Abrió los ojos lentamente, encontrándose frente a él al chico que había sido su mejor amigo por tanto tiempo. Sonrió y, llevando una mano a su pelo, le acarició tiernamente. El chico suspiró calmado, sin apartar de sus labios esa curvatura dormida que indicaba paz. Se movió un poco, acercándose a él. Tenía la sensación de que todo había vuelto a la normalidad de nuevo, la sensación de que aún eran esos días despreocupados antes de los últimos tres meses, cuando aún quedaba con Sam frente a SubAntro y hacían la Táctica n° 23. Pero no era así.
Miró detenidamente al chico rubio que aún dormía. Su melena rizada y rubia como el oro estaba algo alborotada a causa de la noche anterior; tenía la tez algo sonrosada y tersa, muestra de su juventud; sus ojos verdes estaban cerrados sin ningún tipo de presión; respiraba tranquilo; y, sus labios sonreían levemente.
- Sammy- susurró, llamándole dulcemente- Sammy, enano- repitió al ver que no obtenía respuesta. El rubio gruñó dormido- Sammy, cariño, debes despertarte- insistió con una risa deshecha en ternura.
- Déjame un poco más... Estoy cansado por lo de anoche- pidió quejumbroso. Matt vio sus mejillas sonrojarse un poco tras decir lo último y se rió, haciendo que los ojos verdes del menor se abrieran para mirarle curiosos- Buenos días, idiota- saludó, aún con media cabeza enterrada en la almohada.
- ¿He oído bien? ¿Sigues cansado por lo de anoche?- preguntó con malicia, sabía que hablar sobre ello avergonzaba al rubio. Sam enrojeció al escuchar su pregunta tan directa y asintió tímidamente.
- Demasiadas sensaciones y saltos para una sola noche- comentó en voz muy baja, cerrando los ojos de nuevo con la intención de descansar su cuerpo mientras continuaba pendiente de aquella conversación. Sintió la amplia sonrisa del moreno.
- Sólo lo hicimos tres veces, enano- murmuró él entre risas, casi burlándose del menor- Seguro que con todas las chicas anteriores aguantabas más- se quejó, haciendo que su voz sonara triste y pesada. Sam abrió de nuevo sus ojos y le miró serio.
- El amor me agota- confesó sin ningún tipo de emoción en el rostro- Además, habla el que no acabó con el culo roto- añadió, dejando que su vergüenza volviera a aparecer coloreada en sus mejillas mientras sonreía.
- Ayer no te quejabas, más bien todo lo contrario- musitó el moreno, con una expresión pervertida entre sus labios. Sam se rió nervioso.
- Sé muy bien lo que hice ayer, no tienes que recordarme nada- anotó tímido, girando la cabeza para aplastarla contra la almohada y gritando de forma ahogada. Se rieron- Admite que te encantó- ordenó, volviendo a mirar al mayor con intensidad.
- Me encantó hacerte el amor, Sammy- suspiró el chico, alargando la frase de forma que esta pudiera sonrojar más el rostro del rubio. Lo consiguió.
- Tu... Solo... Solo tenías que decir... No tenías porqué...- tartamudeó Sam, realmente avergonzado. El moreno soltó una carcajada y le acarició con cariño.
- Sam- suspiró de pronto, llamando la atención del mencionado- Te quiero, idiota- confesó sonriente. El rubio sonrió, sintiendo como una sensación de calma mezclada con alegría se expandía por su cuerpo.
- Yo también, estúpido- reconoció segundos después, en voz muy baja. Volvió a cerrar sus ojos; realmente estaba muy cansado. Suponía que todo era a causa de la noche anterior, no durmió hasta pasadas las cinco de la mañana por culpa de la excitación y de su amigo. Ahora estaba teniendo una exitosa resaca sexual, como el llamaba a la situación de querer dormir todo el día después de una noche así de movidita.
