6.- Metidas de pata.

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Hola n.n Caliope me ayudo y gracias por su paciente espera a todas las lectoras :)


Domingo por la mañana, después de la fiesta.
Grecia 12:00 PM.

Todo le molestaba, hasta el sol cuyos  traviesos rayos  se colaban por una abertura de la ventana de su cuarto, Kardia refunfuñaba debido a que la noche anterior como Ágatha su adorada abuela sabía, era la fiesta de grado de la prima de Shion, de nombre Yuzuriha.

Zeus conspiró contra él, no recordaba absolutamente nada de lo que hizo la noche anterior en la dichosa fiesta.

—¡ qué demonios pasó!—se sostuvo la cabeza—¡ ABUELA!

La vieja mujer apareció alarmada por los gritos de su nieto mayor al que halló sentado en el filo de la cama con el cabello enredado, la ropa de la fiesta aún puesta y la cara manchada de lápiz de cejas negro. Milo entró más atrás de Ágatha con un vaso y una muda de ropa limpia para su hermano.

—ay abuela—se dejó caer nuevamente en la cama.

—jajajajajaja—la carcajada de Milo no se hizo esperar—hermano, tienes un diente pintado de negro, bigotes de gato....

Miró confuso a su abuela quién se aguantaba las ganas de reírse, efectivamente su cara era un asco. Ágatha sacó un espejo de quién sabe dónde y le mostró la espantosa realidad en que estaba convertido su hermoso rostro.

—¡ ESTÚPIDO, IDIOTA, IMBÉCIL MANIGOLDO....! ¡ ME PINTÓ MI DIENTE CON MARCADOR NEGRO PERMANENTE!—gritó desesperado—¡ Y NO ME VA A SALIR!

El menor de los escorpiones le acercó el vaso, al probar casi lo vomita, era agua de coco, medicina perfecta para el " chuchaqui", después con un trapito que sacó de entre los cajones de Kardia trató de sacar la fea mancha negra del diente de su consaguíneo. Gesto tierno que conmovió al mayor.

—¡ gra-gracias Milo!—apartó con delicadeza la mano del niño—te prometo que te compraré una manzana acaramelada.

—¡ NO hermano!—movió desesperado sus manos—lo hago porque te quiero mucho, me impoltas....

—importas, pronuncia bien la ere.

—aún no la sé.

—y como pronuncias bien HERMANO... ¿ ah?—y lo tumbó para hacerle cosquillas.

Ágatha los separó, aunque era un bonito momento que podía registrarlo en su cámara, imprimirlo y ponerlo en ese cuadro con filos dorados y diseños en alto relieve que le regaló una amiga suya con motivo de su cumpleaños. Viéndolo bien, si iba a tomarles una foto así, juntitos y felices.

Que sería posible una vez que Kardia se bañara y se quitara ese hedor a alcohol que se cargaba encima.

—¡ vamos!—lo apremió—¡ sácate esa mugrosa ropa fiestera!
                        
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Logró ponerse de pie ya sin dificultad, ya era mediodía del domingo y no se oía absolutamente nada, ni siquiera a su padre llamándole la atención a Elina o a Camus corriendo por el pasillo jugando con el perro. La medicación suministrada hizo efecto tres horas más tarde del viernes y ya para el sábado podía hablar sin quejarse.

Tampoco su olfato percibía el aroma de la deliciosa comida de Elia.

—¿ qué raro?—murmuró para si—¿ Elina? ¿ padre? ¿ Camus?

El ladrino lejano de Puppy captó su atención el cual provenía del patio. Así con esas fachas de dormir caminó por todo el pasillo, bajó las escaleras, siguió por toda la sala silenciosa hasta que llegó al patio donde se topó con un tierno cuadro.

—jajajajajaja, tía Elina, jajajaja—Camus con sus bracitos extendidos daba vueltas alrededor de la chica quién rociaba agua con la manguera con la que regaban las flores—tía basta, me cof, cof.....

Puppy ladraba contento y movía su colita. Interrumpir ese alegre momento no era factible, por lo que se dedicó a observar sin perder detalle cada momento.
Camus reparó en su presencia dos minutos más tarde.

—¿ papi? ¡ estás bien! ¡ oh papi!—emprendió la carrera emocionado hasta rabiar— Elina cerró la llave y dejó sobre el cesped mojado la manguera para darle la bienvenida a su hermano mayor quién abrió los brazos para abrazar a su pequeño hijo—papi....­—lo tumbó al suelo.

—¿ dónde está el viejo cascarrabias?—preguntó Dégel a su hermana al no verlo por ahí.

Ella abrió la boca para responder, más su expresión se tornó asustadiza y se puso pálida más que el papel. Su hermano no entendía el brusco cambio en el semblante de la chica quién movió la cabeza en señal de que callara.

—es raro no verlo retándote por todo.

—calla.....—estiró el brazo temblorosa.

Carraspearon detrás de Dégel. El viento dejó de soplar, el tiempo se detuvo y las hojas de los árboles quedaron estáticas. Camus se escabulló presa del pánico que le inspiró ver a su abuelo  con los brazos en jarras y sus orbes que centellaban.

—¿así que soy un viejo gruñón?—rodeó a su primogénito hasta quedar frente suyo. El peliverde pasó saliva, su garganta se secó. Deseó que la tierra se lo tragara o encogerse para evitar la cólera del aún joven Krest.

—etto.... padre—se retorció las manos en tanto buscaba una explicación—le preguntaba a Elina por el vendedor de manzanas acarameladas, Camus quiere una.

Camus regresó al escenario, al escuchar " acaramelada". Por supuesto el mayor no creyó ni la coma de esa falsa respuesta,  sabía que el epíteto se refería a él.
Además que el niño no podía consumir excesiva azúcar porque empezaba a desbaratar todo lo que era casa.

—abuelo.... ehhhhh, ¿ verdad que aún no eres viejito?—señaló la corta cabellera castaño rojizo.

Un indescriptible terror invadió cada fibra de Krest que se reflejó en un charquito de agua para comprobar que los famosos hilos de plata se asomaban impertinentes sobre su cabello, no vio nada concreto por lo que Elina le extendió un espejo que sacó de quién sabe dónde.

—para que veas con más tranquilidad.

Respiró tranquilo al no ver nada fuera de lo común. Devolvió el objeto en cuestión y retomó la reprimenda pendiente; aunque pensándolo bien, no iba a " dañarse el hígado". Sin embargo....

—te espero en la bodega, quiero que clasifiques cada uno de mis vinos—ordenó tranquilamente en tanto daba un golpecito cariñoso a su nieto—si terminas a tiempo, tal vez puedas degustar uno de el ellos—dicho esto se marchó

Pequeños : la saga de los acuarianos y bichitos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora