||Capítulo 4||

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Él no lo podía creer, rodó los ojos con fuerza y soltó un gruñido bajo, su acompañante se dejó caer en el respaldo del asiento y soltó un suspiro bastante fuerte.

Miro de reojo al rizado a un lado de él y de un momento a otro su mirada estaba concentrada en el chico que estaba a su lado. El rizado estaba notablemente tenso y tenía los ojos cerrados, pudo observar el ceño fruncido del más alto y sonrió un poco al ver lo lindo que se veía, sus ojos bajaron hasta los labios del más alto y no pudo evitar morder su labio inferior debido a que sintió un cosquilleo recorrer los, los labios contrarios eran a sus ojos muy lindos, eran de un tono rosa tirando a rojizo, eran delgados y rellenos, se veian muy suaves, como un bombón.

Les di un último vistazo y se preguntó; ¿Cómo se sentiría besarlos? ¿Serían tan suaves como se veían? ¿Tendrían algún sabor?

Negó con la cabeza y volteo su mirada a otro lado, escuchó por el altavoces como ordenaba ponerse el cinturón, acató la orden al mismo tiempo que él rizado y trato lo más que pudo hacer contacto con el pero, él chico solamente se acomodó en su lugar y cerró sus ojos.

—¿Sabes? Se que nos conocimos muy mal. Pero, podemos conocernos como se debe— Al terminar de hablar mordió su labio inferior con nerviosismo y espero que el contrario le contestará.

Espero la respuesta por varios segundos y está no llegaba, se acomodó mejor en el asiento y cerró sus ojos resignado a que la respuesta nunca llegaría.

—Harry, me llamo Harry—se sobresalto al escuchar una ronca y pausada voz hablarle. Abrió los ojos y volteó a ver al chico.

—Louis. Harry es un nombre hermoso— al decir su nombre titubeó un poco, al final había hecho un cumplido y su voz parecía haber sonado muy segura.

Harry es un nombre hermoso. ¡Joder! ¿Louis en que pensabas? Estas loco, el pensara que quieres coquetearle.

Él chico lo miraba con los ojos entrecerrados y estaba un tanto desconcertado, sacudió un poco su cabeza dejando de lado esos locos pensamientos y le dió una media sonrisa.

—Gracias, supongo— el chico rizado murmuró un poco incómodo y se removió en su asiento.

Sintió como el avión comenzaba a moverse y cerró sus ojos con fuerza, necesitaba a Louise ahora, necesitaba que ella lo calmara.
Mordió su labio con fuerza al sentir claramente que el avión empezaba a despegar.

—Solo cálmate— escucho y al mismo tiempo sintió como alguien tomaba su mano y le daba un apretón, una mano ajena empezaba a acariciar su mejilla.

—Necesito a Lou — murmuró en un hilo de voz.

—Relajate— la antes demandante voz del chico había desaparecido y había dado lugar a una más suave, el rizado se aferró a su brazo y se recostó sobre su hombro, él no hizo nada para apartarlo, estaba en shock y el que el avión estuviera tomando altura no ayudaba.

Escucho un suave tarareo de parte del contrario y poco a poco se fue relajando, sus músculos dejaban de estar tensos y sus párpados ya no estaba contraídos. Sus ojos se mantenían cerrados y sonrió un poco cuando escucho una suave voz empezar a cantar en un tono bajo.

Tiempo aquel viendo a la distancia,
tiempo fue viendo al interior,
tiempo que no me imaginaba
lo que me perdí.

Aún cuando sus ojos estaban cerrados los sintió muy pesados, se dejó guiar por la suave voz que lo arrullaba. Era perfecto tener al rizado así, no sabía por qué estaban así, pero, le gustaba. Era como si el rizado tuviera el poder de llevarlo a un sueño profundo donde solo pensara en él.

Fátum.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora