VENI, VENI, VENIAS

121 8 0
                                    

¡Ven, ven! Te pído que vengas
No me hágas morir
Hyrca hyrce nazaza trilirivos

-------------------------------------------------------------
Carmina iba a toda velocidad cruzando el jardín, no sabía si sentirse triste, o enojada, y pensaba en todo lo que había pasado hace años. "Maldita Lily, siempre la veía sonriendo y siendo venebolente con todos a su al rededor, siempre ayudando, siendo la maldita preferida de todos los profesores, siendo la más amada inclúso por el director, la mejor de la clase, y lo más importante, ella fué, es, y será la única que tendrá el corazón de Severus.".- pensaba.

"Maldita Lily, siempre dañandolo, cuando pasaba frente a él, de la mano de James, cuando le dejó de hablar, cuando lo dejó de apoyar, cuando Snape necesitaba de ella para no caer en garras de Voldemort.
En cambio yo siempre estúve ahí para el, siempre lo intenté ayudar, pero sigo recordando sus palabras. "Déjala tranquila." Maldita Lily, yo la quería matar, quería que sufriera como Severus había sufrido, como yo sufrí al ver como esa pelirroja me arrebataba al chico que amaba, que amo, y que no deja de decir tu maldito nombre: Lily, Lily, Lily, ¡Al carajo con Evans!"

Una silueta la distrajo de sus pensamientos

El chico de gafas estába sentado en una fuente, en el jardín por donde pasaba Carmina. Al verla, el le sonrió.

-Pero mira a quien tenémos aquí...Harry Potter.
-Buenas tardes.- respondió éste notando como la mujer lo veía con molestia.-¿Se encuentra bien?
-¿Te encuentras bien?
-Yo si.- dijo como si nada.
-Yo también Potter, ¿vienes a....?
-Ah si, vengo a ver a Hermione.
-¿De nuevo?
-Me urge hablar con ella.
-Ya veo...
-¿Cómo va su libro?
-De maravilla.- su sonrisa forzada se notaba a kilometros de distancia.
-Me alegro mucho.
-Potter, me retíro, tengo un libro que terminar.
-Claro, adelante, un gusto.- la mujer lo miró en silencio unos segundos y volvió a poner cada de hipocresía.
-Tienes los ojos de tu madre.- Potter sonrió y ella se fué.
-Lo sé, Carmina, ya lo sé...- dijo al viento.

Potter se levantó y comenzó a caminar hacia los pasillos, esperaba impaciente a que Hermione apareciera, sabía que estába con McGonagall, y no quería interrumpir.

Acomodába sus gafas constantemente, y miraba a todos lados, también esperába ver a Ginny, pero tampoco llegába.

Así que andúvo vagando un largo rato por los pasillos, hasta que se encontró en el salón de pociones.

El cual estába abierto, y no se veía nadie adentro.

Lo invadió cierta nostálgia, extrañaba el colegio, vió el lugar que el solía ocupar, vió la pizarra límpia, y el escritorio de Snape sólo con una pluma y la tinta.

Miró el estante lleno de frascos con cosas extrañas, algúnas con las palabras "No tocar" escritas.

Pasó su dedo índice suevemente por una ilera de frascos.

En uno de los estantes más apartados, hasta abajo, le pareció ver algo que dejába salir cierto brillo color magenta.

Lo tomó entre sus manos, no decía nada.
Miró hacia atrás para corroborar que no estuviera ahí Snape; y no estába.

Abrió el frasco y lo olió, un olor a fresas invadió su nariz, miró el espacio vacío donde estába el frasco, y había un pedazo de papel cuidadosamente doblado en una pequeña bolsa de plástico.

Le gustába ese olor, tomó la bolsa y sacó el papel, lo desdobló con cuidado y comenzó a leer.

"Querído Severus:

Me da gusto que hayas encontrado amigos en Slytherin, aunque ese chico, Malfoy, no me dá buena espina.

Me da tristeza que no te lleves bien con James, me encantaría que fueran amigos.

¿Severus Snape?: Carmina BuranaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora