11

241 14 4
                                    

- ¡Gwendolyn! ¡Paul, sal, sal ahora mismo! - mi madre, Lucy, apareció de la nada. Seguramente había estado plantando flores o podando algún arbolillo porque vestía con ropa sucia, un pañuelo en el pelo y unos guantes prácticamente demacrados. Lloraba. Lloraba muchísimo, de alegría claro. Se abalanzó sobre mí dándome un abrazo tan cariñoso y protector que me hizo sentirme a salvo. - Dios mío, Gwen. ¡Estás bien! No sabes lo preocupados que estábamos. Creíamos que os había pasado algo, que el conde os había derrotado. ¡Llevamos mucho tiempo esperando! ¡Oh, Gwen! No sabes que contenta estoy de verte. Te he echado muchísimo de menos mi niña.

- ¿Qué pasa Lucy...? Gwen. - Paul se quedó perplejo. Parecía una ilusión. Sus ojos irradiaban alegría pero estaba inmóvil, era como si no se creyera lo que veía.

- Papá - una lágrima resbaló por mi mejilla. Corrí a abrazarle. Necesitaba ese abrazo. Necesitaba a mi padre. Él me devolvió el abrazo y se puso a llorar también.

- Mi pequeña... Estás bien, no sabes qué felicidad nos da veros de vuelta.

- Sí, bueno. Disponemos de muy poco tiempo así que entremos. Tenemos novedades. - Gideon rompió el ambiente secamente.

- Por supuesto - dijo Paul - Por aquí.

- Y dinos entonces, Gideon. ¿Qué ha pasado con el conde? - Lucy sonaba preocupada, por la expresión que tenía parecía que le pasaba algo.

- Lo de la inmortalidad funcionó. Llegué a tiempo, justo para evitar que Gwendolyn hiciera alguna locura y tomara otra estúpida decisión... En fin, ahora el conde se encuentra en las mazmorras de la logia. Le interrogan diariamente. Está encerrado. No podía salir jamás. Todos están desconcertados. Todo en lo que creían ha sido revelado como una mentira, una gran mentira. Aunque...

- ¿Qué, Gideon, qué pasa? - Lucy estaba asustada.

- Hablemos a solas por favor. Quédate ahí Gwendolyn, es una orden. - Gideon se comportaba como un idiota.

Antes de que me dejaran sola mi madre se acercó y me susurró al oído algo.

- ¿Qué os pasa a vosotros dos?

- Ni yo lo sé...

Se encerraron en una habitación y no podía escuchar nada.

- Gwendolyn está en peligro Paul. - dijo Gideon.

- ¿Qué, por que? ¿Qué ha pasado? - preguntó Lucy.

- Fuimos a buscar el diario del conde al pasado, queríamos encontrarlo para tener más detalles de su plan. Pero no lo encontramos. Ni siquiera pudimos salir de la sala de los Documentos, la puerta estaba cerrada, y no debería haberlo estado. Lo buscamos en los Anales, debía estar abierta. Y luego encontré esto. Es una carta, del conde. No sé cómo, pero la encontré, en esa sala, en el pasado. Años antes de que el conde nos conociera.

Paul cogió la carta que Gideon le tendía:

Paul cogió la carta que Gideon le tendía:

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
DiamanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora