"Welcome to The Vegas" Capítulo 4

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1/3 Maratón.

Kim llevaba un bolso negro sobre su espalda y tenía su melena negra recogida en una trenza, que llegaba hasta su cintura. Acomodaba una y otra vez el sótano, asegurándose de que quedara perfecto y que ni hubiera ni una prueba infiltrada allí.

Había sido un día bastante raro. Todos en la casa habían estado revolviendo todo. En busca de ropa, armas y demás cosas que no me habían permitido ver.

Por supuesto, estaba aterrada. Parecía como si fuéramos a trasladarnos a otro lugar. Quizá una cueva para mí, o un calabozo. Iba a extrañar a este cuarto oloroso ¿Ahora quién me daría alergias y asmas? Al menos, mi alergia se iría.

La noche anterior, Nev, se había esfumado de la habitación si decir nada más que se vengaría de Justin. Sentí que estaba a segundos de llorar cuando me enfrentó. Sé que la muerte de un hijo es dolorosa, pero Nev quería hacerme creer que la muerte de Zack era nada más y nada menos que un obstáculo sin significado.

Pero no era así. Podía sentie su sufrimiento detrás de esa fachada de tipo rudo y maleante sin piedad.

Kim salió de la habitación con cientos de cosas en sus manos. Gritos sonaron desde el cuarto de arriba. De repente, escuché mi nombre y me retorcí de angustia.

¿Qué había hecho yo, para que me nombraran una y otra vez en la habitación de Nev?

Ashton entró echo una furia y con un arma en su pantalón, agarrada en el cinto que sujetaba aquellos tejanos oscuros. Hizo un gesto con su cabeza y me estremecí ¿Debía pararme? No lo sé, pero lo hice.

Su mandíbula estaba tan dura que pude ver cada una de sus venas, debajo de su tez blanca. Sus manos formaban puños que me hacían temblar, y sus nudillos estaban blancos. Fue entonces cuando recordé la noche que Justin peleó con Collin.

Estaba exactamente igual. La postura, su mandíbula, los nudillos y la mirada clavada sobre su víctima. Por un segundo creí que Justin se había metido en su cuerpo, y ahora estaba dominado cada uno de sus músculos.

Corrí hasta donde estaba parado y me quedé centímetros detrás de él.
"Vamos" masculló por lo bajo y salió de la habitación en un abrir y cerrar de ojos, dejándome a mí, sola en el sótano oscuro.

Observé por última vez el lugar y miré por la pequeña ventana, que me hizo companía todos estos días. La luz de la luna, entraba por la ventana, iluminando justo, aquella manta con pelos de gato que tanto había usado.

Cerré la puerta y la luz de la habitación golpeó mi rostro, haciendo que cerrara mis ojos y frunciera el ceño. Smith se acercó a mí dando zancadas y antes de caer al piso inconciente, pude escuchar que decía "Dulces sueños, blancanieves"

Todo se había tornado negro y me encontraba nadando en un mar de recuerdos. Creí que había muerto.

*     *     *     *

Me movía de un lado a otro, chocando cada vez con un muro firme. Era como estar en una caja. Una caja fuerte a decir verdad.

El metal de la pared, era durísimo y por un segundo decidí dejar de intentar salir cuando sabía que era imposible escapar.

Estaba en movimiento. Junté las piezas del rompecabezas y entendí que estaba en el capot de un auto.

Mis manos estabam amarradas con un pedazo de tele vieja y algo presionaba contra mi boca, impiediendo que mis labios pudieras gesticular una palabra. Cinta adhesiva.

El coche se detuvo y me estrellé contra uno de los lados del baúl. Las puertas se abrieron y me quedé allí tratando de recordar algo, pero no podía. No recordaba dónde estaba, ni como había llegado ahí, mucho menos recordaba qué había ocurrido. Y cuando estuve a punto de recordar, la puerta del capot se abrió y una sombra quedó delante de mí. No podía reconocer su rostro, ya que estaba oscuro por ser de noche y la luz de la luna que estaba de la parte trasera, iluminando cada rasgo de su rostro sin claridad. Me tomó en sus brazos y yo me quedé atónita al ver aquel lugar. Era... aterrorizante.

Una obra de construcción, con camiones de carga y reflectores que alumbraban aquel pozo sin fin donde realizarían un edificio.

Obreros con cascos amarrillos manejaba aquellos aparatos últimos en tecnología, depositando y sacando tierra de ahí. Era un moviemiento muy grande de personas, cientos de hombres en general. Ni una chica, a expeción de Kimberly que caminaba con un bolso junto a Smith delante de mí.

Nev charlaba con un obrero detrás de mí, pero me era imposible escuchar con el ruido de las maquinas y los gritos de los obreros. Comencé a temblar y una voz me advirtió que parara o me arrojarían pozo para acabar una vez con esto. Era Ashton.

Me imaginé siendo arrojada a aquel agujero de tierra, donde me cubrían con tonelas de polvo y me era imposible escapar. Cada vez me costaba más respirar, y la tierra seguía golpeando en mi torso.

La pesadilla se detuvo cuando entramos al baño de los obreros, alojado a un lado de la construcción.

Un hombre fuerte y de aspecto aterrador estaba en la puerta. Nev platicó con él unos minutos y nos dejó entrar aquel lugar asqueroso.

La puerta de la entrada, era un plástico transparente, colgado sobre la puerta. La luz del lugar se podía observar desde afuera.

Entramos y mi cuerpo se quedó inmovil. Un pasillo largo con cientos de "habitaciones" en cada lado. La habitaciones estaban divididas por paredes, y como una puerta estaban los plásticos transparentes iguales a los de la entrada, solo que estos eran más oscuros y costaba más ver.

Gemidos y gritos se escuchan por toda la habitación. Observé a Kim, que tenía una expresión divertida en su rostro. Ashton me cargó hasta llegar a la última habitación del pasillo y de un golpe, corrió la cortina. Me arrojó sobre un colchon gastado, sucio y con sábanas rotas con agujeros gigantes. Al lado del colchón, estaba una mesita pequeña. Nev se acercó y la abrió, dejando a la vista cientos de inyecciones y agujas. Líquidos en botes diminutos, bolsas con un polvo blanco de olor repucnante.

Drogas. Distinos tipos de drogas.

Tomó una inyección y puso en ella uno de los líquidos que estaban en el cajón. El miedo hacía oprimir mi pecho, me armé de valor y cerré mis ojos y imaginé que estaba junto a Justin, pero se detuvo cuando un metal frío y delgado entró en mi brazo.

Sentí un líquido desplazarse por mi brazo y me retorcí por la sensación de malestar que daba. Abrí los ojos y solo estaba una silueta parada allí, observando. Era mi padre, riendo como un maniático.

Comenzaba a sentirme mal, mi estómago dolía y mi cabeza estallaba. El líquido que estaba dentro de mi organismo, comenzaba a hacer efecto.

—Dónde estamos—hablé por primera vez desde que habíamos llegado. Me era dificil gesticular las palabras, por la cinta que cubría mi boca.

—Bienvenida a las Vegas—dijo Nev, mientras se ponía de cuclilas a mi lado—bienvenida al próstibulo de las Vegas. Espero que te agrade, hija mía.

Without See {Justin Bieber y tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora