1.- Un día cualquiera, tías y fotos.

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Este otra vez por aquì despuès de casi un año o bueno ya no me acuerdo xD secuela del fanfic llamado Ojitos Grandes. La foto de portada es temporal y el tìtulo bueno no se me ocurriò nada màs pero con el paso lo arreglarè.

He aquì el primer capìtulo.

—¿papi?

Dégel dormitaba mientras sostenía la cabeza de Camus en sus piernas, hacía una tarde calurosa y ambos se hallaban bajo un árbol que estaba casi al final del jardín donde soplaba algo de viento. Cuando Camus empezó a crecer, Krest decidió que era hora de adecuar el pequeño patio que era almacén de cacharros y de varios objetos viejos que daban un aspecto de abandono a ese lugar de la casa.

Un jovencísimo Dégel, emocionado ya imaginaba montar un mini-parque con juegos infantiles para su hijo, pero Krest le informó que no iba gastar dinero con cosas que no iba a usar apenas cruce la adolescencia. Y ahí terminó el asunto del parque de diversiones.

—¿papi?

—hmmmp.

—estás dormido—informó jalando un mechón de cabello.

Él murmuró una disculpa mientras forzaba a sus ojos abrirse, el vientecillo vespertino lo había arrullado mientras le contaba una historia a Camus que oía atento cada entonación que Dégel empleaba para hacerla más entretenida.

—¿hasta donde me quedé?—preguntó.

—estabas contando que la reina azul emergió de una montaña y le mostró a aquel hombre domador de caballos una puerta....

La historia que le narraba a Camus era una que Kardia le relató vía Skype una de esas veces que charlaban, el griego le había dicho que ese cuento era el favorito de su pequeño hermano, Dégel había modificado ciertas partes como por ejemplo " domador de caballos, en la original era domador de escorpiones". Tanto Kardia como su hermanito eran fanáticos de los escorpiones.

— y entonces....

Un chillido interrumpió la narración.

—¡ Dégel!

Una joven de mediana estatura, menuda de cabellos castaños rojizos y piel olivácea entró como trompa al patio abalanzándose sobre un sorprendido Dégel que no atinó a sostenerla.

—hermano mio, bello y hermoso—dijo la chica—te extrañé.

Camus se había ido a una distancia prudencial, observaba nervioso a esa chica que se parecía mucho a su abuelo. Su padre no le había dicho que tenía una tía.

—yo también Elina—logró levantarse y se sacudía la ropa—¿cómo está Tessa?

Tessa era la madre de Elina.

—bien como siempre—posó su mirada sobre Camus que retrocedió asustado—¿ él es tu hijo?

Elina no conocía a Camus, en el momento de que el niño nació ella era una niña de diez años que vivía con su madre en otra ciudad y de vez en cuando visitaba a Krest y Dégel, visitas que se interrumpieron apenas Dégel supo que iba a ser padre y Krest que no quería recibir a nadie debido a su enojo. La chica sonrió amistosamente al pequeño que miraba cauteloso a su padre esperando alguna respuesta.

—es lindo.

—sí que lo es.

Camus se acercó a una seña de Dégel, Elina emocionada se agachó y le estampó un beso en su frente, ese gesto ruborizó al niño que murmuró un " oh".

—ella es tu tía Elina—la presentó Dégel—tiene 16....

—17—corrigió ella.

—si como sea.

Pequeños : la saga de los acuarianos y bichitos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora