Bajo el cielo estrellado

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Clarke

Los días pasaron y todos tuvimos que aprender a vivir juntos de nuevo.

Fuera de nuestro pequeño Edén la Tierra no es habitable, por lo que todas las tribus que sobrevivieron al praimfaya han tenido que aceptar seguir siendo vecinos una vez fuera del búnker.

Por nuestra parte, nos hemos asentado en el valle, construímos un pequeño campamento skykru al más puro estilo Arkadia, pero al abrigo de la nave Gagarin esta vez.

El gran gesto amoroso/territorial de Bellamy pasó bastante desapercibido para la mayoría, dado que los del búnker, salvo Octavia, aun no habían salido y mis amigos a penas hicieron algún comentario, por lo que todo quedó entre nosotros.

El aumento considerable de personas con las que interactuar hizo que fuera más fácil ignorar las miradas de Echo y Will, aunque este último sobretodo estaba sorprendido más que molesto.

En cuanto a Echo... Bueno, digamos que no reaccionó todo lo mal que esperábamos, pero tampoco vino y nos felicitó. Básicamente, se limitó a asesinarnos con la mirada y a irse. Ya no duerme en la nave con el resto de nosotros y, dado que los Azgeda no sobrevivieron, nadie sabe dónde está, aunque no hay mucho lugar donde esconderse en este pequeño jardín verde. Probablemente haya ocupado una de las cuevas vacías.

Los demás se limitaron a dirigirnos miradas de sorpresa o de aprobación.

A mi no me preocupó demasiado, ya que estaba demasiado ocupada reencontrándome con mi madre como para prestarle atención a los cotilleos. Teníamos mucho que contarnos después de todos estos años. El momento en el que le presenté a Madi fue muy especial y emotivo.

Después de una semana juntos de nuevo, me di cuenta de que a penas había visto o hablado con Bellamy. Él se había pasado la mayor parte del tiempo con su hermana y los demás spacekru. Ni siquiera dormíamos juntos, ya que él había acogido a Octavia en su habitación y yo me había pasado las noches con Madi y mi madre.

Le echaba de menos, y mucho. No me había dado cuenta hasta que mi madre me preguntó si podía llevarse a Madi a dormir con ella una noche y me quedé sola. Por primera vez en más de 6 años.

Así que decidí ir a buscarle. Pensé en ir a su habitación, pero algo me decía que, por la hora que era, todavía no estaría allí.

Me dirigí al centro de reuniones del campamento. Hace años, cuando acabábamos de llegar a la Tierra y solo éramos los 100 delincuentes originales, recuerdo que Bellamy era el primero en levantarse, pero también el último en acostarse. Recuerdo haberle visto disfrutar de la soledad del campamento viendo las estrellas o simplemente sumido en sus pensamientos.

Y allí estaba. Tan arrebatadoramente atractivo como siempre, sentado mirando el fuego que ya casi se había consumido del todo. Cuando escuchó mis pasos levantó la vista y me sonrió.

--Por fin. Llevo días esperándote-- dijo, cuando llegué a su lado y me senté.

--Ah, sí? Y cómo es eso?-- pregunté, intrigada.

--Sabía que necesitarías unos días para estar a solas con tu madre y con Madi, pero que cuando estuvieras lista vendrías a buscarme. Llevo días quedándome hasta tarde, cuando ya todos se han ido a dormir. Y hoy por fin has venido-- dijo, apartando un mechón de pelo de mi cara y poniéndolo detrás de mi oreja.

--Vaya, parece ser que me conoces bien-- digo, dedicándole una sonrisa con la mirada fija en sus preciosos y oscuros ojos.

--Un poco-- dice sonriendo, satisfecho, mientras toma mi mano y entrelaza nuestros dedos --qué tal tu familia?

--Bien, es genial verlas juntas, es como si se conocieran de toda la vida-- sonrío mientras acaricio el dorso de su enorme mano con mis dedos --qué tal la tuya?

--Bueno, al principio me costó hacer que me contara cómo fueron estos años en el búnker, al frente de todos... Pero poco a poco se ha ido abriendo. Las historias son duras, no la envidio. Y ahora mismo no quiere saber nada de liderazgo ni de decisiones. Solo quiere ser libre. Y pretendo dejar que lo sea-- suspiró al terminar de hablar. Luego, acercó nuestras manos unidas a sus labios y besó tiernamente el dorso de la mía.

--El tiempo curará sus heridas, ya lo verás-- digo, acarociando su rostro con mi mano libre. Llevo mi mano a su frente y enredo mis dedos en su pelo rizado, peinándolo hacia atrás --te he echado de menos. Siento haber estado ausente todos estos días, digo volviendo a acariciar su rostro, bajando mis dedos por la línea de su mandíbula cubierta por la incipiente barba.

--Yo también te he echado de menos, no sabes cuánto--dijo, eliminando la distancia que nos separaba para juntar nuestros labios en un anhelante beso.

Nuestras bocas se acoplaron a la perfección y nuestras lenguas exploraron la boca del otro mientras profundizábamos el beso.

Yo me subí a su regazo a horcajadas y puse mis brazos alrededor de su cuello mientras él acariciaba la piel de mi cintura por debajo de mi camiseta.

Estuvimos así un buen rato, besándonos y acariciándonos. Recuperando el tiempo perdido.

Después, cuando el fuego de la hoguera ya se había apagado, nos tumbamos en el suelo boca arriba y juntos observamos las estrellas.

Era algo que yo había hecho tantísimas veces en estos años, sola, soñando con qué estaría pasando allí arriba, soñando con volver a verlo... Y ahora estaba ahí, a mi lado, sosteniendo mi mano. Podía notar el calor que desprendía su cuerpo, su aroma, escuchar su voz.

--Te quiero-- no se si lo dije o se me escapó, pero de inmediato mi corazón se disparó por miedo a su respuesta.

Él me miró a los ojos con una expresión indescifrable. Entonces sonrió y el alivio sustituyó a los nervios de mi estómago.

No dijo nada, solo me besó con ternura en los labios.

Pasamos toda la noche juntos y amanecimos en mi cuarto, enredados el uno en el otro.

Pero la paz se acabó pronto, ya que empezamos a oír gritos y barullo en el exterior.

Rápidamente nos vestimos y salimos afuera, a ver qué estaba pasando.

--Bellamy! Clarke!-- gritó Raven al vernos aparecer --Echo ha desconectado el sistema de la crioprisión. Si no hacemos algo, pronto tendremos un centenar de presos peligrosos y cabreados rondando por aquí.

Image credit: Tumblr

6 años y 7 días después (Bellarke)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora