"Caroline" Capítulo 9.

2.7K 124 2
                                    

La noche se asomaba por la ventana de mi despacho, indicándome que el tiempo avanzaba y que no tenía ni una puta prueba para iniciar una búsqueda. Golpeé mi cabeza contra la dura y firme madera de mi escritorio. Estaba frustrado. Cansado. Y asustado por qué podría ocurrir. Prefería ser yo quien fuera sometido a aquellas cosas, yo me lo merecía, pero ella no.
No había hecho nada que se comparara con mis crimenes, nada que se comparara con lo que había hecho a lo largo de mi vida. Era una mierda, una mierda que a juzgar por todo, debería estar ardiendo en el infierno.
Pero no me importaba arder en el infierno. Ese era el punto.
Me importaba perder a ____. Y si eso ocurría, mi infierno se desataría arrastrándome a la miseria y a mi fin. Y allí entendí la gravedad del problema.
Entendí que aquella chica estaba metida en un rollo, y todo por mi puta culpa. Claramente yo era la razón por la que Nev había llegado hasta _____. Era la razón por la que estaba sufriendo un infierno. Y claro estaba de que no me quedaría de brazos cruzados hasta llegar al fondo de la mierda.
No me cansaría de escarbar en los secretos oscuros y pasado criminal de Nev Evans hasta lograr su muerte.
Por supuesto, mi expediente criminal estaba repleto de cosas. Yo no me quedaba atrás. Cientos de veces había escapado de pasar tiempo metido en una celda volviéndome completamente loco, zafé tantas veces de ser pescado por comisarios y patrulleros de los barrios. No temía ir a la cárcel.
Yo había nacido para eso, era un destino de mierda pero es lo que la vida me deparó. De una forma u otra terminaría tras las rejas y ¿Qué mejor forma de hacerlo por algo que valiera la pena?
Quería a Nev. Tres metros bajo tierra y cubierto de gusanos.
Oh, claro que no suena lindo decirlo. Nada que sale de mi boca resulta ser algo bonito, pero esta vez tenía una razón para hacerlo. Tenía una única razón para hacerlo. Y creo que está demás aclarar que es por _____. Si no encontraba a Nev, la vida de mi chica corría peligro. Sí, y digo mi chica porque ella me pertenece. Ella me completa.
Golpeé mi cabeza al escuchar las cursilerias que daban vueltas en mi mente. Y volteé al ver a Caroline entrar a la casa hecha una furia.
¿Qué diablos había hecho yo para tener que cargar todos los días con la pesada de Caroline? Apreciaba que me apoyara, pero ella insistía en pasarse por casa para saber novedades de _____.
Generalmente llegaba con dos cafés sin ni una gota de leche y extremadamente cargados de azúcar. Tal y como amaba el café.
Yo no le caía bien. Ella tampoco del todo a mí. Pero era lindo saber que se preocupa lo suficiente por su mejor amiga, como para pasar por casa del novio odioso bipolar y egocéntrico.
Agitó su cabello con la mano y yo rodé los ojos. ¿Qué diablos le ocurría? Caroline a menudo llegaba histérica -las mujeres son histéricas de por sí, pero Carly estaba en una categoría más alta- y echaba toda su mierda, como si no bastaba con la que yo tenía.
Cerré los ojos tratando de calmarme cuando se sentó a mi lado, encima de mi laptop. Pareció entender lo que ocurría y se levantó de golpe.
Caroline tenía una expresión bastante feliz, por lo general no estaba acostumbrado a ver una sonrisa en su rostro desde la ida de ______.
-Vale, vale mira quién está en casa, el Sr. Gruñón.
-Te puedes ir al carajo, Caroline. No estoy de buenas para soportar tu puta voz chillona y egocéntrica.
-Nunca estás de buenas, si es a lo que te refieres.
-No puedo contigo aquí todos los días.
-Algún día me lo agradecerás-dijo y acomodó su cabello dorado.
-Qué es lo que quieres-dije sin dar vueltas.
-Vine a contarte que conseguí una cita y que hoy saldremos...
-¿Y por qué me importaría esa estupidez a mí?-bufé.
-Vale, ahora necesito que me comprendas un poco. _____ no está aquí-me estremecí al escuchar su nombre-no tengo a nadie a quien contarle sobre mis "estupideces"-dijo haciendo énfasis en la última palabra.
-No necesito saber tu mierda de chicas, no es lo que me interesa y lo sabes. Sabes en qué me estoy enfocando y que estoy jodidamente cabreado con todo, y tú solo vienes a contarme de una CITA-grité.
-Joder que eres aguafiestas. Deberías relajarte un poco-dijo y al ver mi reacción continuó-vale, retiro lo dicho. Solo era eso. Necesitaba contárselo a alguien.
Al escuchar aquellas palabras, comencé a sentirme mal por ser tan hijo de puta con Caroline. Suspiré y traté de hacer parecer que me importaba. De veras, hice mi mayor esfuerzo.
-¿Y quién es tu cita?-pregunté.
-Su nombre es Finn Curtis, vive a unas calles abajo. Esa es una de las muchas razones del por qué estar aquí. Lo conocí ayer, fue una situación un tanto... incómoda. Sin querer golpeó mi auto en el estacionamiento del centro comercial y luego lo vi con ese traje de marca y supe de inmediato que era, al igual que yo, un amante de la moda-soltó un suspiro y yo comencé a reír sin parar. Hace mucho no reía.
-¿De compras en el centro comercial? Lamento decirte que creo que ese tipo es todo menos hetero-Caroline comenzó a reír sin parar, y debo admitir, que hasta yo me tragué la risa.
-Justin no seas tan gilipollas, que tú no compres no significa que el que lo haga sea un coñazo.
-Ahora sí, estoy comenzando a sospechar de tu buen trato-hice una pausa-dime Caroline ¿Qué necesitas?
Al decir esto Caroline se vio un poco ofendida, pero sabía que yo estaba en lo cierto. Era obvio que no estaba aquí para contarme chismes de trolasos.
-Vale, necesito que me lleves a una cita-dijo tan avergonzada que hasta vi su rostro ponerse carmesí-por favor-agregó.
-Joder ¿Tan difícil era tomarse un taxi?-dije sabiendo que me rogaría hasta que la llevara, solo por el hecho de que quería molestarla.
-No seas tan hijo de puta, es cerca. Justin es de noche y mi carro se descompuso, perdí mi tarjeta de crédito por quedarme babeando viviéndolo cargar las bolsas de los comercios, solo te pido un puto favor.
-Saca el carro-dije y le arrojé las llaves a su rostro-hazlo antes que me arrepienta, es ahora o nunca.
Caroline corrió hasta la cochera con el ruido de sus tacones retumbando por la casa. Decidí tomar mis notas y salir a buscar a alguien especial. Había pasado horas tratando de localizarlo y ahora, nadie se interpondría a que llegara a mi destino.
Bajé las escaleras y subí al coche. Caroline estaba en la de atrás, mientras que yo me encontraba sólo en la parte delantera. Ni una palabra en todo el camino.
Caroline pidió que parara el coche, estacioné a un lado y bajó dándome las gracias.
Luego de un tiempo en la carretera, llegué a mi destino final. Bajé jugando con las llaves en mis dedos y me adentré en aquel callejón oscuro. Tenía un aspecto horrible, pero no me asustaba caminar por allí, no mientras era por ____. La luz comenzó a aparecer por el callejón, con mis manos congeladas por el frío, comencé a apurarme. Y ahí estaba, aquella puerta que tanto conocía. Esa puerta a la que recurría siempre que tenía ganas.
Toqué tres veces y me dejaron pasar, ese era nuestro "código". Las puertas se abrieron dejándome en un lugar repleto de luces y escenarios pequeños, con largos fierros hechos claramente para bailar. El lugar estaba vacío, un par de hombres estaban en el piso de arriba y nadie en el piso de abajo.
