Marco sigue tumbado en el césped. Se queja de la rodilla derecha mientras Isco y Ramos se acercan a él para ver cómo está. Yo cada vez estoy más nerviosa. Lo que parecía ser un golpe de nada, está siendo más serio.
- ¡No se levanta del suelo! -grito preocupada.
- Estará bien, Carol. Tranquilízate, por favor. -me pide Paula mientras me da algo de agua.
- No puedo verle así y estar aquí sin poder hacer nada, me niego.
- Hasta que no acabe el partido no podremos hacer nada, Carolina. -sigue diciendo Jesús.
Intento tranquilizarme pero es misión imposible cuando veo al cuerpo médico entrar en el terreno de juego. Finalmente, Marco tiene que salir del campo ayudado por el cuerpo sanitario.
Veo el resto del partido angustiada. No puedo marcharme ya que, por mi trabajo, después tengo que asistir a la posterior rueda de prensa y hacer la crónica del partido.
Una vez acaba el encuentro, me dirijo a la sala de prensa. No tarda en aparecer el entrenador del club madridista. Comenta las mejores jugadas del partido, tanto de los suyos como de los rivales, y habla de la lesión de Marco.
- En cuanto a Marco... Aún no están los resultados, pero de momento parece ser más grave de lo que creíamos en un principio. -anuncia y a mí me cae esa información como una jarra de agua fría. - Es un jugador muy fuerte y estoy convencido de que pronto podrá volver a jugar.
En cuanto acaba el míster la rueda de prensa, salgo de la sala. Busco mi móvil en los bolsillos y marco el número de Isco, no sé si Marco está disponible.
- Isco -hablo nada más descuelga el teléfono el malagueño- ¿Dónde estás?
- Estoy en el vestuario, ¿dónde estás tú? Salgo a buscarte.
- En la sala de prensa, fuera en la puerta. Te espero aquí.
En cinco minutos Isco está delante de mí. No puedo evitarlo, le abrazo y comienzo a llorar.
- No llores, tranquila. -me acaricia el pelo- Se pondrá bien. ¿Quieres verle? -propone.
- ¿Está aquí? -pregunto sorprendida.
- Sí, aún no le han llevado al hospital. Pero tranquila, los médicos están con él. Ven, vamos a verle. Conociéndole, estará de los nervios por saber cómo estás tú.
Caminamos por dentro del estadio y cruzamos una puerta. Isco abre otra y nos asomamos, allí está la persona que más feliz me ha hecho hasta ahora. Los médicos que le revisan la rodilla nos miran y él asiente, para que nos dejen pasar.
- ¡Marquito! -exclama Isco acercándose a él. - ¿Cómo estás?
Yo ni si quiera puedo moverme.
- Bueno, podría estar mucho mejor. Dicen que tendré que estar 3 meses fuera.
- ¿Qué? -pregunto nerviosa. Es lo primero que digo. - Eso es mucho tiempo. -confirmo mientras las lágrimas amenazan de nuevo con salir.
- Cariño, estoy bien. -intenta tranquilizarme Marco. - Ven, acércate.
- No puedo verte así, odio estas cosas del fútbol.
- Me recuperaré muy pronto, ya lo verás. -me coge de la mano. Estira de ella y me agacho. Una vez más cerca de él, me besa.
Esa noche Marco la pasa en el hospital, al día siguiente tienen que acabar de hacerle pruebas para llegar a conclusiones exactas y descartas lesiones mayores. Gilberto e Igor me llaman y me avisas de que mañana por la mañana estarán aquí, con nosotros.
Finalmente, Isco tiene lesión para 3 meses. Tiene que reposar las tres primeras semanas y después tendrá que hacer rehabilitación todos los días. Hasta que los fisioterapeutas y los médicos consideren que puede volver a jugar eficazmente.
En casa están con nosotros Igor y Gilberto. Estos nos animan mucho a los dos, porque ambos lo necesitamos.
No paro de pensar que tengo que hablar con Marco. Tengo que contarle que me marcho a Málaga, aunque yo no quiera. He convencido a Paula para que no sea ella quien se lo cuente, prefiero hacerlo yo. Pero sé que ahora mismo no es el momento, él está echo polvo con la lesión. Además, su padre y su hermano están a todas horas con nosotros.
- ¿Estás bien? -pregunta Marco cuando vamos a dormir.
- Sí, ¿por qué? -le beso.
- Estás muy callada. -dice mientras me devuelve el beso.
- Estoy preocupada por tu rodilla. -miento, aunque en parte eso también me influye.
- Tranquila, estoy bien. Y en nada y menos, estaré mucho mejor. -me besa y me acerca más a él.
- Marco, cariño. -me separo de él- Para, no puedes forzar la rodilla.
Me mira con cara de pena y yo me río. Es igual que un niño pequeño.
- Bueno, vamos a dormir. - me da un último beso - Mañana vendrán Isco, Lucas y Álvaro para hacerme compañía, ¿vale?
- Perfecto. -le beso para posteriormente dormir.
Marco se gira acomodándose. Yo empiezo a darle vueltas a la cabeza y sé que no voy a poder dormir.
- Marco. -le digo antes de que se duerma.
- Mmm -contesta adormilado- ¿Qué pasa?
- Tengo que hablar contigo. -suelto de golpe y sin pensar.
Se incorpora rápidamente en la cama y me mira preocupado:
- ¿Qué pasa? ¿Es algo malo? -pregunta nervioso.
- Me tengo que ir. -va a hablar pero le corto poniéndole mi mano en la boca - Las prácticas del máster las tengo que hacer en Málaga, así lo puse cuando hice la matrícula. En esa época yo no te conocía, ni me imaginaba que nada de esto iba a pasar.
- ¿Pero cómo te vas a ir? Tiene que haber alguna solución, no puedes marcharse así porque sí.
- Marco, por favor. No me voy porque yo quiera, todo lo contrario. Pero la empresa que me toca ya cuenta conmigo y no puedo fallar.
- ¿Me lo estás diciendo en serio? -pregunta sin creerlo.
No puedo evitarlo y comienzo a llorar.
- Yo no quería contártelo. No quiero irme. Pero ahora muchísimo menos. Te veo así, sin apenas poder moverte y... -no puedo seguir por las lágrimas.
- Encontraremos una solución, ya verás. Haré lo que sea para que te quedes. ¿Para cuánto tiempo sería?
- Unos seis meses, más o menos. Después de eso, mi idea antes de conocerte era volver a Madrid para seguir haciendo cosas. Pero claro, ahora que estoy contigo la idea de marcharme aunque después vuelva, es muy dura.
- Piénsalo, piensa que podemos hacer algo. Además, aquí ya trabajas en una agencia. Podrías hablar con ellos y cambiar el destino de prácticas, ¿no?
- Marco, cariño, ya tengo tomada la decisión.
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Mi pequeña casualidad - Marco Asensio
FanfictionLas pequeñas casualidades hacen grandes las cosas, de eso estoy segura. Y conocerte, fue la pequeña casualidad que me ayudó a crecer. O quizá, el destino quería que tú formaras parte de mi caos; así sin más. -Cualquier coincidencia con la realidad e...