- Sammy- escuchó insistir a Matt.
- ¿Sí?- preguntó sin abrir los ojos, en un bostezo.
- ¿Te gustaría ser mi novio?- cuestionó el chico junto a él. Abrió los ojos y se río.
- Que indecente, me quitas la virginidad a base de pollazos sin haber tenido ni una cita y, ahora, te permites hacer esa pregunta- dijo mirando al moreno con burla, dejándole descolocado- Ya eras mi novio desde anoche, capullo- murmuró antes de besarle posesivamente- Y eres mío, ya no más sexo con tías ni comentar lo buena que está Alexia la de primero- musitó, separando sus labios un momento- Mío. ¿Entendido, Daddy?- insistió antes de volver a besarle casi con desesperación.
- Tuyo- asintió el moreno, sonriendo complacido ante el acto de posesión del rubio.
- Así mucho mejor- sonrió con perversión el menor, sintiendo que la sensación de sueño se desvanecía dejando paso a la excitación.Se sentaron a la mesa con una sonrisa en sus labios que, los padres de Matt, notaron. Sentados el uno al lado del otro comenzaron a desayunar con calma y silencio, tan solo compartiendo miradas cómplices de vez en cuando.
- Veo que estáis reconciliados- comentó Cora con una sonrisa feliz. Ambos levantaron la cabeza para mirarla y asintieron- Entonces ya podréis ir Noyanne Tumlar- añadió curiosa, sentándose frente a Sam y desayunando. El rubio miró a su novio, confundido.
- Noyanne Tumlar... ¿Esa no era la diosa de tu historia sobre las tormentas?- cuestionó interesado.
- Sí, pero también le da nombre a La Ciudad Oculta- respondió- Se me olvidó decirte que debemos viajar allí por lo de las Vampiresas Pentágono- añadió distraído.
- ¿La Ciudad Oculta?- preguntó después.
- Si, es la ciudad natal de todos los seres mitológicos- explicó el moreno rápidamente. Sam asintió levemente con su cabeza.
- ¿Y por dónde queda más o menos?- se interesó. El mayor se rió.
- No está en ningún mapa, como su mismo nombre indica: está oculta- sonrió- Mamá nos abrirá un portal hasta allí y estaremos como mucho una semana, no es bueno que te vean allí y te reconozcan- sumó, mirando a su madre. Ella hizo un gesto de aprobación con su cabeza.
- ¿Y por qué no?- quiso saber Sam, dándose cuenta de que no sabía ni la mitad de su propia historia. Cora dejó su taza de café en la mesa y le miró a los ojos.
- Verás, Sam, eres parte de una profecía y, por ello, todos quieren tenerte en su poder- dijo seriamente- Si alguien llegara a reconocerte, podrían secuestrarme y hacer algo peor cuando estuvieras en sus manos. No queremos arriesgarnos a que eso pase, por eso, viajaras con Matt y tratarán de no quedarse en la ciudad más tiempo del debido- comentó en un susurro. El rubio asintió comprendiendo la gravedad de la situación y miró algo asustado a su novio.
- Saldrá bien, enano- trató Mathew de animarle con una sonrisa, tomando su mano y entrelazando sus dedos, indicando que no le dejaría solo.
- ¿Qué dice la profecía?- preguntó curioso.
- Preferimos que no sepas nada sobre ella, así no te preocuparas cada vez que tomes un decisión- contestó Arnold, mirándole desde su sitio, apoyado en la encimera de la cocina con una taza de té en su mano. Sam asintió de nuevo, tal vez sería mejor pensó, tal vez tuvieran razón.
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Sangre Mortal: La Profecía
FantasySammuel es un atractivo chico de diecisiete años al que le encanta salir de fiesta, las chicas y pasar tiempo con su mejor amigo Matt. Una noche, en la discoteca más concurrida de la ciudad, Sammuel se reencuentra tras mucho tiempo con una chica a l...