𝐴́𝑛𝑔𝑒𝑙𝑒𝑠 𝑦 𝐷𝑒𝑚𝑜𝑛𝑖𝑜𝑠 [#1/COMPLETA ✔️]

16

Ups

Mis manos estaban pegadas al volante, y tenía que concentrarme para que ningún coche chocara contra nosotras.

El pulso de Ether seguía sin calmarse, y ella sólo estaba allí sentada, pegada al asiento con todo su cuerpo tenso y la vista pegada al frente. No había dicho nada desde que logramos alejarnos.

Estábamos a kilómetros de la feria, y todos los coches posibles avanzaban acelerados a nuestro alrededor, huyendo. Era increíble que, en medio de toda esa destrucción, alguien se detuviera a llamar a los bomberos.

Mis manos sudaban frio y la cabeza me daba vueltas por toda la conmoción. Quizás sólo era la adrenalina lo que me mantenía con la vista al frente.

Ether llevó sus manos a su rostro, y cubrió su cara con vergüenza.

—No debía subir —su voz fue ahogada con sus palmas—. Ni siquiera debía ir a la feria si tú no querías.

—No digas tonterías, no había forma de evitar lo sucedido.

—Pudo pasarte algo malo.

La miré por un segundo.

—Pero estamos bien.

—Pero, ¿y los demás? —descubrió su rostro, mortificada, para apoyar los codos se su rodilla y ocultarse otra vez— ¿Por qué siento que fue mi culpa? ¿Por qué me siento así, Elle?

Sus palabras me desconcertaron. Era ridículo pensar eso.

—No había un modo en que eso no pasara —le aseguré, intentando tranquilizarla—, estando o no nosotras allí. No fue tu culpa lo que pasó, y toda esa gente que murió allí no son nuestra responsabilidad.

No lo eran, estaba segura de eso.

—¿Cuántas veces te sentiste segura de algo y terminó siento falso, Elly?

Miré alrededor, desconcertada al reconocer la voz masculina. Además de Ether y yo, el coche estaba vacío.

Parpadee para alejar la confusión y miré al frente, sintiendo un cosquilleo en mi nuca. Casi podía escuchar la risa sádica de Keim junto a mi oído.

Incluso en mis más ocultas locuras él estaba presente, increíble obsesión la que me estaba abordando.

Tragué saliva, para alejar el mal sabor que me provocaba su presencia, e intenté concentrarme en que Ether estuviese bien.

—¿No estás herida?

Aparté la mirada de la carretera para verificar.

Ether llevó sus manos a su nuca e hizo una mueca.

—Sólo me duele aquí, de cuando ese tipo me empujó.

—Te pondré hielo cuando estemos en casa.

Cuando me volví al frente, ocurrió la cosa más extraña que habría vivido esa noche.

Nos oí chillar de pánico y moví desesperadamente las manos en el volante, intentando evitar a todo costo lo que estaba frente a nosotras.

Una persona.

Mientras más intentaba evitar aquello, una fuerza invisible luchó contra mis manos, haciéndome ir directamente hacia la persona en medio de la carretera.

—¡¿Qué estás haciendo?! —Ether me sacudió, espantada—. ¡Vira ahora, maldición!

—¡Qué no soy yo!

Intenté luchar por mantener el control del volante mientras éste se movia al lado contrario, sembrando el caos en la carretera. Y entonce el acelerador hizo acto de presencia.