Sentimiento

4.1K 464 335
                                    


Kushina, la pelirroja, caminaba con su guisado en las manos, como la dulce y tierna madre que era.

_ ¡Apresúrate, Naruto! ¡Joder! Vienes con unas calmas._ Volteó a ver a su chaval que estaba varios pasos detrás de ella, no queriendo seguirla, se notaba el fastidio en su carita traviesa.

El mencionado, volteo los ojos en blanco, demostrando su resistencia a ir, pero tenía que. Entraron al barrio Uchiha abarrotada de tanta... tanta ¡gente Uchiha!, era como ver a Sasukes por cada rincón, sólo que también había gente de cabello castaño y no de color negro solamente. Sentía que todos, o al menos la mayoría de la gente los volteaba a ver, no sabía si por curiosidad o por incomodidad o que carajos. ¿Dónde estaba la casa de ese Teme manipulador y presumido? Ya se quería ir a su casa del segundo piso, aunque lo regañara la vecina de abajo por hacer un escándalo cada que ponía su música y los pisotones de sus pasos de baile tiraran polvo hacia el departamento de abajo.

Era mejor que ser observado por todas esas personas, con unas caras que no supo descifrar, de por si le costaba trabajo con la del fastidioso de Sasuke como para quebrarse la cabeza con los parientes de su compañero de equipo.

Caminaron hasta llegar a la mansión Uchiha, se veía muy tradicional y bonita, enfrente de su casa estaban los emblemas Uchihas grabados en una barda, vaya que les gustaba ese abanico, él y su familia no eran tan exagerados, es más, sólo él utilizaba el remolino que representaba a su pequeño clan, sus papis no.

_ ¡vamos! Maleducado, ¡entra!_ Su madre ya estaba de pie frente a la puerta y lo peor, ya había tocado, el rubiales se acercó rápido y antes de que se diera cuenta su Ka-chan le había dado el pastel con carne para que lo sostuviera, justo en el momento que abrían la puerta.

_"que no sea Sasuke, que no sea Sasuke"

_ ¡AH! ¡Hola! ¡Pero que sorpresa!_ Era la mamacita del teme, quien les abrió sorprendida y después alegre._ ¡pasen, pero que bueno que nos visitan!_ Ambos Uzumaki entraron simples._ Me imagino que vienes a ver cómo sigue Sasuke, ¿no es así? , que bonito detalle de tu parte, Naruto-kun._ dijo gentil con su voz tan maternal, veía al doncelito hacia abajo, era el niño más bonito de todos.

_ Emh... ¡le trajimos esto!_ estiró las manos para ofrecerle el presente. La mujer pelinegra cambio su singular mirada de la carita angelical del Uzumaki al plato suculento.

_ No te hubieras molestado, pero es un agradable detalle._ Se lo recibió educadamente._ ¿quieres ver a Sasuke? Está en su habitación, aunque a juzgar por el silencio quizás siga dormido, puedes ir y despertarlo, sólo come y duerme, tu visita le caerá bien._ sugirió con su voz y mirada tan tranquila.

_Yo creo que no, asi estoy bien, gracias._ Dijo con las manos detrás de la nuca y su cara indiferente; entiéndase, los ojillos cerrados como gato igualado. Recibió un empujón de su madre.

_¡Naruto, idiota! No seas irrespetuoso._ Le miro con el ceño fruncido, su chaval no tenía modales cuando se trataba de su camarada de equipo.

_Lo digo porque está dormido, seguro se enojara si lo despierto._ Salvó su propia situación, el muy zopenco.

_ Bueno, tal vez en eso tengas razón, Naruto-kun, a veces Sasuke tiene mal despertar, no siempre pero así es, en eso se parece a su padre._ Respondió comprensiva._ Igual, no los puedo dejar ir tan pronto por tan consideradas molestias, vengan, les hare un poco de té y hablamos un poco, ¿les parece?_ Empezó a caminar a su cocina tan especial, que no estaba tan lejos de la entrada.

_ Déjame ayudarte, Mikoto._ Se apresuró a decir la pelirroja. Su madre era acomedida él no tanto, así que se sentó en el comedor de la cocina a esperar a que las mujeres terminaran con su laboriosa tarea.

Rubí SangranteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora