La palabra "muerte" resonó en mi cabeza tan fuerte que me empezó a doler aún más la cabeza.
— ¿Luca? ¿Estás bien? — La maestra se acercó y puso una mano en mi hombro, pero yo rápidamente la alejé. — Lo siento muchísimo.
— No me toque. — Espeté. Sentía que todo daba vueltas.
Miles de imágenes de mi padre venían a mi mente.
Él hablando, él sonriendo, él enojado, él llorando, él riendo.
Él... conmigo. Siendo un gran padre. Conmigo, y con mis hermanos.
— L-Luca... — Me giré hacia ella. Mi maestra.
Se veía triste. Casi tan triste como yo.
Puse mis manos en mi cabeza, tirando de mi cabello con fuerza, dándome dolor, pero no tan fuerte como lo que sentía en mi pecho.
— Joven, lo llevaremos con sus hermanos. — Dijo el más alto, que se había mantenido callado durante todo eso.
Charlie... ¿Cómo estaba ella?
Salimos de la escuela, y yo no me sentía presente.
Me senté en la parte atrás de la patrulla y durante el trayecto, observé como las gotas caían del cielo, caían como si el cielo también llorara por la pérdida.
Escuchaba como los policías hablaban animadamente, como si una persona no hubiera muerto. Como si una familia no acabara de quedarse huérfana.
Me sentía devastado, pero no lloraba, me sentía horrible por no llorar, pero de nuevo estaba esa barrera a que mis sentimientos se derramaran. ¿Por qué?
El carro se detuvo y por fin levanté la mirada.
Era mi casa.
Se veía tan lúgubre, como si la felicidad hubiera abandonado ese hogar.
Bajé del auto y escuché como los oficiales lo hacían también.
Seguí el camino que daba a la puerta principal, y al llegar, la abrí, suponiendo que estaba abierta, por alguna razón.
Adentro, me encontré con Marc, sentado en el sillón, con todo el cuarto a oscuras.
A pesar de ser de día, las nubes tapaban el sol y parecía más tarde de lo que era.
Él levantó la mirada y me vio. Trató de sonreír, pero las lágrimas le ganaron. Se levantó y fue hacia mí. Me abrazó. Y yo a él.
No nos dijimos nada; simplemente nos reconfortamos como unos buenos hermanos.
— Charlie aún no lo sabe. — Informó él al separarnos. — No sé como decirle. ¿Me ayudarías?
— Claro... Ella también es mi hermana.
Los policías se sentaron frente a nosotros, y por la manera en la que nos miraron, supe que había algo más.
— ¿Qué sucede, oficiales? — Preguntó Marc, jugueteando con sus manos, nervioso.
— Su padre fue asesinado. — Enunció de manera directa el mayor.
— ¿C-cómo..? ¿Quién pudo hacerlo? — La voz de Marc salió llena de terror. — Creí... Creí que sólo se habría muerto a la mitad de la calle por alguna sobredosis o algo, pero... ¿Asesinado?
— No lo sabemos aún. Sólo podemos saber que fue hecho con un arma afilada, como un cuchillo, o algo relacionado. Fue apuñalado en su abdomen, dañando órganos vitales, causándole la muerte.
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La chica que usaba uñas de color sangre.
Mystery / ThrillerEra ella. La misma. Con sus uñas pintadas de un color rojo como la sangre.