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Falk de Villiers se encontraba sentado en su escritorio y Gideon estaba delante de él atónito ante mi llegada. No había nadie más en la sala.

- ¡Gwendolyn! ¡Qué grata sorpresa! Estábamos hablando de ti justamente, pero eso seguro que ya lo sabes. - Falk habló con un tono que no parecía estar enfadado, de hecho, habló con tal serenidad que casi no pillo su indirecta y su enfado.

- Yo.., siento mucho esto. - dije avergonzada.

- Seguro que sí. Vámonos. - a Gideon sí que se le notaba el enfado. No solo por su tono de voz, sino por sus gestos. La había fastidiado, otra vez. Cuando me giré para salir vi que Mr. George movía los labios diciéndome algo << Lo. Siento. >> Al parecer, él también se sentía culpable, porque siempre me ayuda y ahora me había delatado, prácticamente.

Como esperaba, Gideon no me dirigió la palabra en ningún momento hasta la salida. Estaba enfadado y caminaba dos pasos por delante de mí muy rápido. No le quise decir nada, ni siquiera pedirle perdón, por miedo a su reacción. Cuando finalmente llegamos a la salida, se detuvo en seco y sin darse la vuelta, sin dirigirme la mirada, por fin habló.

- Siempre haces lo mismo, Gwendolyn. No voy a tolerar más que tomes decisiones que no vienen a cuento y que hagas lo que te dé la gana siempre. Eso se ha acabado. Vamos los dos juntos a tu casa y te mudas a la mía con efecto inmediato. Cogerás todas tus cosas, incluido el cronógrafo y te vendrás conmigo. En tu estancia allí, no podrás salir a menos que la logia diga lo contrario. Vámonos.

- Gideon... - no sabía qué decir, solo me dispuse a andar a su misma velocidad.

De verdad, nunca aprendo.  ¿Cuándo voy a dejar de tomar decisiones estúpidas de las cuales la mayoría estropean mi relación con Gideon? Pero no creo que siempre haga lo que me dé la gana, solo casi siempre, y en caso de que sea importante y la cosa es que todo lo que pasa en mi vida es importante, por culpa de ese estúpido gen. No sé por qué no se dan cuenta de que si me ocultan todo lo que tiene que ver conmigo, insistiré más en averiguar de qué se trata. Pero sigo como al principio, nadie entiende por lo que estoy pasando, nadie sabe qué se siente cuando tu vida cambia de tal modo, nadie entiende por qué hago lo que hago, lo único que hacen es enfadarse conmigo. Aunque ya podría ser yo más discreta, siempre me pillan, tendré que mejorar mis técnicas...

Gideon se paró en frente de la calle e hizo una señal a un taxi que pasaba para que se parase. Estaba enfadado, muy enfadado, ni siquiera me sostuvo la puerta para que pasara yo primero, y nada más entrar en el taxi se sentó en el otro lado, se abrochó el cinturón y cruzó los brazos mientras miraba a través de la ventana. Mientras yo me puse en el asiento que daba a la otra ventana y fuimos a mi casa. Al llegar, Gideon salió, llamó a la puerta, le abrieron y entró, yo iba detrás de él.

- Buenas tardes Miss Gwendolyn. - dijo Mister Bernhard.

- Buenas tardes.

En lo que tardé en ir a la cocina a por una manzana, Gideon le puso al tanto de todo a mi madre.

- ... ¿¡Qué?! ¡Ella estará a salvo aquí, no tiene por qué ir a la tuya!

- ... Falk lo ha ordenado, no saldrá de casa hasta que sea necesario hacerlo. Es inmediato, Gwendolyn estará a salvo y la protegeré. Si quiere saber más, hable con Falk. Nos subimos arriba a recoger sus cosas. No tardaremos demasiado, tenemos prisa. ¡Venga, Gwen! ¡Arriba!

En el momento en que Gideon cerró la puerta pude oír los últimos gritos de reproche de mi madre.

- Date prisa, Gwendolyn.

- Voy, voy, ¿todo?

- Sí, todo. He traído bolsas, pero llévate todas las maletas que necesites, con tal de que te lleves todo.

DiamanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora