- 9 - Dulces Y Peluches

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-Mírala, es la Señorita______ - escuché a Meirilin

-Por qué se esconde Señorita? - Finnian -

-Lamentablemente, no quiero que la vean - suspiró Sebastian -

-Por qué! - protestó Mei -

-¡Ambos vayan al carruaje! Debemos irnos! - Sebastian me toma de la mano y me jala, dejando que ambos chicos gritaran emocionados -

-Está muy linda Señorita!! - reí

Al subirnos, Sebastian me puso encima de sus piernas.

-Pareces una muñeca- menciona Ciel - una de esas muñecas que a Undertaker le gusta sacarles los órganos, y que su linda ropa quede de color rojo - me sonrió seco y volvió a su periódico, me aferré a Sebastian y el carruaje avanzó.

-Ciel, podríamos volver a ser amigos, recuerdas cuando...

-Sí, ya lo sé, Cállate - se cruzó de brazos -

-Oye! Hoy sufrí mucho, me lo debes- rió -

-Sólo fueron un par de fotos - dijo como si nada -

-Yo estaba tan feliz durmiendo y tú sacas fotografías! - sonrió mirando hacia otro sitio -

-Esas fueron las que más gustó a Aleister - Sebastian se abrazó más fuerte a mi cintura -

-au... Sebastian? Puedes ser menos...

-Lo lamento - murmuró y me soltó un poco para luego enterrar su cabeza en mi cuello, besó allí un par de veces - bien, le daré una sorpresa- sonrió y me dejó a su lado - dese la vuelta y cierre los ojos - asentí sonriente.

A los pocos segundos de que escuché a Ciel gruñir con descontento, sentí el mismo delicioso olor que antes, me destapé y Sebastian me acercó un poco.

-Cariño qué ocurre? - me dijo y me volví a sentar encima de sus piernas, lo abracé y me refregué contra él riendo - Shhhh despacio, no queremos arruinar su hermoso atuendo -

-Ahg! Ya basta! No enfrente de mí!- Hice caso omiso a la petición y me acomodé para mirarlo - escucha, necesito que entiendas lo siguiente muy bien - asentí -

-Dime todo lo que debo de hacer allá-

-Primero lo primero, debes de asegurarte de pasar muchas veces enfrente de Aleister-

-si le hace preguntas incómodas, no las responda, ha escuchado? - asentí, Sebastian se volvió a aferrar-

-Cómo sea, el punto, entregarás caramelos a los niños y les dirás a sus madres de una manera sutil, que los muñecos que yo vendo son los mejores - sonríe - ta dá! - hizo manos de jazz, reí - muy bien, Conquistalos a todos. - Asentí.

Al bajar del carruaje, éste se fue, caminamos por el mismo callejón de la anterior vez, al salir, mucha gente me miraba.

Mis fotos con una publicidad clara estaban por doquier, me apegué a Sebastian escuchando un... ¡Awwww!

-Shhhh - trató de tranquilizarme Sebastian -

-Aquí está mi petirroja! - Aleister me jaló dándome una vuelta, sonriente, comenzó a llevarme hasta el centro del lugar - oír todos! Aquí está la tan ansiada Señorita! - las personas aplaudieron - representando a la fábrica Funtom, y a la familia Phantomhive, la Señorita______! - comenzaron a aplaudir, escuchaba muchos cumplidos, pero al darme vuelta comenzaron los murmullos, todos eran positivos pero algunos me cuestionaban, decían que, era extraño, dijeron que parecía muy real - Ahora la Señorita dará algunos de los productos del Conde, ¿no es cierto? - asentí sonriente, aplaudieron.

Ciel me dió una canasta y comencé a dar caramelos a los niños y a algunas personas más, aunque me incomodaba que muchas de ellas, tocaran mi cola o la jalaban.

-au! Yo... No me gusta eso- le dije a un chico, éste sonrió -

-Lo lamento, usted es muy linda - comentó y salió corriendo -

-El niño tiene razón petirroja, le importaría decirme si es verdad que le duele? - me jaló fuertemente, retrocedi -

-S-sí, duele de verdad, le agradecería que no... Que no hiciera eso - asintió sonriente -

-Usted es muy hermosa- comenzó a acercarse -

-Uh... Gracias, tome un dulce! - y metí un malvavisco en su boca, éste me miró indiferente.

Sali corriendo de nuevo y seguí repartiendo caramelos, hablaba con las personas y les contaba qué tan buenos eran los productos, les decía que los muñecos eran espontáneos y muy suaves, al final, iban a comprar y yo veía a muchos niños felices.

Espero que mi Ciel también esté feliz.

Y a Sebastian... No lo vi, sino hasta que unas pocas personas quedaron, se acercó y casi enfrente de Aleister, me besó, reí y me acerqué un poco más, pero grité al sentir que alguien jaló mi cola fuertemente.

Gata por equivocación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora