- 17 - ¡Chocolate!

9.4K 660 95
                                    

-Es una pregunta simple, ¿quién es su amo? -

-T-tú, tú lo eres Sebastian - sonrió - ahora vísteme - asintió -

🗝️☕🍪

🗝️☕🍪

🗝️☕🍪

-Abra esa boca - cuando lo hice, metió lentamente la boquilla del biberón, sonrió - me encanta como sus orejas se bajan por instinto, su cola permanece quieta lo que me asegura que está a completa sumisión -

-¿Podrían no coquetear mientras estoy comiendo? - preguntó Ciel, dejó la taza de té y, luego de mirarme asqueado, volvió a su periódico -

-Mi señor, hoy vendrá la señorita Elizabeth, dijo que deseaba ver a mi princesa en persona, pero no quiero que la toque, así que le pediría por favor que me deje ocultarla - quitó el biberón, tomé su mano y la acerqué a mi boca, habían veces, como ésta, que no tenía control de mi propio cuerpo, y algo más, parecía hacerlo, lami los dedos de Sebastian, luego lo miré a los ojos y lami su mejilla - Hey! - rió -

-Qué... Asco, ¿qué hace? -

-Los gatos hacen esto a su amo para impregnar su olor y que los demás gatos no se acerquen, además de que... Está... Asicalándome, como uno de los suyos, sí, esa es la palabra, ¿no le parece tierna? - sentí su mano recorrer mi espalda - Buena gatita -

-Me voy, si Elizabeth comienza a buscarla no la detendré, solo le avisaré que ella no está, no te ayudaré más que eso - cuando escuché la puerta cerrarse, Sebastian se corrió para besarme -

-¿Mi pequeña gatita sigue en celo?-asentí - muy bien, ¿qué quiere comer en la noche?

-¡Chocolate! - rió -

-Puede enfermar, además que no creo que le gusten, los gatos tienen sus gustos muy refinados y específicos, no le gustaran - me crucé de brazos - no cariño - adviertió - no me rete -

-Yo sé donde guardas los chocolates de Ciel - sonreí - Voy y vuelvo - me bajé y corrí hacia fuera siendo perseguida por Sebastian. Las escaleras se me hicieron fáciles.

-Señorita deténgase - reí y corrí más rápido rasguñando algunas paredes y cuadros y una que otra cortina-

Pero cuando lo vi pasar por mi lado a su propia velocidad, gruñi y entré a la habitación, él tenía la caja en sus manos, lo levantó, cerré la puerta.

-¡Dame Dame! - salté pero él se negaba -

-Puede enfermarse, además no le gustará -

-Claro que sí! - en un movimiento en falso lo rasguñé en el rostro, me aparté - L-lo lamento - suspiró y quemó la caja con una simple llamarada, las pocas cenizas cayeron al suelo - S-Sebastian -

-A la cama, gata mala - fui a donde me señalaba, estaba molesto, lo veía en su mirada, me senté avergonzada - a su amo no se le rasguña, ¿ha entendido? - lo miré -

-Quiero chocolate - musité -

-No no - negó - se supone que un gato no percibe cuando lo reprochan, así que vamos a hacer algo más severo - se sentó - Ven aquí linda- me sentó en sus piernas - ¿qué te parece un pequeño castigo y luego a cortar esas uñas? - negué - ¡lástima! -

Gata por equivocación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora