veintiocho.

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Calum

Ya eran cinco días seguidos en los que me encontraba en la casa de Lisa y su familia pensaba que habíamos vuelto, pero yo lo negaba aunque a la rubia le brillaban los ojos cada vez que pensaban aquello.

Ahora me encuentro planchando la ropa de ella y la mía, la cual era muy poca ya que no me iba a quedar aquí para siempre.
Tomé una remera que era de Lisa y cuando estaba a punto de poner la plancha sobre la tela, ella vino al comedor.

  — Hola Cal.— bostezó mientras se acercaba a mí.

  — Hey, ¿tu siesta ha terminado?—comencé a planchar. 

  — ¿Y tu que crees? por algo estoy aquí.— rió y se puso detrás de mí para abrazarme por la cintura, lo cual me hizo sentir incómodo, pero no dije nada, sólo cerré mis ojos y dejé que mi imaginación florezca.—¿Calum? ¡Calum!

  — ¿Uhm?— respondí abriendo mis ojos, los cuales se abrieron como plato al ver lo que había hecho—. ¡Mierda!— saqué la plancha encima de la remera color salmón de Lisa, la cual tenía la marca del electrodoméstico en el centro.

  — ¡Mi remera favorita! —exclamó soltándose. Tomé la remera y la extendí.

  — Hoy podemos comer salmón asado— comenté mirando a la rubia que estaba de brazos cruzados—. ¿Entiendes? es de color salmón y está...

  — ¡Ya entendí!— Me interrumpió. Bufó mientras golpeó con su pie derecho el piso.

  — No fue mi intención, lo siento. 

  — ¡Eres un idiota!—exclamó.

  — Pero ya te dije que... —me detuve al ver que ella se marchaba.

Y se fue, dejándome completamente solo. Entiendo que ella esté sensible por el embarazo, pero tampoco para que me trate así cuando yo no lo hice con intención alguna, solo fue el momento, el maldito momento en el que pensé en Lourdes,pensé que era ella la que me sostenía,como en los viejos tiempos,aquellos que nunca volverán, al menos hasta ahora.

Tomé la ropa recién planchada y me dirigí a la habitación de Lisa, donde ella se encontraba acostada mirando hacia la ventana, probablemente pensando en aquella remera que le he quemado.

  — ¿Dormimos? — preguntó sin apartar su mirada hacia mi.

  — Lo siento Lisa, pero debo ir a casa, Anabella...— me interrumpió.

  — Oh claro, primero los demás y luego tu hijo.—me miró negando la cabeza. Terminé de guardar la ropa en la cajonera y con furia la cerré y volteé a mirarla.

  — ¿Estás hablando en serio? ¿Eres consciente acaso? Mi hijo y mi hermana son familia, y no voy a dejar que tú—la señalé con mi dedo índice—ni nadie diga que lo que acabas de decir, porque no es así. A mi familia la amo, amo a todos por igual y todos están en un primer lugar.

  — ¿Y Lourdes? ¿qué es para ti? — preguntó con una de sus cejas rubias levantadas.

  — Eso a ti no te interesa.—suspiré y me dirigí hacia el comedor para tomar mis cosas y así poder despedirme de la familia Benson,que se encontraban en el jardín trasero de la casa, y así por fin abandonar la casa importándome muy poco si Lisa se enojaba conmigo,ya que el enojado en éste momento era yo.

***

Lourdes.

Estábamos en el parque con los chicos compartiendo una bolsa llena de gomitas de colores mientras jugábamos a verdad o reto debajo de un árbol.

verdad o reto || cthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora