El primer dedo fue incómodo, extraño y para nada placentero, aunque todas aquellas sensaciones eran compensadas con los finos y dulces labios de YoonGi, que tiraban los suyos propios, los mordía, los succionaba y los lamía de una manera tan sexy que ningún otro beso que haya dado Hoseok se comparaba con ese.
Y tal vez porque no se sentía solo como un beso, sino como algo más allá de lo razonable.
El segundo dedo provocó un leve escozor y algunos pequeños gemidos de dolor que eran apaciguados por la boca de su profesor, aunque aquella molestia se perdía en las caricias que le brindaban a sus muslos, cadera y cintura, un pequeño tacto que lo estaba mandado al mismísimo paraíso.
Cuando el tercer dedo invadió su entrada fue que el ardor se hizo notorio y lo obligo a soltar un gemido ruidoso el cual fue tragado por los labios de YoonGi, aunque sí le resultaba molesto, se trataba de un dolor bastante soportable y que, con el pasar de los segundos, se iba apaciguando poco a poco, dejándole via libre al placer; placer que costó sentir pero que cuando llegó fue lo más increíble que nunca haya sentido.
O al menos lo fue cuando de un momento a otro sucedió, tan repentino que incluso le asustó un poco, uno de los dedos tocó algo dentro suyo que lo hizo pegar un saltito de sorpresa y provocó una sonrisa enorme en el rostro del mayor, como si hubiese encontrado el tesoro más grande de Corea.
Fue tanto el placer que sintió de un segundo a otro que, de estar distante, con los brazos flexionados, separando centímetros su cuerpo del contrario, pasó a rodear el palido torso de YoonGi con brazos y piernas, como si fuera un koala, uno que lo arañaba y lo mordía con desesperación.
Tenía algo allí dentro que lo hacía volar de placer, y juro que luego de aquello investigaría más sobre su propio cuerpo y las diferentes reacciones que tenía, era imposible gemir tanto por tres dedos en su interior, ¿Cómo se venía a enterar recién a esas alturas que podía sentir tales cosas? Definitivamente debió prestar un poco más de atención a la clases de sexualidad que su madre le obligó a tomar estando en tercero de secundaria.
Santo cielo, estaba a punto de llorar, quería más, mucho, fuerte y tan profundo como los dedos de su profesor pudieran llegar, quería montarlos como una auténtica zorra y retorcerse de puro gusto.
Lo que menos quería en ese instante era que aquellos digitos lo abandonaran tan crueles y repentinos que casi pataleo como un niño infantil al que le roban su juguete favorito.
Toda aquella oleada de placer terminó más pronto de lo que hubiese querido, y apenas fue capaz de salir de su burbuja cuando YoonGi, a fuerza bruta, separó sus extremidades de su cuerpo y lo dió vuelta en la cama, dejandolo boca abajo y con el rostro sobre la almohada.
Y tan caliente como solo él podía serlo, su lengua recorrió desde el inició de sus nalgas hasta los hombros, junto a una serie de humedos besos, un camino que lo tenía jadeando por más.
— No lo soporto más, si sigues gimiendome así voy a... —se detuvo a si mismo para succionar el cuello del menor y marcarlo en una zona muy visible a simple vista—, quiero entrar —susurro caliente en su oído, mientras una de las grandes manos tomaba su glúteo y lo separaba para dejar a la vista la rosada entrada palpitante, la otra mano se apoyaba en la cama a un lado de su cintura para evitar que su peso aplastara al menor.
Hoseok jadeo y arrugó la almohada entre sus dedos, pero asimismo, abrió los ojos impresionado y algo asustado.
Si, él no era un santo, y hasta hace unos meses atras tampoco tenía idea de que sería gay, por lo que, por más que todo lo que hiciera YoonGi se sintiera como el cielo, pensó que el miedo repentino que sintió al escuchar esa simple frase era completamente racional; lo que no era racional era el hecho de que no lo haya previsto de antemano, ¿Cómo no imaginó siquiera que un par de dedos en su culo no terminarían en un acto sexual de aquella índole?
— Necesito estar dentro tuyo, déjame hacerlo —ahora el que gemía era YoonGi, aunque este lo hacía con un toque más varonil y en forma de gruñidos graves.
Las manos de Hoseok temblaron cuando sintió el movimiento de los pantalones de su profesor bajando por su piel y como tomaba su miembro con su mano para comenzar a rozar el mojado glande en su entrada, sin profanarla pero tentando a hacerlo.
— Espera, espera, YoonGi —intentó removerse sin lograrlo completamente—, no sé si esté listo para esto —a pesar de sus palabra no pudo evitar gemir al sentir la presión del falo allí abajo.
— No me mientas —YoonGi besó cada centímetros de piel a su alcance—, lo quieres tanto o más que yo, dejémosno de jueguitos.
— ¡N-no! —intentó empujarlo con su espalda, otro intento fallido.
— Lo estás pensando mucho, mi amor.
— YoonGi, no...
Un suspiró cansado se escucho detrás suyo y Hoseok temió que su mayor se hubiese enfadado, aunque descartó esa idea a los segundos que volvió a sentir el aliento calido en su oreja y el tono de voz provocativo que usaba para tentarlo.
— Dime Hobi, ¿Cuanto es la raíz cuadrada de ciento ochenta sobre cuatro?
— ¿Q-qué?
— Responde —sintió como el pene de YoonGi golpeaba su entrada como si fuera alguna especie de nalgada miembril, y aunque seguramente no era la intención del mayor, Hoseok lo sintió como un reto, una invitación que citaba algo como: "seguramente estás tan caliente que no podrás siquiera pensar en una respuesta".
El amaba los retos.
Fue entonces que la mente del más pequeño comenzó a calcular como si aquella ecuación matemática fuera lo de mayor importancia en ese momento, porque, no importaba en absoluto la situación en la que se encontrara, Hoseok tenía la especial cualidad de ser un completo nerd competitivo desde su nacimiento.
Lo que no se esperaba para nada, y de hecho, se sintió tonto por no haberlo sospechado desde un principio, fue que en medio de toda su distracción, YoonGi fuera tan descarado de enterrar su pene en su entrada y hundirse hasta lo más profundo de una sola estocada, tomando sus caderas para evitar que se moviera.
Sí, Hoseok gritó, aunque no tenía en claro si fue de dolor o placer, talvez, alguna perfecta combinación de ambas, y YoonGi, preocupado de los futuros regaños que pudiera brindarle SeokJin, enterró una de sus manos en el cabello de su estudiante y lo empujó contra la almohada, casi asfixiadolo, para evitar que sus gritos se escucharan más de lo que ya lo hacían.
Luego ambos cuerpos quedaron quietos, esperando que el interior de Hoseok se acostumbrara a la intromisión, y no fue hasta que YoonGi confirmo que Hoseok dejaría de gritar, que se digno a separarlo de la almohada, recibiendo a cambio un rostro sonrojado, jadeante y con un hilo de saliva cayendo de su boca.
Jodido sea su profesor y su poco tacto para decirle que se quedara en silencio, Hoseok juró que si no fuera porque tenía un pene enterrado en su culo le hubiese gritado mil y un groserías.
Se calmó solo cuando la boca del mayor comenzó a dejar besitos cariñosos en su espalda y hombro, cosa que lo hizo sentir especial y único como nunca antes en su vida, y deseó tenerlo de esa manera, todo besos y caricias, para el solo siempre que quisiera.
YoonGi le gustaba tanto, tanto, tantísimo, que cayó en cuenta lo condenadamente complicado que sería olvidarlo cuando llegara el momento, porque sabía que aquella enfermiza relación terminaría tarde o temprano.
Todo siempre terminaba.
🤓🤓
¿Se esperaban este lemon rikolino? Ahr
Saben, cuando escribí "nalgada miembril" me estaba riendo yo sola como pelotuda, tengo un problema.
FALTAN POCOS CAPÍTULOS PARA QUE ESTO TERMINE CJAU
Lxs amo ❤
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Profesor -Yoonseok
FanficMin YoonGi era el peor profesor que podría haber en una escuela y Jung Hoseok el mejor estudiante de la misma. Acostumbrado a replicar por todo lo que le parece injusto Hoseok automáticamente crea un ambiente de continua pelea entre docente y alum...