- 24 - Mi Linda Gatita

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Hasta que... No lo escuché más.

Cerré los ojos y oí como... Algo fue tirado. Otro grito.

Y luego, sentí como, alguien me tomó en brazos, me aferré llorando, dolía tanto.

-Ya está, mi bebé, mi linda y hermosa gatita, ya estás conmigo, Shhhh - S-Sebastian, no me moví, me quedé quieta aún pensando que seguía enojado-

Sentí el viento en mi cuerpo, tenía frío, demasiado frío.

Cuando por fin nos detuvimos.

Me aferré a su cuello, sentí su olor de nuevo, ese delicioso olor.

Se sentó en la cama, la luz en la habitación era perfecta, ni mucha ni poca. Me cubrió con una manta y acarició mi cabeza y mi cuerpo, suavemente y decía cosas extrañas que me daban ganas de reír, pero no podía hacerlo en aquel momento, por que lo más probable es que me largase a llorar.

-Voy a darle todo, lo que necesite lo tendrá, no me iré de su lado, y... Le prestaré más atención que antes, no me volveré a enfadar, lo prometo, si le grito, rasguñeme o algo, lo prometo, lo prometo - parecía desgarrado, su voz temblaba un poco- Vamos a tomar algo de leche, qué le parece - me mesia, se levantó y comenzó a irse al closet, no podía mirarlo aún, me sentía mal.

Se sentó en un banco y comenzó a besar y acariciar mis brazos, quería que lo suelte.

-Princesita, tienes que soltarme amor, así te podré vestir.

Me separé lentamente, al mirarlo, él se abalanzó a besarme, le correspondí, jugó libremente con mi lengua y me acarició de igual forma, me hacía cosquillas pequeñas, reí por primera vez en una semana.

-Esa es mi gatita, mi buena gatita, mi todo - susurró - ¿me extrañó? - asentí velozmente - no voy a volver a gritarle, esto ha sido mi culpa, usted es una gatita y por lo tanto requiere mucha atención - besó mi nariz - eso es, vamos a vestirla-

Me dejó en el banco en donde había estado y me quitó la ropa interior y luego la falda, vi mis muñecas moradas por la presión de el collar de cuero, sin embargo, el de mi cuello, al sacarlo, me puso otro más suave, era más fino y estaba mucho más flojo, tenía una campanita muy pequeña que cuando me movía, sonaba. Era rosa y suave.

Me preguntaba, qué le habrá hecho a ese niño, porque, en realidad, al fin y al cabo era un niño, espero... Espero que lo haya estampado contra la pared.

Me colocó otra ropa interior y luego unas pantimedias, al final, me puso un sudadera algo grande, era de color rosa pastel y tenia un gatito en la punta, ya no sentía frío.

-Muy bien - me cargó de nuevo - eso es, a tomar algo caliente y a la cama-

-t-tengo hambre - le susurré - me...

-¡Cariño! No preguntes eso, yo me encargo ¿sí gatita? - asentí acurrucandome -

-Y... Ciel? - terminamos de bajar las escaleras y fuimos directo a la cocina -

-¿el señor? Por ahora no tendremos complicaciones con él, al menos por unos días -

-¿Qué hiciste? - lo miré -

-Emmmm, ¡mire quién está aquí! - el ratón fue puesto en mi estómago, comenzó a vibrar, lo abracé fuertemente -

-Ratón - murmuré -

-Ya empieza a ronronear como antes- sonrió - muy bien, belleza, quédate quieta - me sentó en una silla y comenzó a ponerme una correa en el collar, era larga y Sebastian se lo enganchó en el cinturón. Lo miré expectante - mi pequeña ya no se escapará - besó mis labios y puso una galleta en mi boca - buena gatita, ahora espera a que te haga tu cena - asentí - eso es -

Cuando él tuvo todo hecho, me llevó hacia el sofá y nos sentamos (yo en sus piernas).

-Cariño - me sonrió, adivina -

Gata por equivocación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora