Cuando creí que aquel extraño chico (pero que esta muy bueno) era solo un idiota sin cerebro, me demostró que no tenía ni idea de a qué estaba enfrentándome.
Nunca te dejes engañar por las apariencias, las miradas más inocentes esconden las persona...
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El bar llamado Ambrossia es el lugar de encuentro habitual para nosotros ya que pertenece al padre de Dylan, el pelirrojo que más adoro en el mundo, amigo desde que sé escribir mi nombre. Todos los miembros de nuestro grupo nos conocemos desde la infancia, todos somos alumnos del Jackson desde que nacimos.
Josh estaciona ágilmente cerca del lugar, y los tres bajamos lo más rápido posible, escapándo de la lluvia.
El guardia de la entrada ya nos conoce, y nos dedica una sonrisa cómplice cuando nos acercamos rápidamente a la puerta para no mojarnos. Él sabe que somos menores de edad, pero tiene la obligación de dejarnos pasar.
— Señoritas, por favor, identifíquense — su exagerada vos de matón nos saca una sonrisa.
— Jeniffer Lopez y Michelle Obama — digo siguiéndole el juego mientras tomo el brazo de Ellie.
Los tres reímos hasta que él nos guiña un ojo y abre la puerta.
El interior del bar está adornado de luces de colores, como siempre. El fino aroma a perfume carísimo invade mis sentidos de una forma muy agradable.
Josh camina delante de nosotras mientras nos dirigimos hacia la cortinas que dividen el salón, para entrar a la zona VIP donde nos esperan los demás. Noto a Elizabeth algo nerviosa a mi lado, y sé que está buscando con la mirada a Marc. Es tan extraño verla insegura, justo a ella, que destila confianza con cada paso que da.
— Te ves increíble, relájate — trato de animarla y ella me devuelve una sonrisa mientras cruzamos las pesadas cortinas negras.
En la mesa puedo ver a Dylan, Emma, Stella, Ryan, Drake y Antony, sentados en ese orden, esperándonos. Ya han pedido las bebidas. El ambiente se ve agradable, con algunas personas en las otras mesas bebiendo y riendo. La música es muy buena, y el aire acondicionado está perfecto para un lugar con tantas personas como este.
Saludo con una sonrisa a cada uno de mis amigos y me siento entre Dylan y Ellie.
— Oh, cabeza de Dorito, adoro este lugar — digo mientras paso mi brazo sobre sus hombros. Él se ríe ante mi apodo de siempre.
— Si no tomas, te echo a patadas, cara de mono — claramente él ya ha bebido un poco, y se ríe con ganas mientras me acerca un vaso y lo llena para mí. — ¡Salud!
Amo a este chico, es todo un personaje.
La noche comienza y estamos todos hablando y bebiendo alegremente. Los temas de conversación se tornan cada vez más simples, debido a la cantidad de alcohol que aumenta en nuestras venas.
Yo no soy de tomar demasiado, porque no me gusta como me siento después. Aún así, esta noche he callado la parte racional de mi cerebro, y estoy permitiéndome disfrutar de este interesante líquido que quema mi garganta.
— Oh, no puede ser. Él está allí — la voz de Ellie suena ansiosa, y muy entusiasmada mientras toma mi brazo y me señala a dónde mirar . Entre la multitud, veo a Marc bailando con sus amigos.
