"Destiny" Capítulo 13

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Uno, dos, tres, cuatro y hasta cinco hombres por noche eran los que tenía que atender. El día siguiente a lo sucedido en el prostíbulo amanecí en mi nueva "casa" (ja) tirada en un cuarto, sola, solo yo y mi hijo.
Mi estómago comenzaba a crecer y fueron apareciendo las primeras contracciones. Joder, que no me esperaba algo así. En mi cabeza solo estaba una persona, Justin. Sólo podía pensar si es que el me estaba extrañando como yo lo hacía realmente, o ¿estaba con alguna puta para olvidarse de todo un rato? No lo sabía, pero lo que si sabía era que lo extrañaba como la mierda. Nunca, jamás había sentido la ausencia de una persona de tal forma, quería estar entre sus brazos, besándolo y amándolo como tan bien se me da.
Pero las circunstancias no me lo permitían, y lo único por lo que le rogaba a Dios era que no me hicieran consumir drogas, no era bueno para mi embarazo. El cuarto era horriblemente espantoso, aspecto descuidado y viejo, para variar nunca una cama, era el típico colchón sobre el suelo y un pequeño televisor viejo sobre el piso. Quería llorar ¿en qué momento de mi vida había terminado así? ¿Qué fue lo que hice mal? Quizás era apostar todo en una persona que no era la indicada para mí o tal vez mi destino ya era éste a pesar de haber estado con Justin, digo, por mi amado padre.

Cuatro paredes, un colchón, un plato de metal jodidamente asqueroso y un pequeño televisor de hace ya varios siglos por su aspecto era todo lo que tenía a mi alcance para salir de allí ¿Por qué diablos no había una ventana? Mi estómago rugía, era mi bebé y yo también, que moríamos del hambre. Necesitaba una buena alimentación para tener un embarazo sano, pero estando en la miseria que me encontraba eso sería imposible.
De repente se escucharon pasos que se dirigían a mi cuarto. El corazón me latía a cien kilómetros por hora y las manos me temblaban ¿Qué seguía ahora? ¿Otro hombre, drogas o peor, la muerte? Estos son los momentos en los que realmente valoras lo que alguna vez tuviste, cuando realmente deseas volver a esa realidad que no le dabas importancia, realidad que considerabas una rutina, algo aburrido y sin valor.

La puerta se abrió luego de sacar lo que parecía un candado del lado de afuera y un rostro conocido apareció allí. El oficial Smith. Tanto tiempo ¿no? Querido hijo de una gran puta.

—Perrita—rió—¿ya me extrañabas?
—¿Qué coño me van a hacer ahora?—me saltaron lágrimas de la rabia.
—Quería conversar un rato... ¿No es aburrido estar entre cuatro paredes, sola?—bufó.
—Yo no entablo conversaciones con policías corruptos como tú—recordé a mi madre en ese instante.
—¿No te das cuenta que te hice un favor con el asunto de tu mamita? Muy en cuenta no te tenía al parecer—dijo con una sonrisa burlona.
—Vale, si vienes a tocarme las pelotas, pues allí por donde entraste sales, capullo—me estaba cabreando, y de lo lindo.
—Tranquila preciosa, que conozco la salida—"preciosa", realmente hubiera preferido que me lo dijera Justin, como solía hacerlo—te traigo noticias, y de las buenas eh...
—No tengo ganas de escuchar gilipolleces, quiero salir de aquí coño—mis manos se cerraron en un puño.
—Mira que eres brava, pequeña... Pero yo no estoy para escuchar tus quejidos—dijo serio y cargó la pistola que llevaba detrás. Vi pasar mi vida en dos segundos.
—Perdóname—dije—no quería cabrearte Smith, es el encierro...
—No estoy para tus disculpas tampoco, solo vine a informarte que tu querido novio ha estado por el prostíbulo en Las Vegas, y joder niña que ha molestado mucho a Nev—dijo mientras jugaba con el arma entre sus dedos. El miedo se apoderó de mí, pero solo quería saber si Justin estaba bien, era lo único que me importaba.
—¿Él está bien?—dije preocupada, a punto de romper en llanto.
—Vivito y coleando—rió—pero eso será hasta que tu padre lo encuentre, que por cierto, me dijo que quería hablar contigo.
—¿Qué más quiere de mí?—mi cabeza empezó a buscar una forma de salir. Tenía que engañarlo.
—Me ha dicho que yo me hiciera cargo de ti... Otra buena noticia—¡¡Mierda!!

Se acercó a mí y me quitó las esposas que me imposibilitaban moverme. Era mi momento, tenía que salir de allí, no podía esperar más, lo tenía que hacer por mi bebé porque estaba más que claro que si continuaba en aquel lugar, no iba a poder vivir para contarlo y muchos menos mi bebé que podría terminar siendo usado en la trata.
Smith se abalanzó sobre mi y comenzó a besarme, joder tío que me daban ganas de llorar del asco. Pero no podía.
Comencé a besar su cuello con un asco inexplicable, y pude ver como Smith caía en mi trampa. Vale, pensé, tengo que quitarle el arma. Un par de veces más y la cosa se puso más seria, el oficial Smith comenzó a tocar mi cuerpo de pies a cabeza y con sus ojos cerrados.

—Espera...—dije entre besos—¿seguro que con la puerta abierta?—noté que no la había cerrado del todo. Seguí sus besos.
—Nena, solo somos tu y yo... No hay nadie más en casa tranquila—dijo mientras se desabrochaba el pantalón.

Comencé a besar su cuerpo con unas nauseas que dudo que fueran a causa del embarazo. Smith estaba tan caliente que hasta había comenzado a transpirar y pude notar que tenía una erección ¿yo podría causar eso? Me sorprendí pero luego recordé que era Smith y que seguramente no había follado en un largo tiempo con lo gilipollas que es.

—Bájate el pantalón—dije mirando el pequeño televisor de reojo. Hazlo, por favor, es mi una oportunidad de escapar.

En las milésimas de segundos que tardó en desabrochar su cinturón y abrir su cierre, me acerqué a los pollasos al televisor y lo tomé entre mis manos, temerosa de que todo saliera como el diablo.
Él inclinó su cabeza para verme y sucedió. Cerré los ojos y con toda la fuerza del mundo arrojé el aparato en su cabeza. Mi corazón comenzó a latir como nunca antes había sucedido y vi entonces la puerta de la habitación, entre abierta, lo que necesitaba para escapar.
Tomé el arma, cargada y salí antes de que Smith despertara. ¿Era lo correcto arriesgar la vida de mi bebé y mía para salir del cuarto? No lo sabía, pero las cosas ya estaban hechas y no había vuelta atrás ni lamentos.
Con toda la valentía del mundo comencé a caminar sigilosamente por la pocilga en la que me encontraba. Nada de otro mundo, un pasillo, y una puerta al final del mismo. Con el arma temblando entre mis dedos empujé la puerta y con la esperanza de que no estuviera nadie en la habitación.
Quise cerrar los ojos pero me contuve y ahí estaba... Madame Venecia contando el dinero de los mil y un "trabajitos" que me había hecho hacer. Hija de perra.
¿Tenía que dispararle? ¿Era capaz de matar a alguien? No podía pensar, solo quería escapar y estaba ciega por salir del lugar.
Finalmente lo hice. Y una bala salió disparada hacia dónde se encontraba sentada. Sentí un nudo en la garganta y mi corazón dar un vuelco ¿Había hecho lo correcto? No había tiempo para pensar... no ahora.
Sentí las lágrimas acumularse en mis ojos queriendo salir disparadas, pero respiré hondo, cerré los ojos y salí corriendo del lugar.
En el momento que mis pies descalzos sintieron el césped entendí que mi destino podía ser otro.
Corrí, como nunca antes lo había hecho, entre los árboles y plantas, entre espinas y piedras, nada importaba, solo mi hijo.

Without See {Justin Bieber y tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora