Se puede tratar de comparar tú sonrisa con la fuerza de las olas del mar. O perderse en la inmensidad de tus palabras con claro sentido, viene el viento corriendo a la deriva y aún después de tanto te considero mi recuerdo más preciado.
Fugaz como una estrella y callado como el fuego, que más se le puede pedir a la vida.
Oye chico que va con las olas, te juro que sí no demoras te puedo regalar una flor de azucena con colores de la primavera.