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El resto de la mañana transcurrió relativamente normal. Ni tan rápido ni tan lento. La verdad no me fijé cuándo fue que la campana de la salida había sonado, y ni hablar de mi falta de atención en clases. Sinceramente ni recordaba que materias habíamos visto después del descanso. A la salida visualicé el carro de mi mama por lo que me dirigí directamente a él, abrí la puerta del copiloto, la saludé de la forma más natural posible mientras abordaba y cerré la puerta del auto, dejando mi mirada fija en la ventana y en el centenar de estudiantes que esperaban para poder irse a sus casas. Mi vista iba de un lado a otro: en esos segundos que mamá esperaba a que el carro delante nuestro se moviera vi a mis amigas hablar entre sí. También habían chicos de mi salón haciendo tonterías entre ellos mismos y una que otra chica de mi año esperando sola en cualquier esquina o pequeño rincón que hubieran encontrado. 

No fue tanta la espera pero mi mamá ya estaba comenzando a impacientarse. Aún con mi vista puesta en el panorama del colegio sentí como presionó la corneta del carro unas dos veces. Giré tan solo un par de segundos para brindarle una pequeña mirada de desaprobación mezclada con gracia y ternura y vuelvo a girar mi cabeza para seguir viendo al punto vacío que sentía frente de mí. Pero me di cuenta que ahora había mucha más gente, por sus rostros pude notar que eran los de último año. Entre esas personas pude distinguir esa cabellera extremadamente lisa y brillante que se hace notar desde kilómetros de distancia.

Jimin se encontraba distraído, pero imagino sintió una mirada encima de él que a los segundos levantó la mirada. Y claro está, se encontró con la mía. Pude notar que en un acto rápido se alejó de sus amigos y se dirigió a nuestro auto. Yo seguía con mi mirada puesta en él, pero me aseguré de no mostrar ningún tipo de expresión o emoción a través de mi rostro y mirada. Ya a 3 metros de distancia de mi ventana levantó su mano, y note que quería decir algo, pero sólo vi como se alejaba cada vez más de mí y se hacía cada mez más chiquito. Mi mamá ya había arrancado y ya nos encontrábamos camino a casa.

En ese momento no sentí nada. O por lo menos no quería sentir nada. O sea no era la gran cosa, Jimin es sólo un chico más que casualmente me cae bien. Si me dejó plantada a la hora del descanso o no pues es algo sin importancia. A veces siento que creo demasiado drama a mi alrededor y me ahogo en un vaso de agua más pequeño que los vasitos para tomar café. Llegamos a la casa, saludé a papá y nos dirigimos al comedor para almorzar. Gracias Dios! porque la comida ya estaba perfectamente cocinada y servida, y en este día no tuve que ni servir el agua y ponerla en la mesa. Definitivamente es maravillosa esa sensación de llegar a tu casa y que te reciban con deliciosa comida calentita, tan solo tener que llegar y meter las piernitas bajo la mesa para llenar ese vacío que se forma en el estómago.

El almuerzo y la tarde transcurrieron de lo más normal. Como apenas tuve mi primer día de clases obvio no tenía nada de tarea. Así que gasté mi tiempo viendo series por internet, viendo videos de música y viendo tv. Me encantan este tipo de momentos: la casa para mi sola, yo sola con las cosas que me gustan y sin nada ni nadie que interrumpa mi privacidad ni mi tiempo propio.

Llegó la hora de la cena y ya mis padres estaban en casa. Cenamos tranquilamente con una que otra pregunta acerca de que tal mi día en clases y bla bla bla, y finalizó con la típica respuesta de ¨todo bien, normal¨, y ya con eso dábamos por finalizada la conversación. Ellos saben que no soy una persona de palabras, y aunque yo los aprecio muchísimo no soy una persona que se abre a ellos, a pesar de ser mis padres. Simplemente soy así, me guardo todo para mí, y una que otra cosa las consultó con Jonny, pero no todas. El resto de la noche perdí el tiempo igualmente haciendo cosas que me gustan. Llegó rápido la hora de dormir, así que preparé las cosas para el día siguiente y me enrollé entre mis sábanas.

Comencé a pensar en muñequitos, ovejas, en lo satisfactorio que puede llegar a ser el silencio. Ya sentía como poco a poco comenzaba a quedarme dormida. Pero vaya que una imagen que vino repentinamente a mi cabeza hizo que desperdiciara mi esfuerzo por quedarme dormida. Recordé a Jimin tratando de decir algo justo cuando mi mamá puso el carro a andar. Aquí a ciencia cierta, que abra querido decir? Y así fue como me di cuenta que no había recordado el asunto en todo lo que había restado del día, y sinceramente no sabía si sentía curiosidad por lo que el intentó decir. Además, ni siquiera llegué a recibir algun mensaje de él, y lo sé porque pase toda la tarde con el teléfono en la mano escuchando música y viendo videos. En fin, simplemente decidí no darle importancia a un asunto que no debería de tenerla.

Sacudí mi cabeza para alejar todos los pensamientos innecesarios de mi cabeza, cerré los ojos nuevamente y dejé que mi mente se transportara al país de los sueños.

......

5:30am
La alarma suena y mi subconsciente despierta. Mi cuerpo me reclama el hecho de tener que despertar y se rehúsa por unos minutos a hacerlo. Finalmente abro los ojos y le dedico una mirada de odio al despertador. apenas segundo día y ya odiaba el tener que despertar tan temprano. Me deshice del rollo de sabanas y me levante al fin.

Hoy tuve la suerte de poder estirar el tiempo lo suficiente para arreglarm y desayunar y aún alcanzar la cola con mi padre para ir al colegio. Afortunadamente, hoy no tuve que caminar, pero eso si, llegue bastante temprano al colegio.

Pase las puertas principales y casi no había nadie. Solo estaban los profesores, la directora y uno que otro estudiante. Tenía dos opciones: quedarme en el patio esperando a mis amigas o simplemente dirigirme a mi salón de clases y esperar allí. Tarde un par de minutos pensar en qué hacer mientras miraba todo el panorama del patio del colegio. A la final opte por dirigirme directamente al salón. Así podría usar mis audífonos y esperar allí escuchando música sin que nadie me moleste ni ningún profesor que me refrenda por usar celulares en el salón.

Llegué al salón, deje mi mochila en un asiento del medio y me dirigí directo a los puestos de atrás. Desenrrolle mis audífonos y me dispuse a colocar música. Ya que estaba sola, no me importó ponerme a cantar las canciones sin pena. No se cuanto tiempo había pasado, pues me deje llevar por la música, me adentre tanto en las letras de Ha-Ash que hasta tenía los ojos cerrados mientras cantaba sus canciones. Se acabó una de las canciones que más me gustaba de ellas y volví a la realidad en cuanto sentí que alguien se sentó en el puesto del frente. Abrí los ojos y tenía los ojos de un chico en mí. Emitía una sonrisa mientras me miraba, yo tan solo lo mire y ya pues no entendía la situación, aún me encontraba en trance por la música.

...........: que bien cantas, no te detengas - Dijo sonriendo aún más.

Yo solo me quede con cara de poker mientras solo lo observaba y ya, cosa que aparentemente no le parecio incomodar..

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perdón por la espera :')

Destino o casualidad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora