- Vamos- le dijo Jassmine desde el umbral de la puerta. La miró aún con los ojos llorosos; ella le dio la espalda y salió de la habitación, seguida de las cuatro chicas. Cansado, dejó que su cuerpo obedeciera las órdenes y le sacara de la casa. Caminaron un par de manzanas más; no había vuelto a hablar, no desde que hizo que un testigo animal presenciara el asesinato. Venus tampoco había vuelto a dirigirle la palabra, sólo caminaba a su lado en silencio. Le miró pensativa.
- Jassmine se encargará de que no vuelvas a tu casa sin haberle dado sexo antes- le dijo mentalmente. No la miró.
- ¿Obliga a todas las personas que son como yo?- preguntó desganado.
- No, normalmente las Estrellas tienden a enamorarse de ella. Jassmine... se aprovecha tanto de chicos como de chicas- confesó tranquila. El rubio suspiró.
- No me he enamorado de ella- respondió sincero. Venus sonrió ensimismada.
- Lo sé; eres la primera Estrella que no lo hace- comentó- Tu corazón ya le pertenece a alguien- añadió.
- ¿Podéis poseer a cualquiera?- murmuró curioso, aún no había llegado a esa parte de la Cultura Sanguinaria. Venus le volvió a mirar.
- No- contestó- Sólo podemos con las Estrellas, con las personas de tu raza- aclara.
- Mi amor, ésta es la última muerte de tu noche...- le informa Jassmine, con una gran sonrisa alegre en los labios y un brillo especial en los ojos. Samuel miró una última vez a Venus, que le guiñó un ojo y sonrió, para hacerle olvidar lo que estaba a punto de hacer por tercera vez en aquella noche.
- Puedes hacerlo- le susurró su voz en la cabeza. Asintió y afrontó su último asesinato.Avanzó por el oscuro pasillo principal de la mansión en la que se encontraba. Subió la escalinata de cristal que había a su izquierda. Caminó hasta la primera puerta, vio a una joven pareja durmiendo apaciblemente y algo le recorrió la espalda. Caminó a la siguiente, daba a la habitación de una niña de tres años. Se acercó a la siguiente y admiró el gran letrero que anunciaba su nombre: "TYLER". Suspiró y llevó su mano al pomo, lo giró lentamente... Algo sonó al otro lado.
- Tiene un mecanismo que le despertará en cuanto abra la puerta- murmuró en voz muy baja. La chica pelirroja se volatilizó a su lado derecho.
- Katrina, encantada- susurró tendiéndole la mano para presentarse. Sam sonrió extrañado y le dio un firme apretón de manos- Solucionaré eso en un periquete, espera callado- le dijo alegremente. Asintió.
Poco más tarde, se abrió la puerta desde dentro y Katrina volvió a saludarle con un gesto simpático de su mano. Respondió con el mismo gesto y la chica desapareció convirtiéndose en aire.
Entró admirando cada adorno que decoraba la habitación con figuritas de Stars Wars, pósteres de videojuegos y dibujos de átomos y teorías científicas... Miró al chico y se asombró, era realmente atractivo. Se arrodilló a su lado y le escuchó respirar tranquilo.
"No lo volverás a hacer más, inspira una última vez"
Pensó en su fuero interno. Como si le hubiese escuchado, el chico obedeció; Sam acarició su mejilla y le proporcionó un profundo corte cerca de la arteria aorta. Katrina reapareció junto a él y comenzó a beber de toda aquella sangre. Salió rápidamente de la mansión sin mirar atrás; para su sorpresa encontró a Venus esperándole en la entrada con los brazos abiertos. Corrió hacia ella sin ocultar su amargo llanto; se refugió en su pecho, lloró desconsolado y, entonces, sintió que le abrazaba con fuerza.
- Abandono- le dijo al oído, con una sonrisa contenta.
- ¿De qué sirve que abandones ahora?- preguntó algo molesto.
- Tu cuerpo vuelve a pertenecerte; corre, vuelve a casa antes de que Jassmine sepa que has escapado- susurró soltándole. Él retrocedió unos pasos.
- ¿Qué pasará contigo?- preguntó asustado. Ella sonrió con ternura.
- Ahora sólo importa que tú estés a salvo- contestó calmada. Sam miró en dirección a la casa de los Collins y, luego, volvió a mirar a Venus. Se sonrieron mientras ella le hacía un gesto de despedida y salió corriendo a esconderse.Corrió durante media hora sin detenerse mucho a pensar el camino que debía escoger y se paró junto a un bar que aún estaba abierto. Encendió el teléfono y descubrió que Mathew le había llamado más de quince veces. Aún con el susto en el cuerpo, tecleo el número del chico moreno y esperó a que contestara.
- ¿Sammuel?- escuchó preguntar a aquella preciada voz que tan bien conocía.
- Matt, sácame de aquí, llévame a casa contigo por favor- pidió tratando de no echarse a llorar de nuevo.
- ¿Dónde estás, Sam? Voy a por ti- accedió el mayor. Al rubio se le dibujó una suave sonrisa en el rostro.
- En el barrio de los inmortales, junto a un bar que se llama Gotham- respondió, extrañando a su amigo.
- Estoy allí en tres minutos, no te muevas- anunció el moreno.
... Su llamada ha sido finalizada ...Mathew apareció en menos de lo que había prometido y Sam lo apreció. Como la última vez, el mayor le tendió un casco y, en cuanto Sam se lo puso y hubo subido a la moto, salieron de allí.
Sammuel abrazaba con fuerza al chico moreno, como intentando que no se alejara demasiado de él, temiendo que algo malo pasara. Matt soltó una mano del manillar y tomó la del rubio, entrelazando sus dedos discretamente.
- Estaba muy preocupado por ti, Sam- confesó sincero- No imagino lo que sería de mí sin que estuvieras aquí- continuó diciendo. Sammuel se sonrojó ante aquellas palabras.
- Promete que no preguntarás nada hasta mañana por la mañana, solo quiero llegar y que vayamos a dormir- pidió el más bajo. Matt sonrió al darse cuenta de que lo estaba recuperando.
- Como quieras, enano- accedió contento.
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Sangre Mortal: La Profecía
FantasySammuel es un atractivo chico de diecisiete años al que le encanta salir de fiesta, las chicas y pasar tiempo con su mejor amigo Matt. Una noche, en la discoteca más concurrida de la ciudad, Sammuel se reencuentra tras mucho tiempo con una chica a l...