- 20 - Soma Y Agni

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Cuando salió por esa puerta, vi varias cosas qué hacer, pero muchas de ellas no le gustarían a Sebastian.

Cuando me aproximé a una de las cortinas, escuché un ruido de detrás de mí.

Me giré algo asustada, sentía ojos en mi espalda, luego, los vi, eran dos chicos, por así decirlo, me miraban asombrados. Retrocedi con miedo, me arrodillé encima de uno de los sofá y los miré por encima apoyando mis manos en el respaldo.

-¡Agni mira! -

-Sí, mi señor, pero preste atención, la está asustando - se acercaron un poco dejándome verlos completamente.

Uno era de tez oscura, ojos azules grisáceos, y cabello blanco corto, a excepción de una trenza larga, por lo que percibí que en algún momento tuvo su cabello hasta allí, luego un turbante hindú para cubrir su cabeza. Y más tarde vi sus ropas, aunque no sabría describirlas.

Además, el otro, el que suponía, debía tener piel morena, ojos dorados, y cabello largo hasta los hombros. Lleva puesto unos grandes pendientes de oro, también lleva un clip de oro para mantener su coleta y un suplemento decorativo de India, aquel punto rojo extraño llamado bindi.

-¿Eres esa gatita que todo Londres está buscando y alabando? - asentí nerviosa y algo temblorosa - ¡Agni! ¡Es ella! - rió fuerte - ¡muchas personas están buscándote, dicen que les perteneces como espécimen- Tragué en seco, necesito escapar-

-Descuide Señorita, si el Señor Sebastian la dejó aquí tengo la obligación de cuidarla - se puso el puño en el pecho - le debemos mucho a aquel ser maravilloso - negué lento-

-Pensé que este... Este sitio era de Ciel - murmuré -

-¿¡Cómo está Ciel!? - Preguntó el chico -

-Señorita, me gustaría presentarnos - catarreó su garganta - él es el Príncipe Soma, mi amo y yo soy Agni, su fiel sirviente- se arrodilla unos segundos para luego levantarse -

-¿¡Cómo está Ciel!? - Volvió a preguntar-

-Señor, debe ser más amable, ¿Podría decirme como está el Señorito? Hemos venido aquí por temas legales y cercanos, somos muy amigos, no se preocupe - se acercó un paso -

-Por qué su cola está así -

- Tiene miedo, no se acerque, suelen rasguñar -

-Pero tiene las uñas cortas - susurró hacia él -

-M-me los cortó S-Sebastian, l-lo rasguñé - musité algo triste -

Soma, se acercó mirándome y dejó su mano en mi cabeza, sonrió al tocar mis orejas.

-Es de verdad - aceptó - sabes - rodeó el sofá y se sentó a mi lado, me acomodé mejor cuando el mayordomo se acomodó de mi otro sitio, los miré mejor - si te encuentran, lo más probable es que te abran a la mitad o corten tu cola - tragué en seco y la enrollé a mi brazo - ¿por qué estas aquí? -

-Elizabeth -

-La prometida del Conde - aclaró Agni -

-Quiero a Sebastian - me crucé de brazos - espero que me estrañe -

-He oído que los gatos extrañan demasiado a sus dueños, pero no tanto como los perros- comentó Soma - ¿quieres algo? -

-Dormir - me acomodé en el regazo de Soma, mi cabeza quedó allí y luego simplemente cerré los ojos.

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-¿Qué se supone que hacen aquí? -

-Hemos venido por unos negocios Señor Sebastian, espero y no le moleste nuestra inoportuna presencia -

-Muy bien - ¡Sebastian! - ¿cómo se comportó? No rompió nada, ¿verdad? -

-¿Cómo se llama? ¿Cuántos años tiene? ¿Toma leche? ¿Te lastimó con sus uñas? ¿Persigue a los ratones? ¿Me la puedo llevar? ¿Puedo Jugar con ella? ¿Es cierto que le duele si le jalo la cola? ¿Si come un chocolate se muere? ¿Si la tiro de un segundo piso, pierde una vida? - bostecé y sentí una caricia en la cabeza -

-Se llama ______, tiene 17 años, todas las mañanas, una vez solamente, no, es una gata sofisticada, si lo intenta lo acabaré, no puede, le duele y mucho, tal vez, es mejor no intentarlo, y de nuevo, si lo intenta lo acabaré - me hizo cosquillas detrás de las orejas y abrí los ojos, Sebastian me miraba sonriente arrodillado al lado de la cama en la que estaba.

Me...

Gata por equivocación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora