Abrí los ojos y sólo vi el armario, entonces me acordé de que nos habíamos dormido y yo le daba la espalda a Gideon. Me seguía abrazando, pero no sabía si estaba despierto o dormido. Me puse a juguetear con el anillo que Gideon tenía en su anular (el del círculo de los doce con el diamante incrustado). Luego acaricié su mano y la agarré entrelazando nuestros dedos. Debían de ser las once o las doce de la mañana porque ya entraba bastante luz por la ventana. Sinceramente había descansado muy bien, cosa que no hacía desde hace tiempo, y no me había despertado en ningún momento. Me sentía con fuerzas y descansada, había echado de menos esa sensación. Casi me levanté de la cama, pero pensé que tenía todo el día libre y no tenía por qué levantarme, así que me pegué más a Gideon y cerré los ojos un rato hasta que se despertara. Oí que él bostezaba y se separó de mi para estirarse y luego volvió a la misma posición.
- ¿Qué tal ha dormido la Señorita Shepherd?¿Ha descansado? – dijo susurrando.
- Ahhh... - suspiré – Bien, ¿y el Señor De Villiers?, ¿ha estado cómodo?
- La verdad es que sí – soltó una carcajada.
Me di la vuelta para mirarle a la cara. Nos quedamos de lado el uno frente al otro cogidos de la mano.
- Por fin un poco de descanso, ya era hora de que se pudiera. Me da la sensación de que no va a durar mucho. Seguro que dentro de poco tendremos que volver a hacer misiones y todo ese rollazo – dije.- Me temo que sí. Por eso hay que aprovechar el tiempo que nos queda libre. – se acercó más a mí - ¿No te parece? – solté una carcajada y le besé. Él respondió al beso y luego separó sus labios de los míos. – Querría saber una cosa – me dijo. En ese momento sonó mi teléfono y me mordí el labio irritada. Era Leslie.
- ¿Si?
- ¿Hola? ¿Gwen? ¿Dónde estás? – pregunto Leslie.
- Ehmm – miré a Gideon – Estoy en casa de Gideon – él se rió por lo bajo. Estaba incorporada en la cama y él tumbado de lado mirándome. – Te llamo luego.
- ¿Qué? ¡No! ¡Gwen! – dijo, pero ya no oí más porque colgué en ese instante.
- ¿Qué quería? – preguntó Gideon
- No se – dije al tiempo que me levantaba e iba al baño a dejar el móvil en la mochila - ¿ibas a decirme algo?
- No, da igual.
- ¿Estás bien? – dije al volver. Me metí en la cama y volví a la misma posición de antes.
- Claro, ¿y tú?
- Sí. – afirmé
- Cuéntame algo.
- ¿Algo?¿Como qué?
- No sé, algo. Seguro que hay algo que no le has dicho a nadie, así que dímelo a mí. - sonrió complaciente.
- Mmm, a ver que piense... Vale, allá va: mi nombre completo es Gwendolyn Sophie Elizabeth Sheperd o de Villiers, como quieras llamarme. – caí en que en realidad no era Sheperd si no de Viiliers Montrose, una mezcla interesante.
- Me sonaba algo sobre que tenías varios nombres. Eres toda una de Villiers, ehh. No está tan mal ser uno de nosotros, mírame a mí. – dijo divertido.
- ¡Jaja, qué modesto!
Dejó de hablar unos segundos. Tenía el ceño fruncido y me miraba, pero a la vez tenía la mirada perdida, como si estuviera pensando. Y así era. No le quise preguntar por si a caso, así que saqué otro tema de conversación.
- ¿Te acuerdas de tu primer salto en el tiempo? Incontrolado digo.
- Sí, ¿por? – preguntó desconcertado. Por fin volvió en sí y me miro fijamente.
- ¿A dónde fuiste o a cuándo?
- Creo que al año 1950. Invierno. Y por si fuera poco yo iba con ropa de verano porque aquí lo era. Lo bueno es que supe qué hacer, yo estaba entrenado. – me miró de reojo.
- Ya, pues yo no.
- Lo sé.
- Tampoco lo hice tan mal, ehh. – dije al principio un poco ofendida pero a la vez un poco chula.
- Yo no lo puedo juzgar, ni nadie, pero seguro que lo hiciste fenomenal.
- Cuando fui por primera vez pensé en qué haríais Charlotte y tú, pero no tenía ni idea y como estaba en la calle delante de la gente, lo único que se me ocurrió fue correr y lo hice. – dije pensativa.
- Bueno, no es tan malo. La verdad, posiblemente Charlotte hubiera hecho lo mismo. – dijo Gideon – ¿Y qué pasó la segunda vez? – me puse roja.
- Pues, ehmm, llegué a una mansión, bueno, mi colegio en el siglo XVIII. Ehmm, vi cómo James estaba correteando. Tranquilo, no me vio. Me escondí en una habitación, pero de repente una chica entró seguida de un chico y me escondí detrás de la cortina. Recuerdo que me quedé petrificada, no sabía cómo pero esa chica era yo y el chico.., tú. Cuando ella o yo me vio, me dijo una cosa en alto y me indicó que me escondiera, por tanto tú empezaste a sospechar, pensaste que había alguien espiándonos detrás de la cortina y desenvainaste la espada. Entonces.., ella te besó y desaparecí.
- Espera, eso fue la noche en la que moriste y "resucitaste". ¿Por eso me besaste?, ¿para distraerme y que ella pudiera irse? – dijo.
- Sí. Lo siento.
- Tranquila, era necesario distraerme, ya sabes cómo soy. Perfectamente podría haberme puesto a dar golpes con la espada para herirte, o si hubiera descubierto que eras tú, me hubiera enfadado contigo o algo por el estilo, es lo que siempre me pasa. Aunque no sé que habría hecho con dos como tú a mi lado. ¡Qué suerte!, ¿no? – lo dijo deseoso de que eso pasara y yo me reí por ello.
- Y la tercera vez, estaba en mi casa del pasado y me tomaron por una ladrona y me escondí en el desván – recordé la araña que me había encontrado en el hombro – al lado de un cocodrilo disecado.
- ¡Qué situación más.., peculiar!
- Tanto da, estamos aquí sanos y salvos y además he pasado por situaciones mucho peores, casi muero.
- Pero la cuestión es que no lo has hecho, no estás muerta. Has aguantado hasta el final. – levantó su brazo y empezó a acariciar el mío, deslizando sus dedos desde mi muñeca hasta mi mejilla. Me la acarició y acercó su cabeza a la mía para besarme. – No sé qué hubiera hecho si hubieras muerte esa noche – dijo con mirada nostálgica y preocupada recorriéndome el rostro con la mirada.
- Ni yo si lo del plan de ser inmortal no hubiera funcionado.
- Está claro que no podríamos vivir el uno sin el otro. – lo dijo con una sonrisa tan amplia. La que siempre hacía que con sólo mirarle me derritiera.
- ¿Qué hora es? – miró el despertador de su mesa y se frotó la frente.
- Las 12:30 – cogió su móvil y revisó la pantalla por si tenía algún mensaje. Al parecer sí que lo tenía – Cambio de planes – se incorporó.
- ¿Qué pasa? – me miró con cara de "no te lo vas a creer".
- Tenemos una misión.
- ¡Oh, venga ya! Ya sabía yo que esto no iba a durar mucho... ¿Qué tenemos que hacer?
- Nos lo dirán allí. Prepárate.
- Me voy a duchar – dije.
- Y yo.
- Pero si sólo hay un baño.
- ¿Por qué no los dos a la vez? – me lanzó una mirada ufana y cerramos la puerta del baño.----------------------------------------------
No creo que cuelgue hasta el miércoles o jueves porque estoy de exámenes, intentaré subir hoy uno a la noche y el jueves volveré a subir.
Espero que os esté gustando.
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Diamante
FanfictionCruza las fronteras del tiempo y encuentra el verdadero amor. ~No confíes en él más que en ti misma~ Grace