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(Jack's POV)

Abrí los ojos de manera pesada, no sabia qué hora era, pero parecía haberme quedado dormido en medio de alguna clase en especial.

— ¿Q-Qué...? —fue lo único que atiné a decir, pues lo ultimo que recordaba era dormirme en una cama que no era mi casa.

¿Todo esto había sido un sueño? ¿Todo había transcurrido en mi cabeza mientras el profesor explicaba sin más?

— ¡Es un alivio! —exclamé, dándome cuenta que me encontraba solo en el aula.

Miré la hora, el receso había tocado no hacia mucho, y parecía que Felix no se había molestado en despertarme siquiera. De cualquier manera me levanté de mi asiento, planeando ir en busca del sueco, no tardé demasiado en verlo, además de que allí estaba Mark. Había decidido acercarme, mas algo hizo que me quedase quieto en mi lugar, con mis ojos abiertos como platos; su sombra.

Su maldita sombra se había quedado mirandome para variar, y no paso demasiado hasta que esta se acercó a mi, rodeandome en una plena oscuridad.

Despierta, Seán.

Abrí los ojos de golpe.

(Mark's (Dark?) POV)

Por fin... Por fin lo tenía en mis manos, era lo que había estado esperando, y por fin había ocurrido. Confió en mi, y después de un largo tiempo ahí estaba, durmiendo en el cuarto de invitados. Me había dado el placer de entrar a verlo dormir, dejando que solo le iluminase la tenue luz rojiza que transmitían mis propios ojos. Me había agachado a su lado, observando su rostro al dormir. Si no fuera por sus párpados cerrados, me estaría viendo directamente.

Estiré con suavidad mi mano hacia el y acaricié con las yemas de mis fríos dedos su rostro. En cuanto me alejé su ceño se frunció, pues parecía que su sueño se había vuelto una pesadilla. Una dulce pesadilla.

Aunque no sería tan cruel con mi pequeño, aún, hay tantas cosas que hacer y propuestas que realizar, así que le susurré;

Despierta, Seán.

Abrió sus preciosos ojos cielo de golpe.

(3ra persona¿ POV)

Lo primero que vio el irlandés al despertar fueron los rojos ojos del hawaiano, lo que hizo que se apartase rápidamente de él. Todo era oscuridad, como en su pesadilla, solo captaba aquellos orbes en medio de todo lo negro.

— ¿Q-Qué quier--

¿Has descansado bien? —le interrumpió, a lo que el de cabellos verdes no supo que responder— Se supone que ahora es cuando respondes que bien... ¿Tengo que educarte o algo, Seán

La voz profunda del otro le daba escalofríos al menor, haciendo que el miedo que tenia ya ligeramente aumentara. Él se enderezó, mientras caminaba hacia la puerta, mas antes de irse, le dirigió unas pocas palabras.

Ahora te traerá algo delicioso para comer.

Luego, salió y cerro la puerta con llave nuevamente, a lo que Jack suspiró y preguntó mentalmente a quién se refería. Y no tardo demasiado para que se enterase de quien se trataba.

A los diez minutos aproximadamente se escuchó la llave Jack se sentó correctamente, luego de encender la luz de la mesilla de noche, mirando hacia la puerta para llevarse una ligera sorpresa; un joven aparentemente menor que él ha aparecido por la puerta con una bandeja llena con comestibles. El chico camino pocos pasos hacia él, dejando la bandeja sobre sus piernas, a lo que el irlandés tuvo la oportunidad de examinarlo con aquella tenue iluminación; era pálido, su cabello se encontraba teñido de azul, y sus ojos... eran negros, completamente, y no pudo contenerse en preguntar.

— Tus ojos... —Captó su atención, cosa que hizo que lo mirase. Tenía una expresión triste, cabía destacar.— ...¿estan bien?

Se limitó a asentir, apartándose un poco luego para dejarle comer, aunque no abandonó la habitación. Pensó que Mark le tenia prohibido hablar o algo, quién sabe que le habría hecho a ese chico...

— ¿Cuál es tu nombre? —dijo, mientras apartaba la bandeja, no tenía hambre realmente, pero el de cabellos azules pareció alarmarse.

P-Por favor, come. —pidió, la voz le temblaba.

— No tengo hambre... —dijo luego de negar con la cabeza.—

P-Por favor, come, por f-favor. —volvio a casi rogar, como si temiera que algo ocurriese.

Jack, mas extrañado que antes decidió finalmente ingerir aquellos pocos platillos que le habían sido servidos. Luego de que hubiera terminado, le retiró las cosas para luego dejarle nuevamente a solas en su habitación, mas la puerta no había sido cerrada.

Su oportunidad había llegado.

De un salto se levantó, pues ya estaba prácticamente vestido y calzado, y con cuidado salio de la habitación. Un largo pasillo fue lo que lo recibió, el cual camino sin rumbo, hasta encontrar las escaleras de la casa. Las bajó, mirando a sus lados; nadie.

Corrió sin hacer demasiado ruido hacia la puerta de entrada, la cual trató de abrir. El corazón le iba a mil por hora.

Como si el universo apoyara su huida, la puerta se encontraba abierta.

Escapó.

Corrió sin mirar atrás.









— ¿Estas seguro de lo que haces? —Le preguntó al hawaiano, cruzado de brazos. Habían observado escapar al peliverde.

Todo esta marchando según el plan, a pedir de boca.

— ¿Tu dices?

Este juego solo acaba de empezar...










[ N/A ]

:^)
nada, eso, espero que hayan disfrutado de la lectura¿

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