Respira, me dije aturdido por el ruido que salía de los parlantes de la secundaria.
Los estudiantes estaban ebrios y bailaban hasta más no poder. Mientras que los profesores y el comiteé de estudiantes solo se quedaba allí, observando con gesto de desaprobación y desagrado.
Mi corazón palpitaba como nunca antes, esperando que todo aquello fuera una pesadilla, un mal sueño o simplemente producto de mi imaginación que muchas veces me había jugado malas pasadas.
Luego de descubrir en la mansión que el coñazo de Ashton había estado tras nosotros todo este tiempo, no me faltaban ganas de matarlo o mejor aún, torturarlo.
Minutos antes me encontraba en casa hablando con Caroline sin entender un demonio. Pero ahora, estaba en el campus preparado para enfrentarme a lo que fuera.
Un chillido sonó desde los vesturios de los jugadores, al lado de la tribuna vieja que parecía estar a punto de caer sobre mí y de tirarme a cuestas. Metí una mano en mi bolsillo y saqué de allí el arma que había cargado especialmente para Ashton.
Suspiré tratando de relajarme. No podía desaprovechar esta oportunidad, si me ponía nervioso la cagaría como hice tantas veces.
Me llamo Justin ¿No? Me especializo por cagarlo todo, aún así sin inteciones de hacerlo.
Comencé a caminar hacia los vestidores sucios del campus, mientras con mi mano jugaba con el arma. Claro que si una bala salía disparada, no iba a ser mi culpa.
Vale, quizás sí un poco.
Alguien jadeaba con mayor intensidad cada vez que daba un paso haciendo que los vellos de mi cuello se erizaran como puas.
Con el dedo en el gatillo, me acerqué silencioso al baño del vestuario visitante. Nada. Ni una señal de vida me indicaba que había alguien allí. Apuré el paso y me acerqué hasta los vestidores del equipo local, pero todo había parecido der producto de mi imaginación. Como si simplemente estuviera imaginándolo todo.
El silencio invadía el lugar con intensidad, apoderándose de cada uno de los sectores en el cuarto.
Justo antes de salir por la puerta vencido, una mujer jadeó desde el baño de las porristas. Mi respiración se aceleró y me impedía escuchar con claridad lo que fuera que estaba dentro.
Me asomé lento y aún más silencioso del límite existente y me topé con una mujer, de tez oscura y ojos peligrosamente negros. Sus pupilas estaban dilatadas y sus cabellos eran negros como la noche. Llevaba un vestido blanco manchado con algunas gotas rojas. Supuse que era ponche pero... parecía ser todo lo contrario. De repente, en mi mente, una imagen de ella en sus días apareció dando posibilidad a que estaba en su período de hemorragía vaginal, similar a las cataratas del Iguazú solo que de un tono rojo.
—¿Que ocurrió?—me acerqué confuso a ella, que aún temblaba y decía algo entre diente
—Él—dijo sin observarme, con la vista puesta sobre las taquillas.
—¿Quién es él?—me puse de cuclillas a su lado, y posé mi mano en su hombro tratando de calmarla.
—Ashton—dijo en un susurro apenas audible para mis oídos.
—Dime todo—ella dejó de jadear y por primera vez, me miró a los ojos.
Estaba aquí, tratando de acomodar mi vestido que se había manchado con ponche. Todo estaba oscuro y por alguna razón desconocida, los interruptores no encendían. No le di importancia y lo tomé como una falla del sistema pero luego, apareció el al lado de las taquillas.
No pareció notar que estaba aquí. Una sombra se asomó detrás de él y vi que era una chica de cabellos negros. Sin decir nada, me metí dentro de una taquilla para que no me vieran y espié por un agujero. Parecían enojados y llevaban un expresión de confusión en su rostro.
Susurrando, se acercaron con alguien entre sus brazos. Una chica. Estaba aparentemente dormida y sus muñecas tenía sangra cuagulada y uno que otro rasguño.
Recordé averla visto en el baile, merodeando sola y confundidad. Asustada, como si hubiera visto al mismísimo satán. La tenían amarrada y parecían estar agotados, lo supe por las dos bolsas negras que había debajo de sus ojos.
La dejaron tirada a un lado y a ella se le cayó algo desde su bolsillo.
El chico de cabellos rubios, Ashton, estba furioso porque la chica que acomodaba su cabello se tardaba.
"Kimberly, vamos o saldrás de aquí herida" gritó furioso a la chica.
Ella tomó a la que estab herida de mala gana y quejándose. Se fueron, sin verme. No dejaron ni un rastro, a pesar de lo que cayó del bolsillo de la chica. No lo sé, de repente estaba llorando desesperada por haber presenciado un crimen y avérmelo callado. Dijo Lana, quien había estado jadeando en el baño.
-¿Qué se le cayó a la chica?-dije atónito aún si poder procesar la información.
La chica era ____. Ashton la había tomado junto a Kimberly, la hija de puta había jurado venganza pero nunca me imaginé que llegaría a cierto grado de meterse con Nev y su banda de idiotas.
Lana, se levantó del piso frío y caminó hacia una de las taquillas azules que estaban a la izquierda.
Parecía estar segura de lo que hacía y me dio por entender que tenía toda la inteción de colaborar.
Abrió la puerta de esta y en sus manos, llevaba algo no visible a la distancia gracias a la poca luz que estaba allí. Se acercó a mí despacio haciendo que la curiosidad despertara en mí.
Estaba roto, aplastado y llevaba una que otra gota de sangre. Mis ojos se empañaron al verlo, y supe que mi imaginen de tipo rudo se había ido por el toilet.
Era el ramillete. El ramillete que le había dado días antes.
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Without See {Justin Bieber y tú}
Fanfiction《Tras el secuestro de su novia. El mafioso Justin Bieber pone en marcha un plan para su rescate. Pero antes, deberá desencadenar una red de mentiras que se ha formado año tras año y que oculta la verdad sobre asuntos que deben ser revelados para lle...