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-...entonces yo le dije que no, porque el chico era horrible pobre..

-Lena, lo siento, pero de verdad quiero dormir

Estoy en el auto de Lena, tratando de dormir, ya que son las 6 de la mañana, y ella está hablando de algo que no me interesa.

-Aguarda, está es la mejor parte. El chico tenía anteojos y no tenía buen aliento, se parecía a ese primer novio tuyo. ¿Cuál era su nombre? Bueno, no me interesa. Cuestión que se tiro sobre mi y me intento besar. ¿Mar estás escuchando?

-Si si, Lena, pero de verdad que tengo sueño..

-Bueno, Margo no se puede hablar con vos. Anda a la parte de atrás.

Uhh al fin...

Al llegar bajé mi maleta y entre a la casa después de Lena.

-Tu habitación es la de al fondo. Si no te gusta que no tenga ninguna ventana te podes quedar con la mía.

-Gracias está perfecta.

Camino hacia la habitación antes nombrada, y es verdad, solo tiene una ventana y es tan chiquita que no pasa ni un pájaro.
Dejo mi mochila en una silla de por ahí, y empiezo a descargar el bolso. El pijama lo dejo arriba de la cama.

Esta atardeciendo, en la ruta tuvimos que parar muchas veces porque Lena tenía ganas de ir al baño, o hambre, o se tenía que retocar el maquillaje, y al hacer eso tardamos más de lo debido por lo que ahora son las 7:30 de la tarde.

Voy a la cocina por algo de comer, y encuentro unas galletas que compramos en una de las tantas paradas. Vuelvo hacia mi cuarto y me tiro en la cama para ver la televisión.
Después de un rato Lena me avisa que la comida está hecha, y me llevo la decepción de mi vida cuando llego a la mesa y hay un plato de ensalada frente a mi.

-¿Que es esto?- pregunto mirándola incrédula.

-Ensalada de frutos verdes y rojos. Hay que estar en forma para la piscina, mañana viene mi novio y unos amigos, así que no quiero pasar vergüenza con tu cuerpo.

O h. No dijiste eso

-¿Que tiene de malo mi cuerpo?.

-No te ofendas, pero no tienes un cuerpo divino como el mío.-dice llevando el tenedor con un pedazo de lechuga a la boca.

-Lena si vine acá para que te avergüences de mi, entonces no tuve que haber venido. Gracias por la aburrida cena, se me quito el hambre.

Me levanto de la mesa haciendo que la silla haga un fuerte ruido al moverla. Agarro de nuevo mis galletas y vuelvo a mi habitación que tiene dos puertas, una que da al pasillo y otra que da a un baño que dentro de esta, abriendo otra puerta, llego a la cocina nuevamente.

n i g h tDonde viven las historias. Descúbrelo ahora