15. Tienes una hora.

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Una gran nube de denso humo gris se extendió de la nada en la habitación y tan rápido cómo se disipó, las tres brujas pudieron verse de nuevo y apreciar que habían aparecido exactamente en el mismo lugar en el que estaban. Una sensación desagradable, como un escalofrío, las atravesó de arriba abajo, devolviéndolas a la realidad.

Sophia miró a su alrededor aún confusa, y soltó una ligera risa nerviosa.

— Eso ha sido increíble —sonrió. Nora intentó corresponder su sonrisa pero sólo consiguió hacer una mueca.

— Yo no diría increíble —dijo—. ¿Viste ese...animal translúcido? ¿Qué nargles era?

— ¿Qué animal? —preguntó Andrea. Se había sentado en la cama, aliviada de haber salido de aquella realidad tan extraña—. Nora, ¿tú has visto lo mismo que yo?

— Yo... Creía que sí —el pelo de Nora comenzó a adquirir un tono blanquecino—. Estaba en la boda de Fleur, con los Weasley. No entiendo muy bien qué hacía allí, pero eso no importa. El caso es que yo estaba hablando con Ron, y apareció de la nada una especie de lince blanco que hablaba y...

Andrea la interrumpió, dejando escapar un largo y sonoro suspiro de alivio.

— En ese caso, lo que he visto yo no es tan disparatado. Creo que son como alucinaciones sin importancia. Quiero decir... ¿Cuándo habéis oído hablar a un lince, eh? —comentó Andrea, cambiando rápidamente de expresión.

— ¿Y si es un animago? —le preguntó Sophia a Nora, obviando a Andrea.

— No creo, era como luz... Quizás fuera algún hechizo o alguna especie de fantasma extraño. Dijo algo del Ministerio y todo el mundo en la boda se volvió loco... —continuó Nora. No sabía por qué, pero temía pronunciar de nuevo las palabras que el lince había dicho, como si fueran demasiado graves como para que ella las dijese—. Aquello era un caos, todo el mundo corriendo y gritando... Yo no podía moverme por mí misma y era como si hubiese dado un salto en el tiempo.

— Eso también me pasó a mí. En mi visión estaba en casa de mi abuela con mis primos y con Malfoy, pero parecían mayores, y Ellie se había cortado el pelo muchísimo...

— Ya, yo también era mayor —admitió Andrea—. Pero no un par de años precisamente. Estaba hecha toda una cuarentona y tenía una hija monísima.

— ¿En serio? —preguntó Nora, sorprendida. Andrea asintió, y aunque dudó un momento, finalmente les contó todo lo que había visto en aquella casa. O casi todo. Cuando llegó el momento de confesar la identidad del padre de su hija, un nudo en la garganta impidió que hablara. Ni siquiera se atrevió a mencionar que era pelirrojo, por si aquello les daba a Sophia y a Nora alguna pista.

Al terminar, Nora continuó con su historia, y en esa ocasión, incluso repitió las palabras que había dicho el animal.

— ¿Y si tu lince es un patronus corpóreo? —preguntó Sophia. Nora y Andrea la miraron un tanto extrañadas, por lo que Sophia se levantó y buscó entre los libros de su mochila hasta encontrar uno de tapas moradas.

— Lo cogí hace una semana de la biblioteca, pensaba devolverlo hoy —dijo, mientras les mostraba la cubierta. En ella, con grandes letras doradas estaba escrito "El libro de los hechizos". La chica comenzó a hojearlo con rapidez. Casi a la mitad del libro, pareció encontrar lo que buscaba—. Aquí está. Escuchad: «Este antiguo y misterioso encantamiento conjura un guardián mágico, una proyección de todos tus sentimientos alegres. El Encantamiento patronus es complicado, y muchas brujas y magos son incapaces de producir un patronus completamente corpóreo, un guardián que por lo general toma la forma del animal con el que comparten una afinidad muy profunda. Quizá lo sospeches, pero no puedes saber qué forma adoptará tu patronus hasta que consigas conjurarlo» —giró el libro hacia Nora, para mostrarle la imagen de un patronus corpóreo con la forma de un búho que se movía por toda la hoja. Nora hizo una mueca, al tiempo que Andrea se acercaba también a ver el patronus—. ¿Se parece a tu lince?

Recuerdos del futuro | El Trío de Plata (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora