Mantengámoslo en secreto

2.2K 132 12
                                    

Bellamy

A la mañana siguiente y, a pesar de la actividad física de la noche anterior, me desperté más descansado de lo que me había sentido en los últimos años.

Creo que el descanso es más mental que físico. Llevaba mucho tiempo luchando contra esto que siento por Clarke y, ahora que por fin ambos nos habíamos dejado llevar, me encontraba liberado.

Cuando mis sentidos se despiertan un poco más me doy cuenta de que estoy solo en mi habitación. En qué momento se fue de mi cama? Intento hacer memoria, pero debí de quedarme dormido antes. Decido vestirme y salir.

Fuera no hay movimiento. Miro a mi alrededor, observando el paisaje que me rodea. Aun me cuesta creer que estemos de vuelta en la Tierra. Una sonrisa se dibuja en mis labios al recordar la noche anterior. Inhalo el aire fresco de la mañana y disfruto de ese momento de soledad.

En los meses que pasamos en la Tierra la primera vez, siempre había disfrutado de ese pequeño placer. Despertarme antes que nada ni nadie. Antes de que los problemas inhundaran el campamento. Escuchar a los pájaros cantar su melodía y notar el sol en mi cara.

De repente, me doy cuenta de que no estoy tan solo como pensaba. Sobre el capó del Rover, una preciosa rubia me mira y sonríe. Y mi pequeño momento de placer acaba de potenciarse de manera inesperada.

--Buenos días, extranjero. Veo que sigues siendo tan madrugador como antaño-- me dice, con un tono que alberga ternura y otros secretos que deseo descubrir.

--Extranjero? Es que uno no puede tomarse unas vacaciones en el espacio durante 6 años?-- bromeo --pero esta vez me has ganado tu. O es que acaso no has dormido?-- pregunto mientras me acerco lentamente al coche.

--Es difícil dejar los viejos hábitos, según parece. Ayer a estas horas estaba hablando contigo por radio y ahora estás aquí, pero mi despertador interno parece no haberse enterado aun.

--Quizá te ayudaría si despertaras a mi lado-- digo, acariciando su mano con las yemas de mis dedos.

--Quizás sí. Pero tenía que volver con Madi. A veces le cuesta dormir en sitios extraños y no quería que se encontrara sola en un sitio nuevo-- dice, enredando sus dedos con los míos y apoyándose en mí mientras salta desde el coche al suelo.

--Entiendo-- asiento y sonrío --buenos días, princesa-- aprovecho nuestra cercanía para robarle un beso mientras tomo su cintura, anhelando sentir su cuerpo junto al mío otra vez. Sus suaves labios se mueven con los míos, abriéndose para que pueda acariciar su lengua con la mía.

Cuando nos separamos, tras unos segundos, observo su cara mientras la acuno con mis manos, que ya han abandonado su cintura. Sus ojos están un poco hinchados pero brillantes y sus mejillas están teñidas de un encantador color rosado.

Si por mí fuera, cogeríamos en este momento el Rover y nos iríamos lo más lejos de todo y de todos que este oasis nos permitiera. Solos ella y yo.

Pero Clarke tenía ahora a Madi y yo tenía que pensar en Octavia. Y la realidad cayó sobre mí con todo su peso, rompiendo esta burbuja de ensoñación en la que me encontraba. Pero antes de que la responsabilidad nos reclame, quiero disfrutar de este momento a solas. Le doy un beso en la frente y la abrazo fuerte, estrechándola contra mi como si temiera no volver a verla más. Como ya me había pasado. Me estremezco al recordar la sensación de abismo que sentí cuando creí haberla perdido para siempre.

La culpa por haberla abandonado está a punto de hacer su aparición en mi pecho otra vez cuando el ruido de pasos hace que ambos rompamos nuestro abrazo instintivamente.

6 años y 7 días después (Bellarke)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora