Siento deciros que llegó el fin de "Mi pequeña casualidad". Me da muchísima pena, he pasado tantos momentos con esta novela, y hay tantos capítulos que me han marcado demasiado. Espero que os haya gustando leerla, tanto como a mí escribirla.
Ahora mismo, estoy escribiendo otra nueva novela en la que vosotras/os sois las/los protagonistas. En mi perfil la encontraréis, "VERANO EN ENERO". Prometo que volveré a escribir otra novela sobre Marco tan cercana como esta.
Muchas gracias por llegar hasta aquí, por hacerme feliz y por ser como sois. Un beso enorme.
Camino nervioso hacia la puerta. Miro al suelo, seguidamente hacia el techo, respiro profundamente y me decido a abrir la puerta.
—¡Buenas! —saludo nada más abrir—. ¿Estáis listas? Esto no ha hecho más que empezar, qué se preparen todas las que vengan.
Comienzo a animar a las jóvenes que forman el equipo. Y sí, conseguí mi objetivo: formar un equipo femenino del Real Madrid. Se lo debía a mi hija e incluso a Carol, quién ha estado más presente que yo en todo el proyecto.
—¡Vamos a ganar! —corean las veinte chicas que hay en el vestuario—.
—Es hora de salir al campo —anuncio, animándolas a salir delante de mí—.
Mara se queda atrás de sus compañeras y me abraza.
—Gracias por cumplir mi sueño. Te prometo que lo vamos a dar todo y que algún día, llegaremos a jugar en la primera división femenina. Y estoy segura de que mamá y tú estaréis ahí para verlo y celebrarlo.
—Te quiero, cielo —consigo decir antes de darle un beso en la cabeza—. Ahora, sal ahí y demuestra lo que vales.
Mara sale corriendo por el túnel de vestuarios para llegar al campo y reunirse con las demás. Cojo la bolsa con las toallas y las botellas de agua, un balón y mi chaqueta, y me dispongo a salir. Pero unas manos rodean mi cintura y me impiden avanzar.
—Te desearía suerte, pero no la necesitas —Carol pasa por delante de mí hasta estar a mi altura y me besa—. Sé que vas a guiarlas muy bien y que van a ganar. Tienen al mejor entrenador del mundo.
—Muchas gracias, cariño —beso a Carol y cierro los ojos emocionados—. Si ganamos, la victoria será tan tuya como mía. ¿Lo sabes?
—Todo lo que he hecho por hacer esto posible, ha merecido la pena. Ahora sal ahí, antes que empiece el partido sin ti. Estaré en las gradas animando al equipo, si necesitas apoyo no dudes en llamarme.
Voy a responderle pero alguien aparece por la puerta, interrumpiéndonos.
—Papá, mamá —el pequeño Marcos, ya no tan pequeño, nos mira intimidante—, dejaros los mimos para otro momento. El partido está a punto de empezar.
El partido empieza igualado. Las rivales guardan muy bien la línea ofensiva. El juego a la contra siempre ha sido el punto fuerte de mis chicas, pero con equipos así no podemos. No llegan arriba. Por lo que decido sacar a otra jugadora arriba y quitar a una central. Necesitamos movimiento. Al descanso vamos empate a 0. En la segunda parte, en el 73' las rivales atacan, una contra una. Nuestra portera acaba sacando el balón fuera. Córner a nuestra contra, balón que sale a la larga y consigue robar una de las mediapuntas de mi equipo. La número 12 consigue abrir a la banda para Mara, que sale a la carrera, y llega justa para dársela a su compañera cerca del segundo palo. Esta acaba acorralada y no le queda otra que devolverla para Mara que, tras un regate, consigue abatir la portería rival.
No puedo ser más feliz. Mi hija, la que ahora lleva el dorsal 20 por mí, acaba de marcar el primer gol del equipo. Corre hacia el banquillo y me abraza.
—Papá este va por ti.
Una vez en casa, me sorprendo al ver a Isco en mi salón.
—¿Qué haces tú aquí? —pregunto mientras me siento a su lado—.
—He venido a hacerte la visita —dice riendo—. ¿A ti qué te parece? —pregunta irónico mientras mira hacia a un lado—.
Miro yo también y veo a Mara con Isco jr hablando entretenidamente.
—Están juntos, ¿no? —pregunto indiferente—.
—Sí —contesta Carol apareciendo por el salón con Paula—. ¿Tienes algo que decir?
—No, no —niego, convenciéndome a mí mismo—.
Marcos aparece por allí mirando al móvil.
—Papá, ¿puedo salir con mis amigos?
Una vez que solo quedamos Isco, Paula, Carol y yo en casa, suspiro.
—¿En qué momento ha pasado el tiempo tan rápido?
—Tú también tuviste la edad de nuestros hijos, quejica —responde Isco—.
—Por cierto, Isco —le miro serio—, había pensado que podrías ser el segundo entrenador del equipo femenino. ¿Qué te parece?
—¿En serio? —el malagueño sonríe feliz—. Pues claro que sí, me parece muy bien. Te aseguro que vamos a llevar a las chicas a lo más alto.
—Estoy muy orgullosa de todo lo que habéis conseguido —reconoce Carol—.
—Te tengo dicho que todos mis triunfos son tanto míos como tuyos, Carol... —le reprocho—
—Lo sé, Marco, pero no me acostumbro —se acerca a mí y me besa—. Gracias, por tanto.
—Gracias a ti, por ser mi pequeña casualidad que ha hecho grande mi vida —le digo antes de abrazarla—. Te quiero.
ESTÁS LEYENDO
Mi pequeña casualidad - Marco Asensio
FanficLas pequeñas casualidades hacen grandes las cosas, de eso estoy segura. Y conocerte, fue la pequeña casualidad que me ayudó a crecer. O quizá, el destino quería que tú formaras parte de mi caos; así sin más. -Cualquier coincidencia con la realidad e...