiero conducir sola a casa tan tarde.

-Pues llama a Keim para que te acompañe, para eso están los novios.

𝐴́𝑛𝑔𝑒𝑙𝑒𝑠 𝑦 𝐷𝑒𝑚𝑜𝑛𝑖𝑜𝑠  [#1/COMPLETA ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora