No puede ser. Si estaba perfectamente hace un par de minutos.
- ¿Pero qué ha pasado? - le pregunto a Daniel mientras veo a Sandra tirada en el suelo. Apenas se mueve.
- ¡No lo sé! Estábamos hablando, me ha pedido una bebida y cuando he vuelto... ya estaba en el suelo.
- ¡Jodeeeeer! - no soy capaz de decir nada más -. Habréis llamado a una ambulancia, ¿no? - pido a la gente que hay alrededor.
Ver a mi amiga así me puede. Me estoy poniendo muy nerviosa.
En menos de media hora estamos en el hospital.
- Daniel, se pondrá bien. - intento tranquilizarle. - Por cierto ¿Qué hay entre vosotros?
- No lo sé. A mí me gusta pero ella no quiere nada serio. - confiesa apenado.
- Bueno, lo importante es que se recupere y podáis hablar.
- ¿Por qué no vas a casa y descansas? - Daniel se ofrece a quedarse.
- Quiero quedarme, al menos hasta que sepamos qué ocurre. - saco el móvil del bolsillo - Voy a llamar a Marco.
- Aquí te espero.
Salgo del pasillo. Son las siete de la mañana. No sé si Marco estará despierto. Le llamo.
- Mmmm.. - esta durmiendo. - ¿Sí?
- Cariño, estoy en el hospital. Sandra se ha mareado en la discoteca y bueno, parece ser que no está estabilizada todavía.
- ¿Cómo? ¿Pero está bien? ¿Y tú, cómo estás? - se nota que le he preocupado.
- Yo estoy bien, pero ella... - no puedo evitar llorar de nuevo.
- ¡No llores! Veras como se pone bien. Por cierto, ¿qué hospital es?
- Marco ni se te ocurra venir. Tienes concentración con el equipo y yo me pasaré aquí parte del día.
- Pero Carol, no quiero que estés mal y... -le corto.
- Céntrate, ¿vale? Tú ve al partido. Mañana nos vemos. No te preocupes por mí. Te iré llamando.
- Qué cabezota eres, puedo pasarme aunque sean cinco minutos...
- Marco ya te he dicho que no. Por favor, hazme caso.
- Está bien. Cuando llegue a Bilbao te llamo, te quiero.
Paso la mañana entre llantos y lamentaciones junto a Daniel. Casi a las dos de la tarde sale el médico para darnos información:
- Sandra está estabilizada y controlada. No os preocupéis. Suponemos que ha sido una bajada de tensión. Pero, lo que no sabemos es si el bebé saldrá adelante.
- ¿Cómo? - exclamamos Daniel y yo.
- Sandra espera un hijo o hija. ¿No lo sabíais? -negamos con la cabeza- Pues esta de unos tres meses. Y bueno, en media hora podréis entrar a verle.
Me quedo alucinada. Una de mis mejores amigas de Madrid va a ser madre y me entero en estas circunstancias. Decido contárselo a Marco.
Marquitoo, nos han dicho que Sandra está estable. Pero lo mejor, ¡está embarazada! ¿Cómo te quedas? Dani y yo hemos alucinado.
¿En serio? 😰 madre mía. Y por cierto, hablando de esos temas... lo nuestro se quedó en un susto, ¿no?
Sí, tranquilo. Por cierto, me ha llamado Paula. Vendrá después a verme. Que vaya bien el partido, intentaré verlo por aquí. Un beso, te quiero.
A media tarde conseguimos ver a Sandra. Por esas horas, ya es consciente y está mucho mejor. Aunque los médicos no saben el por qué de su mareo. El médico es el que le da la noticia de la nueva vida que se está formando en su interior. Ella se emociona y llora. Pero en realidad, no sé si es porque se lo toma bien o mal.
- ¿Sabías o intuías algo? - le pregunta Dani.
- Bueno, algo sí había notado. Pero no paré a pensarlo seriamente.
- ¿Y qué vas a hacer? - le pregunto en un tono tranquilo, para no agobiarle.
- No lo sé... - vuelve a llorar.
- ¿Cómo que no lo sabes? - Dani se pone nervioso tras la reacción de nuestra amiga - Sandra, es una personita...
- Lo pensaré. - sentencia algo asustada y muy nerviosa.
El sábado pasa rápidamente en el hospital. Esa noche decido quedarme yo, así el domingo se quedaría Daniel y yo podría estar en casa con Marco.
- Buenos días. - Sandra me saluda con una pequeña sonrisa cuando abro los ojos en aquel incómodo sofá de hospital.
- Buenos días. ¿Qué tal has dormido? -me acerco a ella y le abrazo.
- Bueno, algo incómoda. Pero me acostumbraré. ¿Tú qué tal?
- Pues, la verdad que para ser un sofá no es tan incómodo. Así que bastante... - no puedo seguir hablando. Alguien entra en la habitación interrumpiendo nuestra conversación.
- ¡Buenas! - ¿Marco? ¡No puede ser!
- ¿Pero qué haces tú aquí? - salgo corriendo hasta él. Me besa.
La cara de Sandra es mortal.
- No me digas que... ¿Marco Asensio es tu novio? - pregunta una Sandra estupefacta.
- ¿Cómo estás? - pregunta el jugador del Real Madrid.
- Bien, bueno. En casa estaría mejor. Aún me están haciendo pruebas.
- Te he traído esto. - le tiende un chupete del Real Madrid - Bueno, lo tengas o no, será su primer regalo.
- Muchas gracias. - le agradece ella.
A medio día aparece Daniel, que también sorprendido por quién es mi novio, se queda gustoso con Sandra.
Marco y yo nos vamos a casa. Él me cuenta sus sensaciones en los 40 minutos jugados la noche anterior. No hay nada que me guste más que verle feliz con lo que hace.
- ¿Vendrás el miércoles al Bernabeu? - me pregunta -. Tenemos partido en casa esta semana.
- Seguramente iré con la oficina. Tengo que trabajar. - me besa feliz porque iré a verle -. Por cierto, vi a Jesús la otra noche y me comentó que están llevando a cabo nuevos proyectos. ¡Tengo ganas de saber qué son!
- ¿Os lleváis bien? Después de la que lió al enterarse de lo nuestro... y sabiendo que le gustas, no me hace mucha gracia ese chico.
- Marco, sé de sobra que te quiero a ti. Y me da igual lo que piensen o quieran los demás. Tengo las cosas muy claras.
- ¡Qué bonita eres! - me besa.
- Y tú un pelota. - le digo riendo.
Antes de entrar a casa me tapa los ojos con sus manos.
- Tengo una sorpresa para ti. - abre la puerta de su casa sin que yo pueda ver nada -. ¡Mira!
Retiro sus manos de mi rostro y veo una pequeña bola de pelo de color marrón, blanco y negro moverse delante de mí.
- ¿Un perro? - pregunto emocionada acercándome al animal.
- Es lo que querías, ¿no? - me abraza mientras cojo en brazos al pequeño perro. - Es muy dócil, o eso me han dicho.
- ¡Es monísimo! ¿Qué nombre le vamos a poner?
- ¿Nasi? - propone Marco.
- ¡Sí! - afirmo emocionada -. Eres el mejor, ¿lo sabías? - le beso mientras sonreímos en mitad del beso.
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Mi pequeña casualidad - Marco Asensio
FanficLas pequeñas casualidades hacen grandes las cosas, de eso estoy segura. Y conocerte, fue la pequeña casualidad que me ayudó a crecer. O quizá, el destino quería que tú formaras parte de mi caos; así sin más. -Cualquier coincidencia con la realidad e...