AVE VERUM CORPUS

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(Nuestro director puso como intro Ave Verum Corpus de Mozart, así que Ave Verum Corpus será...)
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Salve, Verdadero Cuerpo
nacido de la Virgen María, verdaderamente atormentado, sacrificado en la cruz por la humanidad, de cuyo costado perforado fluyó agua y sangre;
Sé para nosotros un anticipo en el trance de la muerte.
¡Oh, Jesús dulce, oh, Jesús piadoso, oh, Jesús, hijo de María!
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Caminaba a paso veloz por el castillo, preocupada y evitando a todas las personas que intentaran decirle algo. Menos a ella, algo en Luna hacía que ella no pudiera ser grosera.

-Hola Hermione.- dijo Luna sonriendo y apacible
-Hola Luna.
-Luces apurada y preocupada, ¿puedo ayudarte?.
-Dejé mi libro de pociones con Snape y temo que me quite puntos.- respondió ésta preocupada.-Además debo estudiar. Luna alzó ambas cejas.
-Yo te acompaño.- dijo la rubia sonriendo. Hermione agradeció mucho la intervención de Luna y ambas caminaron a toda prisa al salón.

Snape estába dandole la espalda a la puerta entre abierta, con un caldero frente a él, su rostro era de profunda concentración, añadiendo todo tipo de ingredientes y haciendo anotaciones.

No notó que había dos brujas considerablemente detrás de él, una observando interesada con una sonrisa y la otra buscándo su libro con la mirada.

-Es interesante ver al profesor Snape sin gruñir ¿no?.- susurró Luna sin apartar su vista. Hermione ánte tal comentario lo miró, se dió cuenta de la figura estílizada que estába frente a ella, su perfecta levita y sus movimientos elegantes al agregar ingredientes al caldero hirviente.

-Profesor Snape.- dijo Luna en voz alta ésta vez dirgiendose a Snape. Hermione le dió un codazo a la rubia pero no sirvió de nada ya que Snape había volteado tan velozmente como había podido. Torció los ojos y volvió la vista al caldero.

-¿Que quieren?.- dijo en tono despectivo.
Ambas chicas avanzaron hacia él.
-Hermione quería decirle algo.- los ojos de Hermione se abrieron como platos y Snape aguardaba en silencio sin mirarla. Sus manos estában apoyadas en la mesa y miraba con atención el caldero.

-¿Piensa quedarse ahí todo el día Granger?

-No, profesor.- dijo finalmente.- Olvidé mi libro aquí y no sé si usted lo vió. Snape se irguió sin apartar la vista de la poción que preparaba.

-Tal vez si dejara de ser tan descuidada podría recordar llevarse su libro y mejor aun, podría atinarle a como hacer una poción sin hacer explotar un caldero.- Hermione agachó la cabeza y Luna, como Snape, miraba caldero.

Snape miró finalmente a la chica. Tomó su varita que estába en la mesa y con un ágil movimiento salió el libro de Hermione del librero. Le entregó el libro a la chica y ella lo miró agradecida, la mirada de Snape la intimidaba, más bien Snape como tal, lo hacía.

-Gracias.- dijo Hermione ya con el libro en sus manos. Snape no hizo caso y siguió haciendo anotaciones. Las chicas caminaron hacia la puerta y ántes de salir Luna lo miró de nuevo.

-Si yo fuera usted, le pondría más lágrimas de Fénix.- dijo inocentemente.
-¡Luna!.- la reprimió Hermione en silencio. Snape se irguió nuevamente y habló en voz hosca sin mirar a las chicas.
-Cinco puntos menos para Ravenclaw, Lovegood, ahora larguense.- Hermione agarró a Luna ántes de que dijera otra cosa.

Lo peor de la situación, era que Luna tenía razón, agregó más lagrimas de fénix y la poción quedó perfecta.

《Malditas mocosas insifribles》 pensó Snape.

¿Severus Snape?: Carmina BuranaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora