EN CUANTO lleguemos a casa —dijo Justin mientras conducía de regreso—, voy a prepararte
una taza de chocolate bien caliente. Tienes que poner ese tobillo en alto cuanto antes. Si me
hubieras dicho que te lo habías torcido no te habría dejado seguir esquiando. Y ni siquiera voy a
recordarte que te he ganado en los dos últimos descensos.
¿Cómo podía ser tan dulce, caballeroso y afable y, sin embargo, no revelar nunca nada
sobre sí mismo?, se preguntó ______. Era algo que la volvía loca a la vez que alimentaba su deseo,
por otro lado totalmente inapropiado.
—Podemos comprar una pizza y alquilar un vídeo de camino —dijo. Una buena película
evitaría que se pusieran a hablar o a pensar en lo que estaba pasando entre ellos.
—Me parece una idea perfecta —replicó Justin.
Una hora más tarde, Justin se ocupaba de sacar unos platos y unas servilletas de la cocina
mientras ______ servía zumo en dos vasos en el cuarto de estar. Cuando se volvió para tomar de
una mesa la película de vídeo que habían elegido, le falló el tobillo y, de no ser por Justin, que
apareció providencialmente en aquel momento y la sujetó justo a tiempo, se habría caído al suelo.
—Sabía que tu tobillo estaba peor de lo que asegurabas.
—No es nada. Sólo me he tropezado. Pero gracias por sujetarme.
Justin miró a ______ atentamente mientras la ayudaba a sentarse. Luego apartó las servilletas y
los platos a un lado.
—¿Qué haces? —preguntó ______.
—Lo que no haces tú. Cuidarte —antes de que ______ pudiera protestar, Justin le rodeó con
una mano la pantorrilla y le alzó el pie para dejarlo sobre la mesa con gran delicadeza, como si
temiera que fuera a romperse.
—Justin, estoy bien...
Justin colocó un almohadón bajo el pie de ______, le quitó el calcetín y le subió la pernera del
pantalón hasta la rodilla.
—¡Justin!
Justin ignoró las protestas de ______ mientras deslizaba los dedos por su tobillo.
—¿Por qué te empeñas tanto en parecer invencible? —preguntó con el ceño fruncido—. No
lo eres. Nadie lo es. Pero tú no eres capaz de permitir que nadie vea un destello de tu
vulnerabilidad, ¿verdad?
—Puede que no me haya hecho daño —dijo ______, a pesar de lo vulnerable que se sentía en
aquellos momentos.
—Mentirosa.
—Estoy segura de que mi tobillo está bien. Me he caído las suficientes veces mientras
esquiaba como para saber si merece la pena preocuparse. Mañana estaré perfectamente.
—No estaba hablando de tu tobillo —dijo Justin.
______ alargó una mano para agarrar el vídeo, ansiosa por que acabara aquella conversación.
Justin se sentó en el sofá junto a ella.