Caminé por el angosto pasillo hasta la oficina de Jacob. Entré sin pedir permiso alguno y allí estaba él, con su chaqueta de cuero brillante y una botella de vodka sobre su escritorio. Su rostro empalideció al verme, estaba claro que no espera verme por allí.
No éramos exactamente los mejores amigos, tuvimos problemas graves años atrás, pero ahora debía ir allí tratar de parecer contento por verlo.
-Vaya vaya, bizzle. No espera ver por aquí-estrechó su mano con la mía y me senté en la silla de cuero que se encontraba del otro lado de su escritorio.
-¿Cómo estás Jacob?-dije tratando de parecer interesado.
-Mejor que tú, seguro. No he escuchado de ti en un buen tiempo, ya no recordaba tu rostro.
-Estoy bien-me encogí de hombros.
-Vamos Bieber, no me engañas, tú estás aquí y eso significa que algo te ocurrió ¿Necesitas una puta? Te la daré gratis, cortesía de la casa.
-Una puta no es exactamente lo que necesito. Sabes, hace tiempo que estoy buscando a Kim y no puedo localizarla aún. Necesito que me digas dónde está esa perra.
-Sabes que yo no lo sé, desde que esa puta se fue yo no he tenido contacto alguno con ella, ni tampoco deseo tenerlo. Pero te puedo pasar un poco de información. Hace unos días, escuché que estaba metida en una asunto bastante grueso. Trata de blancas, tú sabes, un prostíbulo y es mierda de siempre.
-¿No tienes alguna ubicación?-pregunté rogándole a Dios que la tuviera.
-No exactamente, se que está en Las Vegas, pero no sé dónde.
-Gracias, Jacob.
A veces era bueno ser amigo de un mafioso con más de cien prostíbulos en la zona, sabía que él me ayudaría llegar hasta esa perra. Y donde estuviera la perra, estaría el gilipollas de Nev.
Salí del cuarto dando zancadas, apresurado por ir a Las Vegas, cuando un mensaje llegó a mi celular.

¡Hey Justin! Es Caroline. ¿Podrías pasar mí? Estoy en paparazzi.
Caroline.
Maldecí mil y una vez, no podía dejarla varada, tendría que atrasar mis planes de viajar a Las Vegas para ir por ella. Mierda. Debía darme prisa, Kimberly estuviera en un prostíbulo me daba mala espina.
Era demasiado tarde por el aspecto de la ciudad en aquel momento, mi coche anda como el diablo y decidí ir hasta casa para coger mi Mercedes, coche que nunca había usado aún.
Caroline me daba muchas complicaciones, aparte de las tres millones que tengo, pero eso es otro tema aparte. No iba a estar de jodido niñero cada vez que lo necesitara, si le hacía este favor, era porque me apiadé de ella por la hora.
Llegué a Paparazzi y por lo que se podía ver, estaba repleto y Carly no se encontraba en la puerta. Quería agarrarla de los pelos por hacerme venir hasta aquí, para que no esté. Apagué el motor del coche y fue entonces cuando la vi saliendo de Paparazzi con una borrachera, juntó al dichoso Finn Curtis, trolazo.
Su reacción al verme no fue la mejor, y lo supe cuando abrió los ojos de par en par tales como un plato.
Sospeché de aquella reacción y decidí bajar del coche.
-Es hora de irse, Caroline-dije tratando de sonar amable.
-¿Tu quién coño eres?-exclamó enojado. Este coñazo me estaba hartando y en cualquier minuto mis nudillos pararía en su rostro de homosexual.
-Conmigo no te conviene-dije mientras alzaba a Caroline y la dejaba en la parte trasera del coche ¿Quién tomaba tanto en una primera cita?
-No te vas a ningún lado.
-Puta madre, me dejas de joder o te reviento la cara a ostias.
Por fin cerró la boca y decidió irse sin nada más que reclamar. Mientras de iba, vi un papel caer de su bolsillo y me pareció correcto tomarlo. No lo pensé dos veces.
El papel decía claramente "Justin Drew Bieber" y fue entonces, cuando decidí seguirlo.

Without See {Justin Bieber y tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora