Silencio, eso era lo único que deseaba por ahora, una inquietud como ninguna otra, pero no lo había; no en lo profundo de su mente donde un torbellino iracundo desvanecía todo, irónico cuando la realidad era ruido sin cesar.
Su momento favorito del día era cuando podía ir y mirarle, podía contemplar y sentir la calidez absorbente con la que le envolvía, le arropaba.
-Has venido antes -la dulce voz dijo como tantas otras veces añoro escucharla.
-Sí, realmente te necesito. La vida no tendría un sentido si no estuvieras en ella.
Frente a él una sonrisa floreció, dulce y sincera, extendió su mano atrapando entre la suya la ajena mientras empezaban una danza muda rodeados de un infinito polvo de estrellas, solo ellos sin saber cómo tomar las manos entre las propias, pisando torpemente los pies del otro sin embargo solo sonreían eran inexpertos en la danza como lo eran en el amor.
-No sabes bailar.
-Y tú? Mereces el premio al experto pisando a tu pareja-murmuro con burla, alzando su barbilla ante el más bajo, que hizo un puchero para después acomodar sus labios en una línea y fingiendo abrazar el aire empezó a bailar tarareando lo que podría ser una canción aunque solo provocaba las risas del otro que cubriendo sus labios con las manos emitía ruidos extraños.
-Creo que el aire baila mejor que tú. Será mi pareja desde ahora.
Soltó con broma y cierta altanería, su acompañante miro a otro lado sin prestar la mínima atención quitando los mechones que se precipitaban a cubrir su rostro observando a su alrededor su vista se topó con lo que parecía ser una corona adornada por algunas flores de tono rosa, igual a algodón de azúcar; tomándola entre sus manos hizo un ademan de sostenerla como si abrazara a una persona y empezó a bailar, girando de un lado a otro.
-Creo cariño, que estamos a mano. -dijo mientras girando cual demente alrededor del otro, abrazaba y olía los pequeños pétalos dulces, la crédula mirada del otro chico no se hizo esperar pero siendo fiel a su orgullo continuo sin prestarle atención.
Se detuvo un momento y cruzando sus brazos miro al azabache que parecía feliz en compañía de aquella linda corona, frunciendo el ceño miraba con cierto desprecio a la nueva "pareja" que podía tener una simple corona llena de insectos y flores que él no? Farfullando entre dientes contemplo como el chico de lindos ojos oscuros besaba y acariciaba aquellas bellas flores que se exhibían como si trataran de fino terciopelo.
Jonny parecía divertirse observando de reojo las adorables expresiones en el rostro del pelirrojo que de manera poco discreta sentía clavada su mirada en la nuca, sospechaba que si el desastre de hermosas rosas pertenecientes al dulce paisaje tuvieran vida estarían muertas o más que muertas...sepultadas mil metros bajo tierra, una risita tonta abandono sus labios de repente ante sus pensamientos a unos cuantos pasos el pelirrojo cruzo aún más sus brazos bufando ante esa risa que tanto amaba.
Thom se aseguró de contar los segundos y minutos en los que el pelinegro murmuraba cosas incoherentes como; "¿Sabías que te vez hermosa hoy?" "¡Hace mucho no veía flores tan bellas!" "Oh querida no te hubieras arreglado tanto"
-Sí, no te hubieras arreglado tanto -imito fingiendo una aguda voz demasiado exagerada que ni si quiera se parecía a la del menor.
-No le hagas caso preciosa, ¡esta celoso de lo mucho que nos amamos!
-¡Yo no estoy celoso!
Ignorándolo con una sonrisa discreta abrazo con cuidado las flores, murmurando lo que Thom solía llamar; "tonterías" (inventado hace casi tres segundos) el pelirrojo observo como Jonny seguía repitiéndole a la corona que estaba celoso mientras le "guiaba" bajo un frondoso árbol donde una cesta y un mantel a cuadros negros y blancos se encontraban perfectamente acomodados, genial ahora la corona además de quitarle a su novio le quitaba su picnic... ¡maldita vara con florecitas!
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RADIOHEAD/ONE SHOTS/Thom Yorke & Jonny Greenwood
Fanfiction"¿No es el acto amoroso la eterna repetición de lo mismo? NO, siempre queda un pequeño porcentaje de lo inimaginable" -Milan Kundera-