IN TRUTINA

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En la vacilante balanza de la mente
Fluctúan enfrentados
El amor sensual y el pudor
Pero yo elijo lo que veo
Y ofrezco mi cuello al yugo
Sin embargo me sométo a un yugo muy agradable.

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¿Quién demonios se creía Harry para decirle con quien si y con quien no podía estár? Era una estupidez que todos confabularan para hacerle sentir que no podía lograr las cosas, ¿habían olvidado quien era? ¡Hermione Granger! Maldita sea.

Llegó a su habitación y le púso un hechizo para que nadie entrara.

Comenzó a sacar ingredientes de todos lados y ponerlos en un caldero.

Sentía emoción y enojo por todos aquellos que no confiában en ella.

Mezclaba con suavidad, vertía ingredientes y líquidos, y después de un rato la poción empezó a desprender un olor peculiar. Hierbas, perfúme, y pergamíno.

Si, amortentia.

La biblioteca estába casi vacía y ella se encontraba en una de las mesa escribiendo con fervor, su concentración era tanta que no lo escuchó llegar.

-Carmina.- la mujer se estremeció y levantó la vista.
-Severus, me espantaste.- dijo haciendo ademán para que se sentara. Y éste lo hizo.-¿A qué debo tu...visita?
-Sólo paseaba por aquí y te ví. ¿Qué escribes?

Carmina levató ambas cejas y lo miró incrédula.

-Termíno mi libro. Severus, la discusión que tuvímos...- Snape torció los ojos
-No vengo a discutir más.
-Lo sé, quería disculparme, no por estár estúpidamente loca por ti, si no por mis métodos poco ortodóxos para demostrarlo.-Snape sólo la miraba.-Eres increíble, y por eso las mujeres cáen rendídas ánte ti.
-Por Merlín, no exagéres.
-Deberías esconder de tu despacho todas las cartas que mandan tus admiradoras.-El hombre se sintió incomodo y Carmina sonrió.
-Me retíro.- dijo Snape mientras se levantaba.-necesito calificar pergamínos.
-Te ayudo.- respondió la mujer también levantandose. Y el pocionista aceptó

El despacho de Snape estába desierto, había una jarra de agua en su escritorio, siempre estába.

Entró y virtió amortentia en la jarra, su coraje se había ido, y ahora sólo la inundaba el miedo.

Snape no era un estúpido, era el mejor pocionista que muchos conocían y ella era sólo una chica queriendo callar bocas.

-¡Hermione!.- la voz de Harry la asustó haciendo que terminara de vertir la poción más rápido.-¿Que...haces?
La chica comenzó a tartamudear.
-Harry yo...
-¿Qué es ésto?
-Nada, yo sólo....- Harry miró a Hermione con tristeza y negó ligeramente con la cabeza, luego le quitó el frasco que tenía en la mano.
-¿Quién diablos eres Hermione?.

Escucharon pasos y voces dirigiendose hacia ellos. Hermione lo jaló del brazo y se escondieron trás un estante, en silencio.

Por la puerta vieron entrar a Carmina y a Snape.

-Serás el primero en leer lo que he escrito, Severus.- dijo la mujer
-Supóngo que es...un honor.
-¿Podémos hablar acerca de lo que ocurrió?.- Al oír ésto, Hermione cerró los puños con furia.
-No ocurrió...nada.- el hombre tomó la jarra de agua, como si algo lo llamara a beber un poco. Harry alcanzó a ver como vaciaba el agua en un vaso. Le dió un codazo a Hermione, y ella comenzó a preocuparse.
-Severus, no quiero que lo que pasó entre nosotros quede en el aire.
-Carmina, con todo respeto.- levantó el vaso para beber, pero ántes habló de nuevo.- Entre tu y yo no hay más que preofesionalismo.

-¡Profesor Snape, no!.- gritó Harry saliendo de dónde estába escondido con Hermione, Snape lo miró confundido y luego miró el vaso.

Se levantó con rapidez y vació el agua en un caldero, actuó con vehemencia y agilidad, apuntó al caldero con su varita.
-Revelium.- y se quedó mirando como el color del agua se tornaba rosa.

¿Severus Snape?: Carmina BuranaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora