Without See {Justin Bieber y tú}

"The red hair" Capítulo 5.

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¿Quién era Marylin Stanley y por qué enviaba este tipo de carta a Isabelle? _____ nunca antes la había nombrado, muchos menos hablado de aquella mujer.

¿Estaba ella involucrada en el secuestro de _____? Tantas preguntas y todas apuntan para un solo lado. Isabelle no quería que _____ supiera de Marylin.

Tomé la carta en mi mano y con la esperanza de hallar a aquella mujer nunca antes nombrada, subí las escaleras en busca de la ventana por la que había entrado más de una vez. La habitación estaba impregnada por un olor a citricos y frutos del bosque. Tal como olía ____. Tal como olía cada centímetro de su cuerpo y de ese cabello sedoso y suave, que debía ser uno de comercial.

Este cuarto me traía cientos de recuerdos. Recuerdos de noches felices, otras no tanto, pero felices en general. Me dolía estar allí parado, observando su habitación, solo. En vez de estar en su habitación, por la noche mirando las estrellas, juntos.

Una gran diferencia diría yo.

Con el correr de los días, más me costaba pensar en que la encontraría, pero por supuesto que lo haría. Ella era la razón por la que hacía todo esto. La razón de aún estuviera firme, sobre la tierra y con vida, porque de no haber sido por ella, probablemente habría explotado o yo habría acabado con toda esta mierda de mafia.

Pero eso era parte de mí y no podía destruír lo que era parte de mi persona ¿Cierto? Simplemente es como si hubiera creado una barrera. Que separaba mi vida por la noche, putas, drogas, persecusiones, arrestos y del otro lado; estaba ella. Tal y como la había conocido. Histérica e irritante. Había algo en esos ojos verdes que volteaban cada vez que yo decía algo, algo que me indicaba que era solo mía.

Pero ¿Volvería a ver alguna vez esos ojos esmeraldas?

*     *     *      *

La noche estaba desierta. Así era Malibú los lunes por la noche. Un lugar invadido por el misterio y la oscuridad. Mis pasos sonaban cada vez que avanzaba. Iba de prisa. La carta que estaba en mi bolsillo amenzaba con salir y perderse por las calles del gran Malibú. Pero mis manos fieles, evitaban que aquel papel recientemente escrito se perdiera por allí. Hacía frío y podía ver mi respiración salir en forma de humo.

Mis manos estaba congeladas. Acalambradas por el frío invierno que abrazaba la ciudad.

A la distancia, un viejo y llamativo cartel de luces neon llamaba la atención de quien pasara por el lugar. Aparentaba estar vacío.

Lo que era bueno, si es que no había cerrado. Me acerqué a la puerta de vidrio y golpeé dos veces mi mano contra ella, al ver una mujer de cabellos rojos dentro del lugar. Lenny's no era exactamente el mejor lugar para ir, ni tampoco el peor, sino que te sacaba de emergencias hambrientas nocturnas. Pero por ser lunes, la fuente de comida chatarra y rica en calorías estaba cerrado. La mujer no escuchó, así que opté por hacerlo de nuevo.

Me comenzaba a preguntar si lograría pasar desprevenido, para así dar con aquella mujer del mostrador. Su melena era larga, hasta casi su cintura y estaba recogida en una coleta perfecta. Estaba de espaldas, arreglando problemas del cartel luminoso que daba a conocer los platos del menú poco elegante. No se esperan grandes cosas de restaurantes de comida rápida.

Un cartel de Cerrado estaba colgado en la puerta, evitando que yo pudiera entrar. Me apoyé contra la puerta de vidrio, y golpeé mis manos allí unas tres veces.

La mujer, sorprendida de que un adolescente tocara la puerta del restaurant, se acercó corriendo hasta donde yo estaba.

Llevaba un dental de cocina azul, con bordado blanco de túl a los lados. Una espatula descansaba en su mano derecha, goteando de ella un líquido oscuro, grasa.