13.- Capítulo especial: Añoranza de un hijo.

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Hola bellisima gente :)

Debía una explicación sobre Sisifo y sus hijos. 

o-o-o-o-o-o-o-o-o

Atenas-Grecia.

Escudriñó entre la montaña de sobres de estados de cuenta, promociones y cosas de su padrastro en busca de la esperada carta que llegaba cada dos semanas firmada con una cara feliz y un león dibujado con lápiz de color café. Como estaba solo, desperdigó los sobres por toda la mesa y buscó con más calma.

Su madre ignoraba la existencia de aquellas dulces cartas, cuyas palabras encendían su corazón que a veces caía en la melancolía por la larga y manida ausencia de aquel padre que de cierta forma u otra velaba por él.

Al fin lo halló escondido detrás de una planilla de internet, lo tomó y lo ocultó en su pantalón para leerlo en la soledad de su habitación y porqué no llorar y reír por aquellas letras llenas de inocencia y nostalgia.

—hasta cuándo le ocultarás a tu madre lo de las cartas de tu padre....—la voz tranquila de su padrastro lo sobresaltó a tal punto de soltar la misiva—calma Aioros, sé lo que significa aquel pequeño para ti.

—es mi hermano Otón—refutó un poco nervioso.

—lo sé—tomó la carta y observó los dibujos—la letra es de un adulto, supongo de tu padre.

" De un padre al que quisiera abrazar y decir que nunca le reproché nada, que siempre será mi padre aunque se haya equivocado....."-pensó apretando la mandíbula evitando no llorar.

—me la das—estiró la mano.

Otón se la entregó y el muchacho un poco más aliviado por la comprensión del mayor se perdió por entre los rincones para poder leer la carta de su hermanito Aioria del que tenía fotos pegadas en un albúm que ocultaba debajo del colchón y que ojeaba de vez en cuando.

Aún tenía tan claro como el agua aquel aciago día en que su padre abatido por el dolor abandonó su casa para siempre, mientras su madre presa de una decepción sin límites y llorando por que su amor fue destruido por la traición lo tomó del brazo y cerró la puerta de un probable reencuentro entre ellos.

Recuerdo.

Aioros.

Fue una llamada, una mujer hablaba al otro lado con voz asustadiza diciéndole a mi padre que aquel encuentro sostenido meses antes en aquel viaje por trabajo en Francia, existía un fruto, el cual deduje cuando oí el relato de él a mi madre, era mi hermano.

¿ Cómo era posible que un niño como yo supiera aquello?

Tenía casi siete años, mis padres se habían casado hacía unos ocho años atrás enamorados y con ganas de seguir juntos hasta la vejez, más.....

Ese viaje alteró mi vida y la de mis padres, por un lado, él procreó otro hijo del que tuvo que hacerse cargo y por el otro mi madre que jamás perdonó el error de mi padre. Quién pagó los platos rotos de aquella historia de desamor fui yo porque tuve que aceptar que mi querido padre no estaría para contarme cuentos ni hacerme dormir.

Esa noche me refugié en los brazos de mi mamá que aunque lloró porque aún amaba a mi padre, ella tuvo que reponerse por mi.

—¿ papá regresará verdad?

Ella sacudió la cabeza apartando un par de lágrimas que amenazaban con desbordarse de sus verdes ojos, su largo cabello claro me acarició mi rostro como barriendo todo atisbo de tristeza que sintiera por su ausencia, enredé un mechón de su cabello y aspiré su aroma y por eso un cabello se metió en mi nariz produciéndome cosquillas que derivó en una risa que no pude controlar.

Pequeños : la saga de los acuarianos y bichitos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora