||Capitulo 1||

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Varios días después.

Abrió los ojos de golpe al escuchar un fruto muy fuerte, paso su una de sus manos por su rostro y volvío a dejarse caer sobre el colchón, contó hasta 10 y cuando terminó su puerta se abrió de golpe.

—Louis, hoy es el día— una pequeña castaña corrió hasta su cama junto a una gran sonrisa y el soltó un leve gruñido.

—Ya lo se, ahora déjame vestirme— suplicó y en un dos por tres la mujer había dejado la habitación

Miro el techo desgastado de la que ahora era su habitación y se puso a repasar todo lo que le había pasado en los últimos días. Empezando por qué no estaba en su mundo, ahora tenía a su versión femenina cerca de él y eso había resultado incómodo en un principio, ahora vivía en la playa y el detestaba la playa, Louise y él habían tomado prestada una cabaña cerca de donde se habían encontrado y hasta ahora no había venido nadie a reclamar que le pertenecía dicha propiedad.

Habían trabajado toda una semana para éste día y es que hoy visitaran a una de esas mujeres que ven el futuro y de más cosas, todo esto era idea de Louise y ella se notaba muy entusiasmada. Louis sinceramente no creía en esas cosas, pero,  ahora esa esa su única opción para buscar una salida de este lugar y volver a su hogar.

Toma una de las pocas playeras que tenía, era completamente negra y sin mangas, sus jeans ajustados como siempre y los Vans que había traído puestos desde que llegó. Lavo su rostro con agua fría al igual que sus dientes y cuando terminó salió de ahí para bajar a la sala donde seguro Louise se encontraba.

***

Miro el reloj en su muñeca y soltó un suspiro, le incomodaba estar en un lugar como ese, y es que todos era raros y el lugar olía mucho a hierbas aromáticas y el fuerte olor a té verde nuca le había gustado, si, era ingles, pero el té no era de sus cosas favoritas.

—Hazz...— hablo una voz cantarína y el levantó la vista hasta conectarla con la pequeña mujer frente a él.

—¿Qué pasa, Harriet?— pregunto desganado y se removió un poco en su silla.

—Es nuestro turno— le dijo junto a una pequeña sonrisa— Vamos — ella se puso de pie y el la acompañó, caminaron juntos hasta una puerta roja que tenía escritas una raras palabras.

La menor tocó la puerta un par de segundos y él espero junto a ella, varios ruidos se escucharon detrás de la puerta para qué después de unos minutos está se abriera de golpe, dejando ver a una joven mujer, quizás solo unos tres años mayor que ellos.

—Adelante— murmuró mirándolos a los dos de arriba a abajo. Él no sabía si la voz de esa mujer le dió tranquilidad o quizás lo puso muy inquieto, pronto la mano de su compañera se posó sobre una de las suyas y el pudo estar más tranquilo.

Entraron en la pequeña habitación y tomaron asiento en los pequeños sillones que estaban, la mujer que vestía de una manera extravagante y con cosas que colgaban de sus ropas les dio una sonrisa cuando se sentó justo frente a ellos.

—Almas gemelas— Murmuró junto a una sonrisa y después volvío a hablar— Hace mucho que no hay un caso como el de ustedes.

Él podía jugar que esa mujer estaba loca, ellos no le habían dicho cual era su problema y ella hablaba como si supiera todo. Harriet tenía los ojos muy abiertos y él la miró con mucha desconfianza.

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