10 - Ámalo, siéntelo, bébelo

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— Stella, pásame otro — digo relajadamente, moviendo la cabeza al ritmo de la música

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— Stella, pásame otro — digo relajadamente, moviendo la cabeza al ritmo de la música. Ella me extiende otro chupito, que creo que será como el sexto que me tomo en el corto tiempo que llevamos aquí sentados.

— El alcohol... nuestro amigo... nunca nos deja solos — Stella canta una estúpida canción, con una expresión seria como si estuviese recitando un poema — Ámalo, siéntelo, bébelo... el siempre estará contigo — alza las manos en el aire.

Sé que está borracha a más no poder, pero lo mismo da.

Estos últimos días han sido un maldito infierno del que he intentado escapar. El lunes, luego de que Hayden me acompañase a mi casa, he tenido que jurarle que no diría nada respecto a lo que me había contado de Elizabeth. Quería negarme a hacerlo, no me parecía justo ver sufrir a cada uno a mi alrededor, mientras yo sabía que en realidad todo estaba bien, pero no he tenido opción. El muy cretino me ha amenazado con sacar a relucir mi historial de búsquedas de internet, y muchas otras cosas vergonzosas que ha robado de mi computadora, y que le han sido increíblemente útiles para chantajearme. Aún así, he logrado convencerlo para que le dijera la verdad por lo menos sólo a los padres de Ellie, que estaban tan destrozados que se me partía el alma de verlos. A pesar de que no me lo ha dicho, sé que ha hablado con ellos, porque me doy cuenta de que están más tranquilos, aunque intenten hacer lo imposible para esconderlo. De seguro ahora el señor y la señora Williams también son cómplices de cualquiera que sea el plan para acabar con el padre de Marc, y por supuesto, guardan el secreto. No tienen ni idea de que yo lo sé todo.

Esta semana he andado con una cara de perro que ha asustado a más de uno. Nadie entiende por qué, pero no me importa. No quiero pensar tanto, no quiero hacer cosas, así que me paso el tiempo riendo de tonterías en el bendito bar de Dylan. Estoy desganada y nerviosa, pero esta vez no es por la tristeza, sino que siento algo más en mi interior que no puedo descifrar. ¿Será enojo? ¿traición? No lo sé, pero lo único que tengo bien en claro es que no quiero ver a Elizabeth. Simplemente no quiero hacerlo.

Cuando Hayden me ha dicho que podría reunirme con ella, le he contestado que no me interesaba y que podrían irse bien al demonio y no regresar. Él se rió, como era de esperarse. Me preguntó por qué, y no supe que decir. Sólo se que cuando la vea, probablemente querré matarla por lo que nos ha hecho.

Desde aquel día en el callejón no he vuelto a saber más nada de él. Dijo que se pondría en contacto para darme más detalles sobre la futura reaparición de Elizabeth y toda esa mierda, pero aún no lo ha hecho y me da igual. De todos modos, sé que está utilizando sus habilidades para vigilarme constantemente, y asegurarse de que su estúpido gran secreto sigue a salvo.
Lo cierto es que me ha costado un mundo no compartirlo con mis amigos. Tuve que soportar sus llantos y tragarme su preocupación, sin poder hacer nada para ayudarlos. Sé que cada uno está haciendo lo posible para tomárselo de una manera tranquila y actuar como adultos ante esta situación, pero igual es difícil. Los chicos están siendo bastante maduros al respecto, y se dedican dando todo de ellos mismos para llegar a encontrar una respuesta.

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