||Capítulo 3||

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Miro a su alrededor para distraerse, su vista volvió a su gemela y soltó una risa. Harriet estaba dormida sobre su hombro, habían llegado hace una hora y su vuelo estaba retrasado, Harriet se había quedado dormida hace poco más de 39 minutos, el paso su brazo por los hombros de la chica y ella se acomodó mejor.

Una mujer de edad avanzada se sentó junto a él y le dió una cálida sonrisa, él correspondió por educación y por qué la mujer le brindaba un poco de tranquilidad.

—¿Vuelo retrasado? —pregunto la anciana mientras lo miraba con atención.

— Sí, llevamos una hora esperando— contesto mientras le daba un pequeña sonrisa al finalizar.

—Oh, que tortura. Por cierto, soy Julie — La mujer había dicho su nombre de una forma tan rara, sentía que su alrededor de volvía tranquilo.

— Soy Harry, ellas es Harriet— hablo con tintes de diversión en su voz.

—¿Gemelos? — pregunto con una sonrisa que él podía jurar era entusiasta. Su sonrisa se parecía a la de un niño con juguete nuevo y eso le pareció muy lindo.

— Sí, desafortunadamente— Murmuró junto a una risa. La mujer se puso de pie y se paró frente a él, acarició el cabello de su hermana y lo miro directo a los ojos, tenía unos ojos grisáceos y él podía jurar que esa mujer había mirando hasta su alma.

—Encuentren a sus almas, antes de que sea tarde— la mujer murmuró muy bajo para que solo él pudiera escuchar y se fue. Mordió su labio inferior con fuerza y trato de seguir a la mujer con su mirada, en algún punto él podía jurar que la vio desvanecerse.

No sabía si tenía miedo o si este tipo de cosas ya no le afectaban, su mirada se corrió hasta el asiento que la anciana ocupaba minutos atrás. Mordió su labio nervioso y su mirada viajo a varios lados con una inquietud notable. Tomo el pequeño papel doblado que estaba en el asiento y lo estrujó entre sus dedos.

—Hazzie— susurro sobre el oído de la chica y ella se removió un poco — Vamos, es hora de tomar el avión.

La chica poco a poco se despegó de su cuerpo y paso su mano por su rostro varias veces, le dió una sonrisa somnolienta y el soltó una carcajada al verla.


— Vamos, Harriet— habló. Se puso de pie y escondió en uno de los bolsillos de su pantalón el pequeño papel. Tomo dos maletas y camino unos cuantos pasos y volvió a mirar a su compañera, ella se paró con una mirada resignada y tomo las otras dos maletas, camino hasta su gemelo con cansancio y recibió una risa del más alto, el la abrazo por varios segundo por los hombros y alboroto su cabello con una mano.

Caminaron hasta la puerta que correspondía a su vuelo y antes de llegar él saco los pasajes de avión, le dió a su hermana el que le tocaba y ella lo recibió ya con la visa en mano. El rizado se sorprendió al ver que su gemela tenía todo en orden y se tranquilizó, él esperaba solamente el momento en que su hermana le hablara para decirle que no traía la visa. Sabía que sí eso pasaba el terminaría golpeando a su hermana frente a todos, gracias al cielo su despistada gemela no había olvidado la visa.

Entraron sin ningún problema al avión y Harry estaba más que feliz. Su felicidad acabo cuando escucho a su gemela hablarle.

—Hazz, tenemos los asientos separados— la chica explico mientras revisaba los pasajes y de dió una mirada disgustada.

Eso no podía ser cierto, ¿Cómo no se había dado cuenta antes?. Le arrebató los pasajes a su gemela para verificar la información que ella le había dado y golpeó su frente con la palma de su mano. En el corto tiempo juntos habían aprendido a que cada uno tenía su espacio y lo respetaban pero, también eran muy dependientes entre ellos, se necesitaban en muchas cosas.

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