Esto es una triste excusa para intentar escribir "smut"
Así que....quizá no sea lo que esperaba, pero ahí esta. (YoEsperariaRealmenteQueNadieLeaEsto(?)
. . .
El primer sonido que escapo de sus labios entreabiertos y húmedos fue un gemido, y para ser la primera vez que se atrevía a hacer tal cosa no sonaba deplorable en absoluto, aunque si un poco tímido y tembloroso.
Lagrimas descendieron lentamente por sus níveas mejillas, tal como si temieran ser vistas y fueron salpicadas contra las sabanas que no trataban de seda pero si lo aparentaban bajo sus músculos tensos.
Su cuerpo era una maraña de suspiros y sus dedos de apariencia lívida temblaban contra los hombros anchos del cuerpo sobre el suyo; aun vestía su suéter azul y pantalones que no se ajustaban a sus delgadas piernas.
—Lo siento. — apresuro a disculparse el menor, al notar que un movimiento algo tosco de su parte había hecho fruncir el ceño de su amante. Y se sonrieron. Rodaron sobre la cama, uno intentaba quitarse la ropa y el otro reía mientras recitaba:
—Hay que ir lento.
Aunque sus palabras eran más hacia sí mismo, quería convencerse de por qué estaba haciendo tal cosa, se autoconvencía de que eso era lo que quería. Que había aceptado estar bajo el cuerpo del azabache por él. Los besos le arrullaban cual mantra, mientras las manos paseaban lentamente por su cintura, en cambio sus manos se sujetaban de los brazos del pelinegro.
Sus piernas se encontraban enredadas y ciertamente no se atrevía a abrirlas. Fue despojado de su prenda favorita, el azul que creaba un constante contra su cabello teñido de rojo, una risita abandono sus labios cuando las hebras negras que caían elegantemente sobre el rostro del menor cosquillearon en su pecho; los labios posados sobre su piel le convertían en un desastre de suspiros y sus dedos se enterraban contra los brazos de su guitarrista.
En otra ocasión sino se encontrara tan perdido en las sensaciones habría interceptado contra las manos que se dirigían por su espalda y se adentraban bajo sus pantalones, y finalmente fueron deslizándose por sus piernas entreabiertas. Sin embargo sus labios se encontraban inmersos en la embriaguez que le obsequiaban los labios sandia del pelinegro.
Sus sentidos aturdidos aun no reparaban en la calidez en la que su cuerpo se adentraba y como su piel ardía a cada roce de los dedos de su pareja. Sus labios hacían el enorme esfuerzo por no separarse nunca, por lo que Jonny entreabría su boca y la guerra de dominio no solo se llevaba a cabo dentro, donde sus lenguas se arrastraban por sus cavidades bucales e hilos de saliva adornaban las comisuras de sus sonrisas, también esa pequeña guerra se encontraba entre sus cuerpos donde el de ojos castaños empujaba con su rodilla entre las piernas de su novio; buscando quedar entre ellas y ser arropado por la suavidad que le ofrecía el placer.
Pero era predecible que Thom no dejaría que le desnudara por completo, ni mucho menos que le dejaría anidar entre sus piernas sin su previo consentimiento. Era la primera vez que lo hacían "así" y ambos se comportaban como un par de adolescentes con demasiadas hormonas a flor de piel. Rodaron entre las mantas tratando de sus labios siguieran juntos, esta vez Jonny empezó a desvestirse, a cada movimiento se inclinaba para robar un beso entre pequeñas sonrisas demasiado estúpidas para su edad.
Una vez sus cuerpos colisionaron sin vestiduras ni interrupciones se ahogaron en un torbellino de placer y sus quedos gemidos eran la única música que bañaba sus oídos. Los cabellos de manto parecido al terciopelo oscuro se limitaban a mecerse a cada centímetro que recorría con sus labios; provocando que de los labios ajenos explotaran aclamaciones que susurraban.
—Ya, basta.
El pelirrojo tomando las manos del azabache le hizo subir por su cuerpo, tomando sus mejillas, provocando que se hundiera con gusto en el pecado de sus labios. Por qué amaban besarse cuando no habían palabras que decir o simplemente asegurándose de que los besos siguieran embelesándolos como fuegos artificiales.
Sus dedos se dieron a la tarea de bailar por la piel pálida, que justamente podría en el mejor de los casos competir contra la pureza de un manto nevado. A sus tímpanos adormecidos sobrevolaba su nombre, de la manera dulce y delicada de un empalagoso murmullo.
Al sentir la calidez que empezó a rodear sus caderas una sonrisa se asomó en sus exuberantes labios, sus manos descendieron con toda la audacia del momento por las piernas que se extendían a su alrededor, acomodándolas y aferrándolas con cierta parsimonia con fuerza a su cintura.
No solían hacer siempre un acto carnal, esos momentos los dedicaban a tardes lluviosas o durante el ocaso que derrochaba sus últimos rayos; especialmente no de esta manera, aunque Jonny debía admitir, jamás en voz alta por supuesto, que amaba tener un control absoluto sobre su novio. Porque simplemente y sin rodeos de por medio...para él eso era hacer el amor.
Simplemente admirar por momentos el contraste del rosado que se pintaba, como tiernas pinceladas sobre su torso, la gama de turquesas en sus mejillas y los rojos que podían adquirir sus labios entreabiertos.
Simplemente porque le gustaba obsequiarle pequeños besos que le hacían temblar ya que en otra ocasión tan solo serían besos.
Porque le gustaba besar, detallar y acariciar cada queja, expresión y gemido que se desprendía de esas paranoias extasiadas de amor.
Porque amaba sentir bajo sus dedos el ardor del que era causante, porque esas notas que partían de un contratenor eran pausadas como en canciones que aun nadie había escuchado y se dedicaban a transformarse en melodías contra el cuello de Jonny.
—Te amo. —a este paso las galaxias purpuras formaban parte de sus cuerpos, eran pequeñas marcas que se expandían por su cuello y terminaban incluso en el interior de sus muslos.
Cada te amo se ajustaba en nuevo contraste de armonía, tan ligera como una tesitura y luego recurría a su sacudirse en nuevos segmentos. Jonny no pudo evitar pensar que su nombre se escuchaba bien siendo alzado al cielo. Y Thom envolvió sus brazos en el cuello del pelinegro al sentir las manos ajenas subiendo y descendiendo entre sus piernas.
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RADIOHEAD/ONE SHOTS/Thom Yorke & Jonny Greenwood
Fanfic"¿No es el acto amoroso la eterna repetición de lo mismo? NO, siempre queda un pequeño porcentaje de lo inimaginable" -Milan Kundera-