Capitulo 1. La mejor noche después de todo.

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Capítulo 1. La mejor noche después de todo.

Era un día común y corriente en la denominada nueva Mansión Malfoy. Un par de niños jugaban con varitas de juguete que lanzaban chispitas de colores cada vez que las sacudían. Sus padres charlaban sentados en un sillón, mirándolos de vez en cuando.

— Narcissa es muy hábil —comentó el rubio, Draco Malfoy.

—Sí, por algo es tu hija.

Sonrió ante el comentario de su esposa. Astoria Malfoy sabía que su marido adoraba que lo halaguen, en especial si era respecto a sus dotes mágicos. Se inclinó hacia la mesita ante ellos y tomó una carta, jugó con ella un poco y luego se fijó nuevamente en la mujer.

—Mi madre envió una carta hace rato —Se levanta meneando un poco el papel en sus manos, ella lo imitó luego de unos segundos.

— ¿Me estás preguntando si puedes llevártelos? —Hace un gesto hacia los niños.

— ¿No te molesta? —murmura nervioso.

—En lo absoluto, cariño —sonríe y se acerca para arreglar su corbata, aunque esta estaba perfecta, Astoria quería distraerse para no parecer tan falsa con sus palabras—. Mis problemas con tu madre no se volverán en problemas de mis hijos. Ella está en su derecho de verlos.

—Entonces puedo llevarlos —suspira aliviado y toma las manos de Astoria para besarlas levemente.

—Por supuesto, ¿A qué hora volverán?

—No sabría decirte, ella quiere que nos quedemos para cenar.

En lo que el hombre volteaba para tomar a sus hijos en brazos Astoria apretó los labios. La idea no le gustaba para nada, pero tampoco quería molestar a su esposo. Seguro Narcissa quería dejarla sola para mandar asesinos que la matarían lenta y dolorosamente. O tal vez no. No se podía descartar nada viniendo de Narcissa-madre celosa hasta la tumba-Malfoy.

—Ya deberían ir, ella odia que lleguen tarde —Draco detectó cierta rabia cuando comentó eso.

—Ey —La besa—. Olvida eso, ya pasó. Te amo.

—También te amo.

—Niños, despídanse de su madre.

—Adiós mami —dijeron ellos abrazándola, Narcissa II fue la última en separarse. Astoria se sorprendía a veces porque ambas podían compartir el nombre pero esa niña era todo lo contrario a su abuela.

—Adiós, mis amores —susurró cuando ellos ya se habían retirado.

Quedó sola en aquella enorme sala, de la monumental mansión. Se sentía tan sola. Ella odiaba las mansiones porque mientras más grandes, más se notaba la soledad. Draco era el ostentoso, pero uno todo lo acepta cuando está muy enamorado.

No se notaba a la desdichada Astoria. Su belleza te impedía pensar que podía sufrir. Sin maquillaje, sin grandes joyas adornándola. Ella era una bella mujer, castaña de largo cabello, ojos verde oliva rodeados de gruesas pestañas, sus labios siempre de un tono rosado. Estando seria era digna de una estatua, al sonreír era digna de recordar.

Nadie podría negarse a desearla, siquiera un dios.

***

Ya llegaban las nueve treinta de la noche, Astoria esperaba pacientemente en la sala. Movía sus ojos sobre un libro muggle de historia, del que, claramente, Draco no estaba enterado. Él seguía odiando lo muggle, un poco, no podía simplemente meterlo a su vida de un día para el otro.

Miró la hora. En esos momentos el día de ayer ella ya estaba durmiendo tranquilamente en su cama junto a su esposo. Pero ahora no, gracias a su querida suegra. Sonrió cínicamente y cerró el libro de golpe. Estaba realmente furiosa con el empeño que ponía Narcissa Malfoy al querer separarla de su familia.

Semidiosa y Bruja (S&B1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora