17. Ya basta de Quidditch.

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Andrea abrió la puerta del establecimiento con el codo. Teniendo en cuenta el sinnúmero de bolsas de papel que le cortaban la circulación de las muñecas, la pesada capa bajo el brazo metiendo calor, y que la varita había comenzado a clavarse en su muslo dos calles atrás, Andrea no se movía de forma tan torpe como Sophia había esperado.

Habían comprado más cosas de las necesarias, quizás por ser la primera vez que volvían a pisar una tienda desde el verano. Dulces suficientes para sobrellevar los meses próximos, material escolar, artículos de broma recomendados por Fred y George, un tintero nuevo por si Kiara rompía alguno... Todas las necesidades y los caprichos habían sido saciados, y ahora era el momento de descansar con los de Ravenclaw.

Andrea terminó de abrir la puerta empujado con la cadera, y Sophia se apresuró a colocar en pie delante, evitando que volviera a cerrarse. Cuando Nora y Andrea hubieron pasado y Sophia pudo retirar por fin el pie, se dio cuenta en el lio en el que se había metido al aceptar ir a Las Tres Escobas. Aquello no era una reunión de varios alumnos de Ravenclaw. Era una reunión del equipo de Quidditch.

Andrea sonrió y buscó a Lauren con la mirada. Cuando se dio cuenta de que no estaba, analizó rápidamente a los demás y se dio cuenta en menos de un segundo. Le dirigió a Sophia una mirada rápida para comprobar su reacción, y Sophia esperó que no pudiera ver nada.

Le habría gustado enfadarse con Mia por habérselo ocultado, pero en realidad no podía. No había dicho nada que no fuera verdad.

Cody las saludó desde su sitio. Habían juntado un par de mesas y estaban todos sentados alrededor, bebiendo y charlando animadamente. Nora y Andrea se acercaron algo dudosas, y Sophia tuvo la sensación de que Nora sí había tenido claro lo que Mia había querido decir.

Sopesó sus opciones y supo en el momento que quedarse allí y olvidar lo sucedido no era una opción. Podían haber pasado meses, pero aquello aún hería su orgullo. No se quedaría allí, soportando a Jake Dawson, sus estratégicos comentarios sobre la derrota de Sophia en la selección de jugadores y su mirada altiva por encima del hombro. No se quedaría a oír sus horarios de entrenamientos, sus tácticas de juego o sus maniobras favoritas.

No se quedaría. No cuando todos seguían pensando que estaba loca, que era una mentirosa y que no sabía perder. Que solo quería entrar en el equipo fuera como fuese... Como cualquier Slytherin.

— He olvidado algo —dijo Sophia sin dirigirse a nadie en específico—. Vuelvo enseguida.

Salió por la puerta de la taberna llevándose consigo todo lo que había traído. Como si nunca hubiera estado allí.

Desde su silla, Mia Thomas suspiró y bebió un sorbo de su cerveza de mantequilla. Había hecho lo que había podido, pero sabía, al igual que todos, que Sophia no volvería. Al menos mientras ellos siguieran por ahí.

***

Nora había hecho un intento de seguir a Sophia, pero se había frenado al ver a Andrea quieta. A fin de cuentas, ellas se conocían de antes, aunque no fueran amigas, Nora había oído que compartían clase en el colegio muggle... Ella sabría qué hacer. Seguramente Sophia necesitara estar sola.

Su cabello adquirió el color del césped recién cortado y trató de olvidarse de Sophia y de si había hecho bien o no al quedarse. Escuchó como Cody comenzaba su monólogo sobre las fechas de los entrenamientos en los meses siguientes. Insistió en que no debían relajarse aunque no hubiera partidos ese año, y comentó que había estado planeando un amistoso contra Slytherin para que el equipo no perdiera la práctica.

Para cuando llegó a ese punto del discurso, la cara de Andrea solo expresaba aburrimiento, y Nora se preocupó. Sabía lo que pasaba entonces, lo había visto varias veces en Historia de la Magia. Andrea bebió un sorbo de su jarra espumosa, hizo una mueca y giró la cabeza, buscando a alguien tan aburrido como ella. Alguien con quien pudiera hablar.

Recuerdos del futuro | El Trío de Plata (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora