Gata por equivocación

- 14 - El Perdón

Me dejó en la cama, mirándome se fue hacia el closet, volvió al segundo con unos shorts, una blusa y ropa interior -

-A ti te gusta que use vestidos -

-Ya no -

Suspiré, me vistió, rápido, nunca lo hacía de esa manera, no me lastimó, en ningún momento, claro que no.

Me acostó, me cubrió con la manta y comenzó a quitarse la chaqueta, apagó la vela y se acostó a mi lado, se había quedado en boxers y era realmente cómodo, me abrazaba, acariciaba mi cabeza dulcemente.

-Te amo Sebastian - se detuvo -

-Yo... La amo también, demasiado, los maté a todos, nadie la tocará, nadie la mirará, nadie, solo yo, la cuidaré, lo prometo - una lágrima suya cayó en mi mejilla - lo lamento tanto -

-No llores - susurré - por favor Sebastian, estoy aquí, nadie me tocará -

-Nadie - murmuró - dígame si le duele algo, lo que sea, cualquier molestia que tenga, lo arreglaré, mientras yo esté aquí, no dejaré que nadie la toque de nuevo -

-Te... Te sientes culpable, verdad? - asintió - no lo sientas, me salvaste -

-Sí, pero lo hice tarde, tuve que haberla buscado mucho antes - me abrazó más fuerte - lo lamento demasiado, perdóneme por favor, no la volveré a fallar - acaricié su cabello - Perdóneme, hágalo - asentí-

-Te perdono, ¿te sientes mejor? No has hecho nada malo, está bien - negó -

-¿Y por qué me siento tan mal? Me siento culpable, la tocaron por mi culpa - levanté su mirada para besarlo, sin embargo se separó - no merezco sus besos - suspiré -

-Bésame, y te prometo que pasará - asintió.

Me besó, metió su lengua y jugó con la mía, se sentía bien, bajó sus besos por mi cuello, comenzó a hacer chupetones cortos y suaves, respiré entrecortada cuando subió y siguió.

-Sebastian, haz lo que quieras, soy tuya, si? - asintió -

-Es que... Tal vez mañana - reí -

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-Hermosa? Despierte, quiere tomar algo? - negué, me acurruqué - bien, mientras se quede conmigo - dió un casto beso en mi frente -

Abrí los ojos acostumbrandome a la luz, él me sonrió, no llevaba guantes, su cabello estaba alborotado y parecía feliz, al menos no estaba como ayer. Se veía despierto, le sonreí.

-Belleza - cantó - Cómo está? - besó mi nariz -

-Muy bien, y... Ciel? Sabes que también debes cuidarlo- bufó

-Está en su habitación supongo - se encogió de hombros - No me interesa mucho ahora - suspiró -

-Es tu amo Sebastian, ve -

-Lo sé Señorita, pero la amo más a usted - reí -

-Te acompaño? - asintió -

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-Hoy - comenzó Ciel mientras le daba un trago a su té - Iremos a la mansión de Chamber - Sebastian llenó mi taza de leche, me dolían los colmillos y no sabía por qué, tampoco atormentaria a Sebastian, pero él parecía sospechar - Necesito que te disculpes -

-Ni lo pienses - traté de darle un sorbo pero lo alejé - Sebas...

-Sí, ya lo sé, abra - al abrir mi boca tocó mis colmillos dándome un cosquilleo - pues... Esto no le va a gustar, pero sus colmillos crecieron, esto es lo más que crecerán, claro pero... No podrá tomar en tazas - encarné una ceja - Veamos, sabía que iba a ocurrir esto... - decía mientras volvía a tomar mi taza, se la llevó -

-Hola? Me están escuchando? Gata, hey! -

-Así que, le compré esto -

-Ni lo sueñes, me has escuchado? -