Capítulo 2

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El de seguridad asintió y nos dejo pasar a todos, yo compartí una mirada cómplice con Helena.

—Y sí es la hija de Shakira— terminó de decir.

Pasamos todos a la discoteca rápido y me acerqué al oído de Bad Bunny para agradecerle.

—Gracias— dije. Se giró para verme haciéndome que mi cara quedara muy cerca de la suya.
—De nada bebé. Ahora devuélveme el favor— respondió.

"Bebé"

—¿Cómo?— fruncí el ceño confundida.
—¿Ves a esa mujer de allá?— puso su mano en mi barbilla y con delicadeza me hizo ver una mujer con un vestido negro ajustado en la planta de arriba.
Asentí con la cabeza. —Lleva toda la noche pegada a mi, ¿Te importaría alejarla de mi? Ya tú sabes, Adriana.

Alcé una ceja, ¿De verdad me estaba pidiendo eso? Encantada lo haría.

—Está bien— respondí. —Ahora vuelvo— le dije a Helena, ésta asintió. —Tú solo ve detrás mía y sígueme el rollo.
—¿Seguirte el qué?

Se me olvidó que era puertorriqueño.

—Nada...

Subí las escaleras como pude y pedí un cubata que me sirvieron enseguida y acabé en dos tragos. El conejo malo me miró asombrado. Soy una chica que sorprende.

—Eh...— me dirigí a la chica de la que me habló.
—¿Qué?— me analizó completita.

¿Qué miras? Visto mucho mejor que tú, no es por nada.

—Deja a mi novio en paz si no quieres tener problemas— amenacé.
—Qué flipada— rió amargamente. —Él no es tu novio.

Me giré para ver a Bad Bunny.

—¡Cariño!— le llamé.
—¿Qué pasó bebé?— se puso a mi lado y me rodeó la cintura con su brazo.

Cada vez me estaba gustando más.

—Aléjate— le pronuncié claramente a la chica.

Ésta rodó los ojos y finalmente se fue.

—Increíble— rió todo lo que se estuvo conteniendo.
—Gracias, gracias— reí yo también. —Y ahora, me tengo que ir con mis amigos.
—¿Volverás?

Sonreí sonrojada mirando al suelo.

—Si tú quieres...
—Claro que quiero— susurró cerca de mi.

Sus labios... me daban ganas de atacarlos y no parar de besarle.

—Entonces volveré— susurré yo también, hipnotizada en su boca.

Me separé de él y me fui de nuevo con mis amigos.

Dieron las 5 de la madrugada y me acuerdo de que mi madre me dijo que llegara a las 6. Fui rápido al baño antes de decirle a Helena que nos fuéramos.

Pero cuando salí del baño ella no estaba. Ni Mario, ni Dakota.

Genial, ¿Y ahora como vuelvo? Subí a la planta de arriba para comprobar que no estuvieran allí, y no estaban.

—¿Me buscas, nena?— escuché una voz grave en mi oído, detrás de mi.

Me pegó a su cuerpo rodeando mis caderas con sus brazos, haciendo que lo sintiera todo de su cuerpo. Literalmente, todo.

Puso su cabeza en mi hombro y me hizo sentir su aliento.

—No, pero gracias por aparecer— susurré en una sonrisa.
—¿Qué necesitas, mi amor?

Su acento me volvía loca.

—¿Me podrías llevar a mi casa?— me giré para verle a los ojos.
—¿Ahora? Si es cuando se empieza a poner bueno— se quejó haciendo un puchero.
—Ya llegué tarde el fina de semana pasado.
—Bueno, te voy a llevar.

Sonreí y los dos bajamos, antes de salir por la puerta me dio la mano y yo obviamente no se lo negué.

Fuimos al parking y me abrió la puerta de copiloto de su Bugatti para que me montara en él, y le indiqué donde estaba mi casa.

En ese momento sentí como todo el alcohol me empezó a afectar y me mareé demasiado, no llevaba ni dos minutos en su coche y ya quería ir a vomitar.

—Para— le dije.
—¿Qué pasa? ¿Estás bien?— me miró mientras conducía.
—No.

El paró en seco y rápidamente me bajé del coche para vomitar en una papelera. Suerte que no había nadie en la calle.

Aún así, estaba pasando una vergüenza increíble. No paraba de vomitar, me puedo imaginar todo lo que estará pensando de mi.

Escuché unos pasos detrás y me sujetó el pelo para que no se me manchara.

—Compré agua— me dijo cuando termine definitivamente de vomitar. Abrí la botella e hice gárgaras con el agua y luego la escupí, así repetidas veces hasta que mi boca no supiera a vómito.

—Gracias— hablé caminando hasta el coche.

El camino siguió en un silencio incómodo, yo miraba por la ventana mientras masticaba un chicle de menta.

—A todos nos pasó alguna vez— intentó consolarme. —Me prendería un philie pero te marearías, ¿no?

Asentí con la cabeza tragando saliva.

—¿Cuanto tiempo estás en Barcelona?— le pregunté.

No me podía encariñar con una persona que no volvería a ver.

—¿Por qué me preguntas eso?— rió.

¿A caso le había contado un chiste como para que se riera? No le iba a contar el motivo real de mi pregunta.

—Solo quiero saber— me encogí de hombros.
—No te preocupes por eso— respondió, y me dio una palmada en el muslo. —Si tú quieres, nos veremos.
—Tú eres famoso...

—Llámame Ben, y tú misma lo dijiste. Soy famoso, tengo dinero— tomó una curva. —Además, me quedo acá unas semanas. Es el último concierto de mi gira.

Sentí un gran alivio. Sé que lo nuestro no llegará a nada, pero joder, saber que Bad Bunny estará en tu ciudad por unas semanas...

—Ésta es mi casa— le dije. El aparcó en una plaza libre y los dos salimos.

Me acompañó hasta la la puerta, yo caminaba mirando al suelo intentando no caerme, y aún así sentía su mirada clavada en mi.

Saqué las llaves de mi bolso y abrí la puerta, pero antes de entrar le di una última mirada.

—Adiós Ben, gracias por todo...

Me miró unos segundos.
Subió los escalones de la entrada para quedar a mi altura.

Y me besó.


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Shakira's daughter || Bad Bunny (Hot) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora