Capítulo 6: El cazador

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Saga II: El cazador de Insomnia

Soltadme de una vez, no puedo dejarla aquí – gritaba Noctis pese a que sus compañeros lo llevaba prácticamente arrastras hacia la nave.

- Olvídala Noc – le dijo Gladio – ella misma te ha dicho que te vayas.

- No puedo dejarla – gritó de nuevo.

- Ella vino a salvarte – le gritó esta vez Prompto haciendo que él reaccionase - ¿Quieres que su sacrificio sea en vano? Entonces mueve tu real trasero a esa nave. Sabes que eres mi mejor amigo, que te ayudaré en lo que sea, pero ahora mismo hay que irnos, no podremos hacer nada por ella si estamos muertos. Vamos – le gritó sacando a Noctis del trance y consiguiendo que empezase a correr por sí mismo hacia la nave.

La nave no estaba lejos, pero a ellos les parecía una eternidad teniendo que esquivar los disparos de aquellos soldados del Nido. Ignis fue el primero en subir corriendo la rampa poniéndose al volante de la nave, esperando a que Gladio y Prompto subieran y observasen cómo el príncipe se mantenía a cierta distancia bloqueando las últimas balas con sus espadas.

- Despegad – dijo Noctis para que lo hicieran de una vez mientras él entretenía a los guardias.

- Maldita sea Noctis – gruñó Prompto – ¿no se suponía que tú lo cubrías? – preguntó hacia Gladio.

- Creía que iba a tu lado – le dijo Gladio escuchando cómo Ignis arrancaba el motor y empezaba a cerrar la compuerta.

- Ignis – gritaron los dos al ver cómo hacía caso al príncipe sin entender cómo podía estar cerrando la compuerta y abandonándolo atrás, sin embargo, un destello surcó el cielo y un arma apareció en mitad de ambos hasta que Noctis salió de la nada cogiendo la pequeña espada que había lanzado.

La compuerta se cerró tras ellos, deteniendo los últimos disparos de los soldados del Nido. Prompto respiró por primera vez con tranquilidad, viendo cómo Noctis llegaba ileso hasta la nave.

- No vuelvas a hacer algo así ¿Me oyes? Nosotros te cubrimos a ti, no al revés – le comentó Gladio.

- Yo puedo teleportarme, es fácil para mí evitar sus armas – le confesó – mejor que vosotros. Estoy bien ¿vale? No te preocupes, sólo... salgamos de aquí.

Lentamente la nave tomó altura pese a las magulladuras de las balas. Ese humo negro les daba la señal de que no llegarían lejos, pero esperaban al menos ser capaces de salir del Nido.

- La nave no aguantará mucho – dijo Ignis saliendo del Nido, sobrevolando por la inhóspita tierra de Paals.

- ¿Eso es Paals? – preguntó Noctis.

- Sí – dijo Ignis al ver los grandes monstruos que caminaban por las llanuras, los monstruos voladores que sobrevolaban al lado de la nave.

- No llegaremos a Insomnia así, aterriza.

- De acuerdo, aterrizaremos – confirmó Ignis.

- Quedamos en que no vendríamos a Paals – dijo Gladio enfadado.

- Ahora ya no hay más remedio. Caminaremos hasta Insomnia.

La nave aterrizó cerca de un gran manantial y la compuerta se abrió dejando salir a los cuatro chicos. Noctis metió la mano un segundo en el bolsillo de su chaqueta y tocó el anillo que Serah le había dado, el anillo de su padre, ese con el poder para restaurar el poder del cristal de su ciudad pero que él era incapaz de ponerse, no quería hacerlo, ni siquiera sabía si se lo merecía de verdad. Volvió a dejarlo en el bolsillo y dio el primer paso observando los grandes animales de la llanura.

Hunters (Final Fantasy, Noctis-Serah)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora