Color pastel 🌙 Kookmin

XVIII

Iba en un autobús de regreso a casa, estaba seguro de que había hecho lo mejor. No puedo mentir, ver a Jungkook así de mal me afectó. No estaba seguro de que era por mi, pero se lo que sea que le estuviese haciendo daño, tenía que recibir ayuda. Me dolía verle de esa manera.

—¿Dónde estabas, ChimChim?

—Demonios Tae, casi me matas de un susto. ¿Cómo entraste?

—Tu mamá estaba por irse cuando llegué.

—Oh, está bien. ¿Tienes hambre? —Pregunté sonriendo— Hay algo de ramen y jjapchae.

—Jimin.

—¿Si?

—No evites mis preguntas.

—N-no lo hago.

—Si lo haces. ¿Dónde estabas?

—A-ah, ¿yo? Ah, bu-bueno, ya sabes, eh, yo estaba por ahí en... en... ¡en un café! Si, en un café.

—¿Ah si? ¿En cuál?

—Pu-pues en uno... Cerca de l-la escuela.

—Cerca de la escuela no hay ninguno.

—¿Eh? E-Es que...

—Detenlo, Jimin. ¿Dónde estabas? ¿En casa de Jeon, cierto?

Suspiré. Nunca le podía ocultar nada, era malísimo mintiendo.

—T-Tal vez...

—¡¿Pero por qué?!

—Y-yo tenía una buena razón...

—¡No! ¡No, Jimin! ¡Ninguna razón es buena para ir a ver a ese idiota! Jimin, ¡te prometiste a ti mismo que lo superarías, que lo dejarías!

—¡Lo se! ¡Lo se muy bien! Pero...

—¡Pero nada!

—¡Dejame hablar, Taehyung! Cuando salía de la escuela un amigo de Jungkook me interceptó y me dijo que él estaba muy mal, que tenía que ir a verlo.

—Y tu encantado aceptaste.

—¡No! Es decir, no tan fácilmente... Me dijo que en verdad estaba mal, que si no fuera necesario el no me lo pediría. Yo me negué, y me subí al autobús.

—Pero...

—Me bajé sólo dos cuadras adelante. No podía con mi conciencia... ¡Tenía que verlo! Fue más instinto que pensamiento.

—Mejor dicho, más corazón que cerebro. Okay, fuiste, ¿y qué pasó?

—Pues... si estaba muy mal. Su casa estaba hecha un desastre y él... bueno, él estaba peor. Se le veía cansado, triste.

—¿Hablaron?

—No mucho... le sorprendió que estuviera ahí, y luego... me besó.

—¡¿Qué?! Tu no le devolviste el beso, ¿o si?

—¡No lo puede evitar! ¡Me pone débil estar con él! ¡Lo ví, se miraba tan frágil! ¡Y no pude evitar corresponderle! ¡Extraño sus besos, sus palabras, sus abrazos! ¡Todo! ¡No me importa que sea una mentira! Yo... —Dije soltando mis lágrimas— yo quiero vivir esa mentira una y otra vez.

—¡Es una tontería, Jimin! ¡Olvídate de él!

—¡No puedo! ¡No puedo, joder! ¡¿Crees que si pudiera no lo haría?! ¡Lo amo!

—Ay, Jimin

Me abrazó por un largo rato. Subimos a mi habitación, y hablamos de cualquier cosa... menos de Jungkook, claro está.